lunes, 27 de julio de 2015

27 julio: GRADOS DE AMOR

Un paso muy ignaciano
          Hemos tocado dos puntos fundamentales: los criterios de “la bandera de Jesucristo” (el evangelio) [contemplación para clarificar el entendimiento sobre el camino de Jesús. Y hemos hecho un test de la voluntad que nos haga situarnos ante la sinceridad profunda de nuestras posibles decisiones.
          Pero la vida ante Dios no es “de pensamiento” y “de codos”. La vida ante Dios es TEMA DE AMOR.
          Y San Ignacio propone que no en meditación como tal sino como puntos de consideración que tienen que invadir los días que quedan por delante… (un “ambiente” donde desarrollarse los diferentes temas que se irán presentando), el ejercitante tenga ante los ojos diversas formas de respuesta que se le ponen por delante. San Ignacio lo llama “maneras de humildad”, que lo mismo puede traducirse en “grados de amor”, en formas de respuesta según la idea de Dios que prevalezca en el ejercitante.
          Dice Ignacio: antes de entrar en elecciones, para inclinarse a la verdadera doctrina de Cristo, es muy útil considerar y advertir en las tres manera de humildad, considerando en ellas a ratos por todo el día y asimismo haciendo los coloquios…
          PRIMERA HUMILDAD
          Necesaria para la salvación eterna. Que así me sitúe humilde ante Dios nuestro Señor que –en cuanto a mí me sea posible- esté en actitud obediente EN TODO a la Ley de Dios. De forma que aunque me hiciesen dueño de todas las cosas creadas en este mundo, ni siquiera por salvar la propia vida me ponga a deliberar si puedo quebrantar un mandamiento divino o humano que me obligue bajo pecado mortal. Es un “grado” que está más que supuesto en este momento de la vida del ejercitante. Aunque no está de más planteárselo, para afianzarlo como actitud si género de duda.
          Lo traduciríamos en el “antes morir que pecar”. Es la historia de los mártires o no mártires que estuvieron dispuestos a morir si llegara el caso, pero nunca dudar si saltarse la voluntad de Dios, expresada como materia de pecado mortal.
          Es lo básico y esencial. Y que a estas alturas de los ejercicios debe darse por alcanzado. Algunos comentaristas lo ponen como la relación de criatura con su Creador.
          SEGUNDA HUMILDAD
          Más perfecta que la primera, es ya la que sale del Principio y Fundamento, que fue el punto de partida de los Ejercicios. Ya no es aquello de “es menester hacerse indiferentes”, sino que se supone alcanzada ya la tal INDIFERENCIA, o equilibrio afectivo en el fiel de la balanza: estar en tal punto que no quiero ni siento más inclinación a tener riquezas que pobreza, a querer honor o deshonra, a desear vida larga o corta, si una cosa u otra es de igual servicio a Dios nuestro Señor y salud de mi alma.
          Y ni por todo lo criado, ni aunque me quitasen la vida, me ponga a deliberar sobre hacer un pecado venial.
          Queda muy claro que hemos dado un gran salto, y que ese salto debe presuponerse ya en el ejercitante que ha llegado hasta aquí. Lo que es materia de reflexión muy fuerte.
          Muy para pensar. Porque el pecado venial es muchas veces poco tomado en consideración y muy fácil de “tragarse” en la vida diaria.  Aquí se trata del mismo martirio por no ceder ni en la materia del pecado venial. Y esto son ya palabras mayores que no hay más remedio que considerar seriamente: ¿de verdad estoy en este grado de amor?
          Los comentaristas ponen aquí que la relación que se pide es el amor de un hijo hacia su Padre.
          TERCERA HUMILDAD
          No es un salto lógico. Es un salto que sólo es posible desde el amor enamorado hacia la persona de Jesucristo. Incluye la primera y la segunda, como es natural. Ahora siendo igual alabanza a Dios y gloria de su Majestad, quiero y elijo más pobreza que riqueza, oprobios con Cristo lleno de ellos que honores; y deseo ser estimado por vano y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, que por sabio o prudente de este mundo.
          Hemos llegado a la locura de amor. Cristo lo hizo…, pues yo lo tengo que hacer. Él eligió esa vida…, yo elijo identificarme con Él. Es por tanto el verdadero amor de un enamorado. No necesita ni que sea necesario. El amor no entiende eso.
          NOTA: Así para quien desea alcanzar esta tercera humildad ayuda mucho hacer LOS TRES COLOQUIOS, pidiendo que el Señor le quiera elegir para esta tercera mayor y mejor humildad, PARA IMITARLE Y SERVIRLE MÁS, si fuera igual o mayor servicio y alabanza de su divina Majestad.

          Añade el Cardenal Newman: “que al menos, cuando llegara esta situación, estemos preparados para acaogerla”.

2 comentarios:

  1. Liturgia
    Moisés ha recibido de Dios los DIEZ MANDAMIENTOS (Ex 32, 15-24, 30-34) esculpidos en dos tablas de piedra. Bajando del monte oyen fiesta en el pueblo. El pueblo, viendo la tardanza de Moisés y necesitando hacer –de alguna manera- “visible” su relación con Dios, se ha construido un becerro de oro. No tenían la intención de crear in ídolo, pero estaban completamente en contra del plan de Dios: que no representen en imágenes a Dios. Moisés se indigna, rompe las tablas, tritura el becerro y echa al río los restos. Luego, en un gesto arriesgado de confianza con Dios y de celo por su pueblo, dice a Dios: O perdonas al pueblo o me borras del libro.
    El evangelio son las dos pequeñas y conocidísimas parábolas del grano de mostaza y de la levadura (Mt 13, 31-35). Deja Jesús en claro que el Reino –la iglesia- no va a ser de grandes alharacas sino de pequeñas consecuciones: como el grano de mostaza que siendo lo más pequeño entre las semillas, origina un arbusto donde anidan los pájaros. O la levadura que un puñado esponja toda la masa. Es una llamada muy importante a cada creyente en Cristo, porque cada uno hemos de ser esa levadura que de vida a su alrededor.

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  2. Ana Ciudad6:03 p. m.

    La levadura sólo actúa cuando está en contacto con la masa.
    Cómo fieles corrientes,sin excentricidades,podemos mostrar lo que significa seguir de cerca a Cristo.Nos han de conocer como personas leales ,sinceras,trabajadoras,alegres,Nos hemos de comportar ejemplarmente en la vida,cumpliendo con rectitud nuestros deberes y actuando serenamente ,como hijos de Dios.
    Nuestra vida con sus flaquezas,debe ser una señal que lleve a los demás a conocer a Cristo."por este camino se llega a Dios" deben pensar al ver nuestra vida coherente con la fe que profesamos.

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