miércoles, 22 de julio de 2015

22 jul: Elegir bandera

EL CUARTO DÍA
          Aquí hay una parada fuerte en las contemplaciones de la vida de Jesús. Se interrumpen y se entra en la dinámica característica de los Ejercicios ignacianos: el momento de plantear LA ELECCIÓN de vida que se desea seguir.
          Arranca Ignacio así: Considerado ya el ejemplo que Cristo nos ha dado para el primer estado de vida, que es de observancia de los mandamientos (viviendo en obediencia a sus padres) y asimismo el segundo estado de vida, que es de perfección evangélica (cuando se quedó en el templo dejando a su padre adoptivo y a su madre natural para entregarse al servicio exclusivo de su Padre eternal), a la vez que vamos contemplando su vida comenzaremos juntamente a investigar y a preguntar al Señor en qué vida y estado se quiere servir de nosotros su divina Majestad. Y para alguna iluminación de ello, en el PRIMER EJERCICIO SIGUIENTE veremos la intención de Cristo nuestro Señor y, por el contrario, la del enemigo de la naturaleza humana, y cómo nos hemos de disponer para llegar a la perfección en cualquier estado de vida que Dios nuestro Señor nos diere a elegir.
          Evidentemente este Ejercicio –lo llama Ignacio: de DOS BANDERAS- tiene su variante cuando quien hace los Ejercicios ya tiene elegido estado. Ahora tocaría elegir lo que mejor sea para vivir de parte de Cristo en la vida que ya tengo elegida.
          Oración preparatoria, muy necesaria cuando se entra en estos ejercicios que van a realizarse y que requieren mucha introspección. Y siempre se ha de buscar lo que más conduce a agradar a Dios, servirlo, alabarlo y reverenciarlo.
          Historia: Está planteada en plano bélico porque de hecho es una lucha que se libra dentro del propio ejercitante. La historia es que Cristo nos quiere y nos llama a todos para que militemos bajo su bandera. Lucifer, al contario, debajo de la suya.
          Composición de lugar: Un gran campamento en la región de Jerusalén (=“ciudad de paz”) donde el sumo capitán general de los buenos es Cristo nuestro Señor. Otro campamento en la región de Babilonia (=“confusión”), donde el caudillo de los enemigos es Lucifer.
          [Ya se están apuntando datos muy significativos].
          PETICIÓN conocimiento de los ENGAÑOS del mal caudillo, y ayuda para guardarme de ellos, y conocimiento de la VIDA VERDADERA que nos muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para imitarle.
          PUNTO PRIMERO
          Imaginar como el caudillo de todos los enemigos está como si tomase asiento (= inestabilidad, inseguridad, falta de asiento…) en Babilonia, en una especie de cátedra grande de fuego y humo (ostentación, confusión, oscuridad), en figura horrible y espantosa (=demoníaca).
          PUNTO SEGUNDO
          Llamamiento que hace a innumerables demonios, a los que esparce por ciudades de todo el mundo, no dejando provincias, lugares, estados ni personas algunas en particular. (Sutilidad de la tentación que no deja títere con cabeza).
          PUNTO TERCERO
          Su discurso exhorta a echar redes [trampas, cepos ocultos y engañosos] y cadenas, de manera que primero tienten de codicia, como suele ser comúnmente, para que más fácilmente lleguen a la vanagloria mundana y después a crecida soberbia. Y de esos tres escalones induce a todos los otros vicios. (La red engaña, coge desprevenido; una vez caído en la tela de araña, vienen las cadenas de las que es más difícil librarse).
          Observar que no se está tentando de pecado. A estas alturas se supone al ejercitante con aborrecimiento del pecado y el desorden, y por tanto no caería en esa trampa tan visible. La tentación ahora es sutil. De algo que no se ve malo a primera vista (=redes). Luego, atrapados en la codicia, ya es más fácil la cadena de las honras mundanas y la soberbia… Pero a eso se llega desde el engaño sutil primero.
          El ejercitante, ya en este momento de ejercicios en que busca el seguimiento de Cristo debe estar muy atento, porque él puede caer en las “redes”. El problema no está  “fuera”; el problema ESTÁ DENTRO, EN ÉL MISMO, y le puede desviar de sus grandes deseos.

          Me voy a detener aquí. Lo que sigue es muy importante para dejarlo a la cola. Queda en qué pensar. Lo dicho “abre boca”, y es muy bueno para contemplar.

