miércoles, 14 de mayo de 2014

14 mayo: El valor de lo humano

El valor de lo humano
             Digo: el valor de lo humano cuando es tocado por Dios Y me refiero a San Matías, el apóstol cuya fiesta celebramos hoy, y que vino a suplir la baja de Judas. (Hech 1, 15-17; 20-26)
             ¿Cómo fue designado “apóstol”? Los Once establecieron un baremo inicial: “uno que se asocie a nosotros como testigo de la resurrección; uno de los que nos acompañaron mientras Jesus estuvo con nosotros, desde el Jordán (desde Juan Bautista) hasta nuestros días”.  Salieron dos nombres que reunían esas condiciones: uno era un tal José, apellidado Bernabé, y conocido como “Justo), y otro, que era Matías. Y ya no sabían avanzar más en la incorporación de uno u otro. Les quedaba que orar: “Señor, muéstranos a cual de los dos has elegido…”
             Y uniendo lo divino a lo humano, y poniendo el elemento humano del que podían disponer –echar a suertes- permanecieron en esa oración y echaron a suerte para saber a quien había elegido el Señor.
             A mí me causa una especial emoción este modo de elección. Me lo causa porque el Señor no anula nuestras realidades humanas, sino que se sirve de ellas. Y lo sublime es sabernos tan bien metidos en esa obra de Dios –de Dios que cuenta con lo humano- que puede echarse a suerte una elección, siempre que se haya orado intensamente y no se tenga más deseo que hallar la voluntad de Dios, sin posturas previas humanas.
             Esto concede un gran valor a los medios de elección que propone San Ignacio cuando no hay unas evidencias espirituales directas y hay que recurrir a las razones, pros y contras, planteamiento de estarse la persona ante la presencia misma de Dios, o la gran psicología de aplicarse a uno  mismo lo que uno aconsejaría a un tercero que estuviera en su misma situación.
             Si eso se hace meramente como planteamiento de inventario o psicológico, no valdría cuando se trata de buscar la voluntad de Dios y acogerse a ella. Pero cuando la persona se ha situado previamente en equilibrio de su espíritu, y busca honradamente, y luego se va ante el Señor  para que sea el Señor quien –en oración sincera- apruebe o desapruebe, entonces se habrá unido lo divino a lo humano…, y lo humano empezará a ser divino.
             El Evangelio de la fiesta (Jn 15, 9-17) nos pone la razón esencial: “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que Yo os elegí a vosotros Ahí está el secreto. Ha sido Jesús quien eligió, lo mismo a aquellos primeros Doce que ahora –habiendo fallado uno- al elegir a quien ha de sustituirlo en ese ministerio que Judas no supo ejercer.
             Elección con el mismo amor (nada menos que el amor con que amó el Padre a Jesús, y que Jesús va derivando a los suyos, sus amigos, que son los que están en todos los secretos de Él…, los que hacéis lo que yo os mando. Ahí queda enrolado Matías, y es uno de los Doce que llevarán la misión de Jesús al mundo entero. Y aunque es cierto que no hay más datos de este apóstol, bien podemos aplicarle a él cuanto hicieron los demás en su extensión de la fe por el mundo.

             Queda hoy en lugar secundario la lectura continua que –además- queda en la lectura primera en una transición hacia la historia de Pablo, que ya llenará el resto del libro de los Hechos.
             Y en el Evangelio (Jn 12, 44) Jesús expresa la identidad de sus palabras con las del Padre, de modo que cuanto Él dice lo ha escuchado al Padre. Y tiene tal importancia esa Palabra, que a la hora del juicio sobre la vida de cada persona, es la Palabra misma la que hará de juicio: los que la aceptan y los que la rechazan.


             Cerramos hoy nuestra reflexión con la mirada puesta en María. Ella fue elegida. En la elección de maría no hubo mediaciones: Dios se la eligió para sí. Y cuando alguien puede elegirse una madre, hace una filigrana. Y Dios la hizo. Dice San Ignacio que hay ocasiones en que la elección se verifica por acción directa de Dios, de modo que no se puede dudar de que fue Dios quien actuó. Y en María queda la evidencia de que –a raíz del primer pecado, y roto el primer proyecto de Dios- Dios dibujó LA MUJER que iba a contrarrestar la acción de Eva: “Pondré enemistades perpetuas entre el demonio y la mujer; entre el pecado y el descendiente de la Mujer”. Y cuando transcribíamos hace dos días del Apocalipsis, esa mujer viste traje de sol, tiene la luna bajo los pies, y le coronan las estrellas… Es decir: es un ser que está elevado sobre lo humano y está vestida con vestiduras de Cielo. Así se la eligió Dios en su pensamiento, y así la plasmó en la realidad cuando llegó el tiempo señalado por Él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!