domingo, 11 de mayo de 2014

11 mayo: Buen Pastor

Jesús, PUERTA de las ovejas
             Ayer tuve una Primera Comunión en Granada, con todo muy bien preparado por los catequistas y Párroco, y con ese “público” (no se puede decir globalmente “fieles”) con carencias de recogimiento y silencio que muestran a las claras que la fe no es precisamente la que predomina. Dato ese aparte, mi referencia quiere hoy centrarse en la Parroquia de la “Inmaculada Niña”,  donde se tuvo la celebración. El nombre de esa Parroquia me eleva a mis años de primera juventud, cuando un celoso sacerdote nos apiñaba a unos cuantos jóvenes y nos llevaba junto a él para sus correrías ministeriales. Allí–lo que antes era una Casa Religiosa en  medio de la vega de Granada, él iba algunas celebraciones y nosotros le acompañábamos. Y había una imagen de una Virgen Niña recostada sobre su costado derecho, que me llamaba la atención. ¡Pues esa misma imagen me la encontré ayer en la Parroquia!, aunque no puedo decir que ni entonces ni ayer me atrajera más devotamente aquella imagen.
             Sin embargo en este Mes de Mayo, en este recuerdo expreso de María, ni dejo de pensar que esa Virgen María que veneramos, fue Niña en un tiempo anterior al que solemos representarla. Y que puede también tener su sentido –para mostrarlo a niñas- que hubo un tiempo en María fue de su edad, y tuvo unas características de candor, belleza espiritual infantil, mirada de niña de ojos limpios, bondad en sus sentimientos de niña, con ausencia de esos celos y a veces genios demasiado exaltados, y hasta reacciones violentas, que vemos en chiquillas de hoy. Les brindo una imagen de Virgen Niña (por supuesto que nada parecida a la de aquel convento que visité en mis tiempos adolescentes, y que ayer volví a encontrar).

             En la liturgia de hoy se insiste -[lectura: Hech 2, 14, 36-41] en la base de la fe cristiana: la muerte y la resurrección fundamentan nuestra fe. Fueron aquellos judíos quienes mataron a Jesús, y San Pedro se lo repite una y otra vez, no como revancha sino como una urgencia de reparar aquella felonía. Y sus oyentes, traspasados por aquellas palabras, llegaban a ponerse humildemente a los pies de Pedro preguntándole qué tenían que hacer. Y Pedro les ponía delante la parte constructiva: Convertíos y bautizaos en nombre de Jesucristo.  Y así escapad de esta generación perversa, que es la generación de los que mataron a Jesús por sus pasiones descontroladas.
             Más dice Pedro en la 2ª lectura [1Pe 2, 20, 25] en ese plano positivo que es el más necesario: Si obrando el bien soportáis  el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pedro lleva a sus fieles al encuentro con el dolor de Cristo, aquel que padeció tan sin razón, pero que es parte indispensable de la vida real. Se trata de padecer el sufrimiento sin culpa propia. Y se trata de que así se une el creyente a la Pasión de Cristo, que tampoco tuvo culpa: el no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas… Todo un programa de vida cristiana, que no es miel sobre hojuelas, pero es actitud que trata de imitar a Cristo mismo. Y acaba diciendo a aquellos fieles Andabais descarriados como ovejas, y habéis vuelto ahora al pastor y guardián de vuestras vidas.
             Enlazamos así con el Evangelio (Jn 10, 1-10) en el que Jesús desarrolla su misión bajo la imagen del Pastor de las ovejas, imagen más conocida que la que hoy nos trae ese evangelio. Porque Jesús empieza su explicación por algo que está más en la raíz, o que explicita más una característica de aquellos pastores: Yo soy LA PUERTA de las ovejas. Nos lleva a aquella costumbre de los pastores, que se situaban –aun para dormir- atravesados entre las dos jambas de la puerta del redil, de tal manera que –una vez recogidas las ovejas en el aprisco- ni ellas podían salir sin que el pastor lo advirtiera, ni el ladrón o extraño podía entrar sin pretender pasar por encima del pastor responsable del rebaño.
             Es evidente que la imagen del PASTOR está implícita, pero aún no desarrolla toda la doctrina que quiere dar a través de ese capítulo.
             Ya habla aquí de Él conoce a las ovejas y las va llamando por su nombre, cuando las ha sacado, va delante de ellas y ellas le siguen porque conocen su voz. No seguirían la voz de los extraños.
             Dice el evangelista que los oyentes no entendieron la explicación… Y entonces es cuando les pone delante la historia: antes que Jesús han venido “mercenarios”, esos que más se aprovechan de su pastoreo que servir al bien de las ovejas. Por eso las ovejas no los escucharon. Fueron ladrones que vinieron a arrebatar ovejas y hacer estrago. No fueron pastores para el servicio y conducción a Dios, abiertamente, a ese “rebaño” del Pueblo de Dios.

             Una llamada a todo el que HOY tiene misión de conducir hacia la fe, las buenas costumbres, la sana educación de personas…; de “puertas” que son las que vigilan las entradas y salidas… Cierto que en la Iglesia se da a este día el nombre de DOMINGO DEL BUEN PASTOR pensando en los sacerdotes, Obispos, Papa… Extensible perfectamente a catequistas y demás responsables (por misión encomendada). Pero ¿dónde dejamos a los padres y madres, como los “pastores” que están más en el origen?

1 comentario:

  1. Ana Ciudad4:43 p. m.

    Leo su comentario (meditación) de la Virgen Niña.Yo también guardo estampas,medallas ..de la Virgen Niña,pero más que pensar como sería la infancia de María,la veo como la jovencita alegre,sevicial ,pura,y siempre en oración,atenta a los deseos de Dios.La veo en la imagen que presidía nuestra capilla del colegio y cuando al salir de éste le repetíamos todas:Oh Madre del recuerdo dolorida,bendice a las que vamos a partir,recibe TÚ mi adiós de despedida y acuérdate de mí.......
    Domingo de Buén Pastor..La imagen de pastor que Jesús se había aplicado a sí mismo pasa al Papa:él ha de continuar la misión de Señor,ser su representante en la tierra.Donde está Pedro está la Iglesia de Cristo .Junto a él conocemos con certeza el camino que conduce a la salvación.

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