martes, 11 de noviembre de 2014

11 novbre: BAJANDO AL CONCRETO

El “concreto” y mucho más  
          La amplia lectura de la carta de San Pablo a Tito (2, 1-8, 11-14) me hacía pensar esta mañana. ¿Cómo acogerían hoy nuestros fieles cristianos a un predicador que fuera haciendo referencias tan concretas como esta carta hace a los ancianos (que sean serios y sobrios) a las ancianas (que no sean chismosas”; a las jóvenes (“que amen a sus maridos…, moderadas y púdicas”), a los jóvenes (sean de ideas justas y modelos de buena conducta)?
          ¿Cómo se acogería hoy, en la era del endiosamiento (incluso en lo “espiritual”) que hubiera quien dijera las cosas tan directas y tan a las claras y concretas? ¿No es que preferimos las formas de “mantequilla” y que nadie se meta en cosas de nadie? Y sin embargo tenemos la misma Palabra de Dios que actúa de otra manera.
          ¿Y por qué de otra manera? Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres enseñándonos a renunciar [¡que palabra más poco “moderna”!] a la vida sin religión [sin referente superior que sirva de metro-patrón…; Dios y los principios de Dios], y renunciar a los deseos mundanos [¡…!], y a llevar ya desde ahora una vida SOBRIA, HONRADA, RELIGIOSA [en conexión directa con Dios, como punto de referencia esencial]…  Realmente Pablo no está “en este mundo”… ¿Cómo se puede decir eso ahora, que hemos llegado a “supremo Siglo XXI?
          Pues lo dice con toda fuerza porque aguardamos la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, JESUCRISTO. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras. Experimenta uno una ráfaga de oxígeno en medio de la realidad que vivimos. Y se experimente también como una nostalgia o un temor de si hoy hay muchos que entiendan esto y estén dispuestos a vivirlo y hacerlo realidad, o si un mundo actual ha metido la cabeza bajo el ala para no enterarse siquiera de la misma Palabra de Dios –del camino de Dios- que sigue vigente y exigente.
          El evangelio (Lc 17, 7-10) es enseñanza directa de Jesus en una parábola para expresar que subirnos al carro de estas actitudes cristianas y evangélicas no es ningún heroísmo que necesite de premios, porque lo que toca es sentirnos constreñidos por el servicio al amo en cualquier momento que sea. Porque no sería propio que el amo que encuentra a sus subordinados, bien preparados para servirle cuando Él llega, fuera a darles el premio de sentarlos a la mesa y ponerse él a servirles.
          Y apostilla Jesús: cuando habéis hecho lo mandado, decid: somos unos pobres siervos, que hemos hecho lo que teníamos que hacer. Y eso no necesita una gratificación especial.
          Porque podemos tener la tentación de aquel cuento de Juan Soldado que, por haber estado en el ejército y haber seguido los rigores y los peligros, luego iba quejándose por las calles porque a él –Juan soldado, héroe- no le iban premiando con agasajos y llenando sus caprichos.

          El cristiano  que bien lo sea, hace lo que sabe que tiene que hacer; acepta los sacrificios como parte de su vida (e incluso de su premio), y no reclama “derechos”. Se sabe “pobre siervo”, muy satisfecho y pagado con haber hecho lo que tenía que hacer.

4 comentarios:

  1. "El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien. "

    Del capítulo 2 de la Carta de San Pablo a Tito.

    Querido hermano:
    En cuanto a ti, debes enseñar todo lo que es conforme a la sana doctrina.

    Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, íntegros en la fe, en el amor y en la constancia.

    Que las mujeres de edad se comporten como corresponde a personas santas. No deben ser murmuradoras, ni entregarse a la bebida. Que por medio de buenos consejos,
    enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos,
    a ser modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia.

    Exhorta también a los jóvenes a ser moderados en todo,
    dándoles tú mismo ejemplo de buena conducta, en lo que se refiere a la pureza de doctrina, a la dignidad,
    a la enseñanza correcta e inobjetable. De esa manera, el adversario quedará confundido, porque no tendrá nada que reprocharnos.

    Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
    Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad,
    mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús.
    El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.

    y lleno de celo en la práctica del bien.

    y lleno de celo en la práctica del bien.

    y lleno de celo en la práctica del bien.


    ResponderEliminar
  2. Querido P. Cantero:
    Reciba mi filial saludo de buenos días en la gracia de Dios.
    He venido como la cierva del salmo a buscar corrientes de agua limpia y transparente en su homilía de hoy martes. Y me he dado el gran gozo de beber... y beber de esta agua -que es la que salta hasta la vida eterna-, y ahora es de buen nacido ser agradecido, dejo mi comunicado de gratitud a usted y acción de gracias a Dios que nos concede estos bienes.
    Quiero mencionar especialmente los dos primeros párrafos de su homilía... son como los aldabonazos que nos abren las entendederas y en corazón para no perdernos en el resto de la homilía.
    Reciba un filial abrazo

    ResponderEliminar
  3. Ana Ciudad3:49 p. m.

    E Evangelio de la Misa de hoy ,el Señor nos sitúa en la realidad de nuestra vida.No debemos olvidar que hemos sido elevados gratuitamente,sin méritos propios a la categoría de de hijos de Dios,pero por nosotros mismos no sólo somos siervos sino"siervos inútiles",incapaces de llevar a cabo lo que El Padre
    nos ha encargado,si ÉL no nos da su ayuda.
    Somos instrumentos en manos de Dios y hay que procurar que estos instrumentos estén en buen estado para que el Señor pueda utilizarlos.

    ResponderEliminar
  4. José Antonio5:43 p. m.

    En este mundo "light", podemos caer en la tentación de adulterar el Evangelio, de adaptarlo a nuestros intereses, de moldearlo a nuestras circunstancias, a poner y quitar según queramos (por mero antojoinmaduro)...y me ha hecho reflexionar mucho esa simple exhortación de Pablo, "Habla de lo que es conforme a la sana doctrina...". Deberíamos cambiar el "hablar" por el "vivir"... y plantearnos, ¿vivo conforme a la sana doctrina? Sería elemento básico esta cuestión para una introspección sincera, honesta y constructiva a la luz del Evangelio

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!