jueves, 30 de julio de 2015

30 julio: La "REFORMA"

La “REFORMA”
          A los que ya tienen hecha su elección definitiva y no mudable –por ejemplo en una vida de matrimonio, o en una vida consagrada- no se les propone “elegir” sino REFORMAR, porque la elección está hecha pero las realidades diarias no responden con plena coherencia a esa elección. Lo que tienen que hacer es ENMENDAR. Y para ello enfrentar muy abiertamente su vida con un deseo de alabanza de Dios y salvación (=salud llena de su vida).
          Para venir a eso deberán seguir los pasos de la elección, rumiando mucho para ver lo que debe mejorarse, no buscando otra cosa que la alabanza de Dios. Porque piense cada uno cuánto más aprovechará en todas las cosas espirituales, cuanto salga de su amor propio, su querer propio y su interés propio. Expresión de mucho calado porque plantea de frente el gran enemigo que hay en el amor propio y en vivir la vida buscando sacar adelante el propio querer y el interés personal. Son los enemigos sutiles de toda buena voluntad, y enseñan esa especie de tules de la vida que no llegan a parecer importantes…, que casi no se ven…, pero que de hecho están impidiendo dar el paso que hay que dar. El conjunto de esas rémoras sutiles por las que pasan los años sin que el sujeto dé esos pasos necesarios para ser verdaderamente libre. Y por el temor a ser desgraciado, permanece siempre miserable. Y no estoy hablando de mala vida sino de la vida mala de quienes arrastran su limitación y defecto sin abordarlo nunca.
          De ahí que proponga yo la RE-ELECCIÓN porque en los casos de elección ya tomada…, de género de vida ya definido, no hay por qué plantear una elección como tal. Puede quedar corta una Reforma porque se arrastran demasiadas corruptelas. Hay que afrontar una Re-elección: un decir: Si yo naciera de nuevo no podría elegir una vida tan pobre de respuesta como la que estoy viviendo. Es el caso –más de una vez- del que se arrepiente de haber abrazado un modo de vida, que si naciera de nuevo no lo abrazaría.
          Pues queda una de dos: o una elección que planteara el abandono (cuando se puede plantear: vida consagrada), o un volver a empezar con muy distinta actitud: caso del matrimonio. Plantearse profundamente las actitudes del amor propio, de las ideas propias, de los enfoques propios…, que son las causas del mal funcionamiento de la convivencia.
          Y cuando no se está en ninguno de esos casos ya definidos sino que son personas que andan por los ribetes que pretenden una forma de perfección, también debe plantearse si merece la pena andar orillando la verdadera actitud de servicio de Dios, o si debe RE-ELEGIR lo que fue su sueño de otros tiempos: señalarse en el buen servicio de Dios y su proyección con el prójimo. Eso lleva consigo una honda REFORMA de su vida, volviendo al Principio y Fundamento. Porque sería absurdo aspirar a más si aquellas bases esenciales se han quedado cojas.

          A un ejercitante que se ha encontrado ante Cristo Crucificado, o ante la llamada de Jesús, y su bandera, y que ha visto que la vida cristiana es cuestión de amor personal a Jesucristo…, no le puede quedar ese absurdo en su vida. Necesita una decisión nueva para volver al amor primero y reformar o re-elegir. Evidentemente esto está pidiendo una vida interior capaz de interiorizar para entrar en los recodos y pliegues de su alma, ahí donde pueden anidar muchos engaños y sutiles escondrijos en que se refugia el YO para sacar siempre la cresta adelante.

3 comentarios:

  1. Liturgia
    Ex 40, 14-19, 32-36 presenta dos momentos: uno es la construcción del Arca, en la que se deposita el “Documento de la Alianza”, las Tablas de la Ley, cubriendo el Arca con la Cortina que separase ese ámbito sagrado. Entonces la nube de humo, que manifestaba la presencia de Dios –la gloria del Señor-, cubrió el santuario.
    La marcha del pueblo por el desierto está dividida en etapas que quedaban marcadas precisamente por esos tiempos en que la nube cubría el Santuario, pues entonces todo se detenía porque Dios se había hecho presente a la vista de todo el pueblo de Israel.
    El evangelio (Mt 13, 47-53) expresa esa realidad del Reino que llama a todos pero a la hora de la verdad unos son aptos y otros no. Los peces buenos son recogidos; los malos son devueltos al mar. También nos vale como discernimiento de nuestros actos: en la vida vivimos en medio de muchas cosas. Pero hemos de saber distinguir y discernir. Lo bueno, acogerlo. Lo malo, dejarlo, rechazarlo.

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  2. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!
    Hoy el Señor nos avisa: es un llamamiento a la conversión. Debemos apreciar la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo y elegir siempre lo bueno, lo que agrada a Dios. Cuando optamos por ser buenas personas, por Dios, por el bien de todos y la caridad, Dios está satisfecho; porque , dentro de nuestras limitaciones, tratamos de usar correctamente nuestra libertad y Dios nos da la oportunidad de caer en su red y ser alimento de vida para los demás. Él valora nuestras buenas obras y nos invita a su Reino que comienza ya en la tierra, y se potencia en el corazón del hombre y se disfruta ya por toda la eternidad. Ser santos y pertenecer al grupo de los justos debe ser nuestro objetivo. Si escuchamos la Palabra y seguimos las pautas del Evangelio, se despertará en nosotros la necesidad de servir, amar y alabar al Señor...si no somos unos impíos, no experimentaremos los llantos y el crujir de dientes de los condenados.

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  3. Ana Ciudad5:29 p. m.

    Desde el momento de la Encarnación podemos decir que Dios está con nosotros,con una presencia con una presencia personal ,real, y de una manera que es exclusiva de Jesucristo´.
    Jesús está presente en nuestros Sagrarios con independencia de que muchos o pocos se beneficien de su presencia inefable.Desde allí ,Él nos invita a que nos acerquemos,a buscar fuerzas, a decirle lo mucho que le echamos de menos,lo mucho que le necesitamos.
    Junto al Sagrario aprendemos a amar;allí encontramos las fuerzas necesarias para ser fieles,el consuelo en los momentos de dolor.Él nos espera siempre y se alegra cuando nos acercamos,aunque sea por un tiempo corto.Desde el Sagrario Jesús nos conforta con el calor de su comprensión y amor.Junto al Sagrario cobran diariamente su más plena actualidad aquellas palabras del Señor: "Venid a Mí todos los que andáis cansados y agobiados,que YO os aliviaré.

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