3 comentarios:

  1. Liturgia
    Un día que no sabe uno por dónde elegir. La coherencia me pide seguir la lectura continua. La inclinación me llevaría a centrarme Santa María Magdalena
    Soy coherente y me quedo en la lectura continua: el pueblo liberado de los egipcios (Ex 16, 1-5, 9-15) avanza ya por el desierto, siguiendo las instrucciones de Moisés. Es natural que el desierto les priva de lo más esencial: el alimento básico: pan, carne… Y el pueblo, que fácilmente protesta a Moisés por haberlo sacado de Egipto, aquí se queja con toda razón. Moisés habla con Dios y Dios da respuesta enviando sobre el campamento una bandada de volátiles tan numerosa que hay comida para los 600,000 liberados de Egipto. Y por la mañana la escarcha, al secarse, deja un polvo con el que pueden hacerse sus panes. Dios los ha liberado, y ahora los acompaña. Dios no falla.
    El evangelio (Mt 13, 1-9) es la riquísima parábola del Sembrador, que nunca se agota en la reflexión del que medita. Porque cada cual puede verse reflejado en la parábola, sobre todo si no se queda en una división maniquea de buenos y malos sino que se examina a sí mismo y descubre la facilidad con que cae uno en la trampa del “sí pero no”, del querer y no hacer, del “querría” pero… Que ninguno estamos libres de tener aspectos de tierra dura, de poca raigambre, de muchas farfollas…

    Coherente…, pero dejándome llevar por la inclinación abordo también el tema de María Magdalena. La liturgia ofrece dos opciones de 1ª lectura. Una está tomada del libro del amor del Antiguo Testamento: El Cantar de los Cantares. (3, 1-4). Una frase sola ya encierra toda la biografía de Magdalena: “He hallado al amor de mi alma; le tengo y no lo dejaré”, que se cumple al pie de la letra en el evangelio: Jn 20, 1-2, 11-18): María aferrada a los pies de Jesús, al aparecérsele resucitado.
    La otra opción arranca desde la 2º a los Corintios (5, 14-17), en que expresa Pablo: “Nos apremia el amor de Cristo”. Exactamente se cumple en Magdalena. Pecadora rescatada por el amor y la acogida misericordiosa de Jesús, encuentra la respuesta en aquella mujer volcada ya al servicio de su salvador. Y que halla su recompensa en ser la primera que vio a Jesús resucitado.

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  2. Ana Ciudad5:45 p. m.

    PERFECTO DIOS Y PERFECTO HOMBRE."El Evangelio de este dia,la parábola del sembrador,nos enseña cómo la semilla cae en terrenos muy diferentes.Muchos viven alejados de Dios,quizá por ignorancia,pero que han cultivado esas disposiciones nobles y honradas que son las virtudes naturales,están bien dispuestos para recibir la semilla de la fe,y a su tiempo dar una crecida cosecha; el comportamiento humano es el punto de apoyo del edificio sobrenatural.
    Jesús no sólo formó a sus discípulos en las virtudes sobrenaturales sino que los instó a un comportamiento social en la sinceridad,en el trabajo,en la comprensión , en la nobleza ;exigió a todos la perfección humana encerrada en la ley natural
    Él siendo Dios se manifestó profundamente humano.Vestía al uso de la época,se comportaba según las costumbres del lugar;lloraba,ordenaba,se enfadaba,sentía sueño y fatiga setía hambre y sed angustia y alegría.Era Dios y gustaba llamarse HIJO DEL HOMBRE.
    Tanta importancia le dio Jesús a las virtudes humanas que llegó a decir a sus discípulos :"si no entendéis las cosas de la tierra ¿cómo entenderéis las celestiales?
    Los cristianos hemos sido llamados a ser hijos de Dios y para alcanzar esta meta hemos de vivir como hombres y mujeres cabales,y para imitar a Cristo,es necesario ser muy humanos y así siendo plenamente humanos , llevamos camino de ser plenamente hijos de Dios.

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  3. María Magdalena es el modelo de los que buscan a Jesús; es una verdadera discípula misionera; el Señor resucitado la ha llamado por su nombre y la envió con un mensaje a los Apóstoles.También el Señor nos llama por nuestro nombre y nos pregunta a quién buscamos, que nos está faltando y por qué estamos tan tristes...¿Sabemos nosotros reconocer a Cristo?. Él está con nosotros; está con nosotros cuando tenemos la sensación de que todo está perdido; quizá sólo por culpa nuestra, porque no nos hemos acordado de recurrir a Él...No es tarde, en lo sucesivo, volvámonos hacia Él, dejémonos consolar por Él, dejémonos amar por Él, que el Amor tiene la última palabra, y, allí que era una pura tiniebla, aparecerá la Luz de la vida. Unidos a Santa María Magdalena podremos dar un buen testimonio de Cristo resucitado y de todo lo que Él hizo y enseñó.

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