viernes, 21 de noviembre de 2014

21 nvbr._ Jesús consecuente con lo que enseña

ESCUELA DE ORACIÓN hoy.
TEMA: Jn 4,46-54
En el Salón de ACTOS de los Jesuitas (MÁLAGA)
 A las 5’30 de la tarde.
CON EUCARISTÍA

        El valor de la Palabra de Jesús
        Hasta aquí, la revelación del libro del Apocalipsis había hablado del pasado.
        Ahora –[10. 8-11]- la profecía empieza sobre el futuro.
        Es casi repetición de otro texto bíblico de Ezequiel.
        Se da al vidente un libro pequeño abierto: o sea, público..., que se puede dar a conocer a los creyentes. Jesucristo es “el ángel” que habla y da el rollo.
        “Dulce al paladar”, porque revela la misericordia de Dios, su amabilidad, su justicia divina bondadosa.
        La amargura interior, el ardor que produce, es la degradación moral de las gentes, su dureza, la ineficacia de los esfuerzos de la predicación, el sufrimiento de los pecadores, la maldad de los que no se convierten..., los odios...
        Cabe también otra visión del texto más directamente aplicable a la vida nuestra: el Evangelio es dulce al paladar. Entra con dulzura, devoción, gusto espiritual. Se medita y agrada. Pero…, es agrio de vivir porque es exigente y no da cuartelillo. “O conmigo a contra mí”. Y eso no suele ser muy atractivo.
        Pues hay que profetizar todavía para que muchos oigan lo que el Evangelio dice y lo que el Evangelio pide.
         
Lucas presenta, sin dramatismos especiales la expulsión de los mercaderes del Templo. Narra más el hecho que lo que hace Juan en un tono profético y llamativo.  En Lucas no hay ni cordeles ni malos modos. En Lucas encontramos una figura más acorde de Jesús, más al estilo de Jesús. Juan aprovecha el relato para decir de una vez muchas cosas, y entonces va más a lo pedagógico que a lo objetivo. Quien lee a Lucas ve una situación muy acorde con el modo habitual de proceder de Jesús.
            Se  ha encontrado con aquella explanada del templo convertida en una venta ambulante, que era –para ser más ofensiva la cuestión- propiciada por los dirigentes del templo para sacar unos beneficios económicos a propósito del Templo.
Y Jesús entra y ve aquella profanación y se pone a echar a los vendedores (que bien sabían, por otra parte- que su sitio era en las afueras y los aledaños del Templo, y no dentro. Y les expresa el sentimiento que le provoca aquel abuso: “Mi casa es casa de oración” pero vosotros la habéis convertido en una “cueva de bandidos”. [Por una parte, citaba una expresión bíblica; por otra, ¿Los “bandidos eran los vendedores, que hacían su negocio pagando sus alquileres, o aquellos dirigentes que lo permitían por lucro, siendo –como eran- los guardianes de lo sagrado del Templo?  Ese era el dolor de Jesús.
Jesús enseñaba todos los días en el templo, CASA DE ORACIÓN. Los sumos sacerdotes y los doctores de la ley y los senadores del pueblo no tenían argumentos para callar o responder a Jesús, porque Jesús llevaba razón. Pero les era un incordio. Y con el muy conocido estilo judío –de entonces y de ahora y de siempre- lo que intentan es quitar de en medio a Jesús. Es su procedimiento de siglos.

Pero se encontraban con que Jesús era admirado por las gentes y –aunque les rechinaban los dientes- no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus palabras.

2 comentarios:

  1. Tengo hoy delante en el Evangelio la narración de San Lucas de la expulsión de los "vendedores" del Templo, un episodio que es narrado por los cuatro evangelistas. En este caso se centra en el hecho y no en los detalles. Si ayer contemplé como "Jesús llora", hoy veo que Jesús realiza un acto que yo llamo "enfado". Jesús está molesto con la actitud de ciertas personas en el Templo y literalmente los echa fuera. Intuyo que no todo el mundo está dispuesto a aceptar que Jesús sea capaz de realizar esto, pero es totalmente normal, porque Jesús es humano y totalmente justo. Siente indignación porque unas personas hagan del Templo una plaza pública, ya que el Templo es lugar de oración. En mi caso, diría que es también lugar para celebrar los Sacramentos. Por eso se que en el Templo hay que guardar una compostura, y procurar no molestar a los que están dentro orando. Más de una vez he sentido ganas de decirle a un turista o a otras personas, que deje de hablar por teléfono, o que deje las fotos para más tarde, pero me he callado. Algún día me voy a levantar, sobre todo si me dejo llevar por el ejemplo de Jesús en el día de hoy, que respeta mucho el Templo. Eso pienso, pero luego digo, mejor no, que hagan lo que quieran, yo no me puedo concentrar en la oración y me han molestado bastante pero ahí me quedo prudente o cobarde. No te metas en lios.

    A veces se prefiere pensar que Jesús actuaba sólo como Dios, pero no es así, también actuaba como hombre justo, porque lo es.

    ¿Cómo trato el Templo al que voy?
    ¿Cual es la actitud que debo tener si veo que alguien convierte el Templo en Cueva de ladrones?

    Este episodio es incómodo. Mejor sólo lo espiritualizo y me dedico a cuidar mi Templo interior, que también existe. ¿Lo habré convertido en cueva de ladrones?

    ¿Que actitud tengo? ¿Cómo son mis pensamientos?
    ¿Que hay dentro?

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  2. Ana Ciudad3:53 p. m.

    Gran parte de las prescripciones que el Señor comunicó a Miosés en el Sinaí,tienden a fijar hasta en sus detalles la dignidad de todo lo que hace referencia al culto.Sñala cómo ha de construirse el arca, los utensilios,el altar,las vestiduras, las fiestas que deben guardar,las funciones sacerdotales.....
    Estas indicaciones muestran que las cosas sagradas están unidas a la Santidad divina
    Jesucristo subrayó esa enseñanzas con un espíritu nuevo.Precisamente el "celo por la casa de Dios",constituye una enseñanza central del Mesías,que Cristo realiza al arrojar enérgicamente a los mercaderes del Templo;y en su predicación insistirá en el respeto con que deben tratarse los dones divinos;en ocasiones con expresiones muy fuertes:"no deis a los perros las cosas santas,no echéis vuestras perlas a los perros."

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