jueves, 29 de mayo de 2014

29 mayo: Creían haberlo dejado todo...

Los que lo habían dejado todo…
             Una buena prueba de lo fácil que es hablar y engañarse a sí mismo en el plano de las actitudes personales, lo tenemos retratado en la secuencia de Mc 10, 28-45.Ya tenemos conocida la primera parte: “A nosotros, que lo hemos dejado todo, ¿qué nos toca? Salen de allí, emprenden el camino y Jesús les pone de nuevo ante los ojos el temible anuncio de su pasión: Mirad que estamos subiendo a Jerusalén (como quien dice: estamos en la última etapa, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los sumos sacerdotes y escribas, que lo condenarán a muerte, lo entregarán a las autoridades civiles, que le escarnecerán, le escupirán, lo azotarán, y matarán. [Dicho sea de paso, esto es lo que se llama profecía “ex evento”, es decir: que está tan calcada de los hechos que sucedieron después, que en realidad lo que hace es una síntesis a posteriori de lo que había sucedido. Y por tanto, que en su anuncio, Jesús no detalló tanto, porque eso sucedió luego a un ritmo imprevisible]. A los tres días resucitará. Esto sí era perfectamente advertido por Jesús n todo anuncio de su Pasión. Pero eso era lo que sus apóstoles no llegaban a escuchar, una vez que se obcecaban con los anuncios de un Mesías derrotado.
             Dice el evangelista que los apóstoles caminaban asustados al ver la prisa con la que Jesús caminaba, máxime cuando el anuncio no era precisamente para vivir una fiesta. Y cuando Jesús les anunció la pasión, ellos se retrasaron en corrillos… Pero los dos hermanos, Juan y Santiago, apretaron el paso, se pusieron a la altura de Jesús y le pidieron que les concediera lo que iban a pedirle. No es que primero piden, sino que quieren asegurarse el resultado pidiendo que les conceda lo que le van a pedir… Jesús les pregunta qué quieren, y ellos se apean por una petición muy original… En un contexto como el que tenemos: la Pasión que se echa encima, ellos vienen a pedir un privilegio: ser ellos dos los primeros en el reino mesiánico: estar a la derecha y a la izquierda… Éstos eran los que “habían dejado todo”… Y no han dejado pasar mucho tiempo para pedir ventajas…
             No sabéis lo que pedís. No pediríais si os hubierais parado a pensar medio segundo… Pero en vez de recriminarles por esa falta de sintonía (hoy se ha puesto de moda llagarlo: “sinergia”), lo que hace es cambiarles el chip y plantearles otro panorama muy distinto. Que yo pienso que ellos ni se enteraron bien… ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Es claro como el agua que Jesús los está haciendo regresar al anuncio de pasión que les acababa de hacer y que ellos no querían ni oír. Y aunque estoy seguro que no entendieron n ada, les quedaba algo muy concreto e inteligible: que lo que Jesús les proponía era siempre con Él, al modo de Él. Y eso sí lo captan y por ahí responden: PODEMOS. Y Jesús les confirma que eso sí lo tendrán. Los puestos de derecha e izquierda es cosa que sólo Dios sabe…
             Y no se ha acabado ahí a los que habían dejado todo…, porque algo sospecharon de aquellos dos hermanos que se habían ido a acompañar a Jesús por el camino, y quien más, quien menos, se acercaron prudentemente para escuchar…, y para indignarse contra ellos. Y no porque habían sido imprudentes sino porque “les quitaban el privilegio” a los otros. Y Jesús tuvo que volver a sus pacientes catequesis, a ver si alguna vez aprendían que el mayor tiene que ser menor, y que ellos tenían que servir, ASÍ COMO el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido, sino a servir Y DAR SU VIDA POR TODOS.

             Es lección muy difícil. Y no hay que irse muy lejos. Nos basta mirarnos y descubrir que tenemos el vicio de ver mal lo que hacen otros, mientras nosotros hacemos exactamente lo mismo. Eso de “servir” está entendido muy superficialmente y se llega a practicar muy dosificado: cuando uno mismo toma la iniciativa. Pero no se está en la misma disposición cuando surge sobre la marcha dejar paso a la otra persona. Por eso Jesús nos dice ese: ASI COMO…, de la misma manera que…: el modelo de servir hasta dar la vida (aunque sea que otros se la quitan…, ES Él. Y ES ELLA, María, la mujer que vivió abierta a la sorpresa. Dios parecía asomársele en cada recodo para pedirle un servicio…, un servicio “al modo de Dios”; un servicio de mera generosidad…, imprevisto… Luego venía la respuesta generosa suya. Cuando le comunica Dios que su pariente Isabel está de seis meses, María, que lleva encima todo el problema de su misteriosa maternidad…, de su situación ante José…, se pone en camino hacia la montaña de Judea para atender a su pariente anciana y embarazada. No era un privilegio. Era ponerse a servir, sin más. Sin prevenir más. Se dejaba en Nazaret un embolado de mucha categoría. Sus padres podían recelar, y José, no menos, como si aquella ida fuera “huida” del problema. Ella dijo un: PUEDO…, y tras eso, lo que viniere. ASÍ COMO…


             El la liturgia, Pablo reitera su dedicación a los gentiles ((Hech 16, 1-8) y Jesús anuncia su marcha. En el contexto litúrgico, se refiere a la ascensión. En el momento que lo pronunció, era anuncio de su muerte, el poco que no me veréis…; el otro poco que me volveréis a ver. En la liturgia es anuncio de la ascensión ya cercana (propiamente la fiesta sería HOY), y volver a verlo está ya en Pentecostés, cuando Jesús envía su Espíritu para que continúe su obra, y ellos palpen su presencia, y con bríos y valor que ahora mismo no tienen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!