miércoles, 15 de julio de 2015

15 julio: CONOCER INTERNAMENTE

La PETICIÓN de la “2ª semana”
          Con la contemplación del Rey hemos entrado en la llamada “2ª Semana” de los Ejercicios. A través de esta semana se repetirá múltiples veces la PETICIÓN CONOCIMIENTO INTERNO DEL Señor, que por mí se hace hombre, para que más lo ame y lo siga.
          Dado que debe ser una pieza clave de estas contemplaciones, dediquemos un día a saber qué pedimos en esa súplica.
          Conocimiento interno.
          Interno a mí, e interno en Él. Que me penetre a mí en el fondo del alma, que lo penetre a Él en sus íntimos pensamientos y sentimientos.
          Conocimiento interno a Jesús. “Conocer” bíblico, que no es el que se tiene con el entendimiento, sino lo que se encierra en el “conocer un marido a su esposa”, que es una profundidad absoluta en que dos se hacen uno…, se funden en una sola cosa.  A Jesús, pues, no se le conoce de corrida. Hay que orar mucho y penetrarle dentro para que sus gustos o rechazos, sus preferencias y sus reacciones, y cada movimiento de sus ojos –por decirlo así- lo lleguemos a captar a base de observarlo en actitud orante. Los sentimientos de su Corazón son la gran radiografía de su Persona. Hay que buscar descubrirlos en cada contemplación evangélica.
          Conocimiento interno a mí: que me entre en las entretelas del alma; que me coja por dentro; que me entusiasme, que me embriague con la contemplación de la Persona de Jesús, con sus detalles… Y que me penetren hasta hacerme vivir sus mismos sentimientos y tener sus mismos criterios y gustos.
          Del SEÑOR. Damos el salto. No es sólo pensamientos y sentimientos de Jesús. Son los sentimientos y pensamientos del Señor…, del Resucitado, de Dios. Vamos a intentar llegar a captar el sentir de Dios, el deseo de Dios, el gusto de Dios. En la contemplación del nacimiento –ya lo veremos- hay un punto que hace sentir muy expresamente esta extensión del “conocimiento del Señor”
          Que POR MÍ se ha hecho hombre. El Señor se ha hecho hombre POR MÍ. Ha sido todo el amor de Dios puesto en mí y para mí. Y cada paso que podemos ir descubriendo a través de las contemplaciones del evangelio, ha de haber una clara referencia a mí, al amor de Dios hecho hombre por mí, en la Persona de Jesús.
          Para que más lo ame. Lo primero que hace falta para llegar a amar es conocer. Si nuestro conocimiento se hace penetrante –como ha quedado dicho-, estaremos en condiciones de mejor amar. Porque estamos conociendo al que es Bueno por naturaleza, al que es el hombre de los mejores sentimientos, al que de tal manera Él ha amado que me derrite el alma cuanto más profundizo en su conocimiento. Conocido el que es el mejor de todo hombre (y que es Dios lleno de bondad), no puede haber otra reacción normal que la de un amor que crece y crece al más y más, hasta el enamoramiento, hasta volcar el alma en esa persona y no poder ya separarse de ella. DE ÉL.

          Y lo siga. Es el desemboque normal de ese enamoramiento. De tal manera me arrebata Jesús, el amor de Jesús a mí, el mío de respuesta a Él, que se produce un imán que atrae, y que mueve a SEGUIRLO. Y seguirlo es mucho más que irse detrás… Es querer poner los pasos en sus pasos, vivir con Él y al modo de Él, y que al paso de un poco de tiempo ya no se pueden querer los gustos propios y las formas propias (tan propias del amor propio), sino que se quiere entrar en su órbita e imitarlo en su vida y precisamente en aquello que más le distingue y que mejor expresa el amor que Él nos tiene.

2 comentarios:

  1. Liturgia
    Aunque que a saltos muy largos en la historia (Ex 3, 1-6; 9-12), tenemos a Moisés que –sin saberlo- se encamina al proyecto de Dios. Moisés va conduciendo al rebaño en las faldas del monte Horeb y Dios se le manifiesta en una llamarada. Moisés quiere saber qué es aquello y se dispone a subir al monte. Allí lo esperaba Dios: No subas; descálzate, que pisas terreno sagrado”. Con una belleza extraordinaria se presenta el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob (el Dios soberano de los Cielos que lleva en su palma la historia de aquel pueblo hebreo), le dice a Moisés: El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios”. La historia de aquel pueblo no es ajena a Dios; Dios no está lejos ni ausente. En medio de la otra historia humana de tiranía y opresión, “el clamor del pueblo ha llegado hasta Dios”. Por eso, ahora vete a liberar a tu pueblo: Yo estoy contigo; y la prueba de que lo harás es que vendréis a este lugar a rendir culto a Dios.
    El Evangelio Mt 11, 25-27 tiene mucha más enjundia de la que parece. Es la continuación de cuanto hemos ido viendo en los días pasados. Y lo que hemos tenido en esos días –instrucciones de Jesús a sus apóstoles enviados a misión- no ha sido nada fácil ni atractivo al sentir humano. Ahora Jesús eleva a Dios su acción de gracias…: Te bendigo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque ESTAS COSAS las has revelado a la gente sencilla, y quedan escondidas a los sabios y entendidos.
    El tema, en su contexto, es mucho más serio de los que parece. “ESTAS COSAS” –las que han quedado dichas anteriormente- son las que entienden los humildes, los que son capaces de dudar de sí mismos, los que son capaces de admitir que necesitan replantearse su vida a la luz de ESTAS COSAS que Jesús ha ido exponiendo. Y Jesús dará la pista de que conocerlo a Él no es cosa de esfuerzos humanos sino de mucha oración, porque a Él sólo puede conocerlo aquel a quien el Padre lo revela. Y el Padre revela muchas cosas… Lo que hace falta es tener el alma abierta a acoger lo que Dios revela. Mucha oración y mucha interiorización.

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  2. Jesús nos revela quién es Él y cómo es el Padre. Jesús es el Rostro de Dios.En Él y a través de Él podemos sentir el abrazo del Padre si le abrimos el corazón ¡Seamos sencillos y humildes y acojamos el Don de la Fe! ¡Extasiémonos de puro gozo reconociendo la misericordia y el Amor de Dios.No importa que por nuestra criaturidad no podamos entenderlo todo; admitamos el misterio como un regalo. Si somos sencillos, podemos dirigirle al Padre, plegarias de alabanza y de acción de gracias y descubrir que pasa por nuestra vida, confiar en Él y abrirnos más a la Fe..

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