domingo, 18 de mayo de 2014

18 mayo: CAMINO, VERDAD y VIDA

La PALABRA
             Una dificultad que les surge a los apóstoles en la primitiva comunidad –[Hech 6,1-7]- es que hay demasiadas gentes necesitadas y si se dedicaran a ellas, no les quedaría tiempo para la predicación del mensaje cristiano. Y convocan a la comunidad y les proponen que unos cuantos de esa comunidad sean los encargados de atender las necesidades materiales, porque no estaría bien descuidar la predicación por atender a la administración. Y como hablando -¡cuando de verdad se habla!- se entiende la gente, solucionan así el tema, sin que sufra la predicación de la Palabra de Dios.
             Cuando avanzando los años, Pedro está en Roma y escribe allí sus cartas, se amplía el horizonte hacia la misma responsabilidad de los miembros de la comunidad (1P 2, 4-9); lo que hoy llamaríamos “los laicos”. Y es que ellos son también responsables y portadores de esa Palabra, porque ellos están constituidos en sacerdocio en medio de la vida, para ofrecer sacrificios espirituales y para ser nación consagrada, pueblo adquirido por Dios, raza elegida, llamados a salir de la tiniebla para entrar en la luz maravillosa de Dios.
             Una labor básica de ese sacerdocio es trasmitir la Palabra, ser anunciadores del mensaje cristiano, La palabra no solo tienen que conocerla los Pastores; ha de ser juntamente un instrumento que utilicen los fieles en su sacerdocio. Cabría una piedra de toque muy clara y llamativa: En el transcurso del día –digamos, por ejemplo, hoy- ¿qué parte de nuestra conversación o comunicación va a tener popr objeto alguna forma de difusión o comentario sobre la Palabra de Dios? Vamos a hablar de múltiples cosas… ¿Qué lugar van a ocupar los valores cristianos?
             Cuando Tomás pregunta a Jesús adónde va y cuál es el camino (Jn 14, 1-12), Jesús le responde: Yo soy el Camino. ¿Cuál es el camino para que la Palabra de Dios sea más centro de nuestro interés? Será la medida en que vayamos conociendo a Jesucristo. Jesucristo es EL CAMINO… Imbuirse de Jesucristo, sentir entusiasmo por su persona, hablar de Él… Ese es el CAMINO.
             Y como es camino recto, sin desviaciones, nos conduce a la Verdad. En medio de ese relajamiento de criterios, de valores, de sentido serio de la vida…, en medio de tantas medias verdades con las que nos embaucan desde fuera, solo queda el encuentro con Cristo para hallar la Verdad. Y junto a Cristo advertir que no hay más verdad absoluta que Dios mismo, y por tanto que nuestras “verdades” son siempre parciales; que no lo abarcamos todo; que el vecino también lleva su parte de verdad, y que –como hizo el mismo Jesús- hay que cambiar algunas direcciones para poder rencontrar venas legítimas de nuevas verdades. Y de la “verdad” mía y de la “verdad” tuya, se compone una verdad más completa. Y se discute menos y se busca más sinceramente LA VERDAD, esa que es Jesús mismo, y que es la que da LA VIDA, la que nos va haciendo vivir en ese plano de Dios al que vamos dirigiéndonos.
             La Eucaristía es la plasmación de ese camino, que es Cristo; de la Verdad y de la Vida. Y tomada en serio nuestra participación en la Eucaristía, necesariamente se hace mejor y más sincera nuestra vida.

             María fue la MUJER DE LA PALABRA. Se turbó ante “aquellas palabras” de alabanza, y se rindió ante el planteamiento que le mostraba Dios: hágase en mí según TU PALABRA. Y la PALABRA se hizo hombre en el seno de María. Vivió su vida escuchando LA PALABRA y practicándola. María CONVIVIÓ con Jesús que es LA PALABRA hecha hombre, y el día que Jesús murió, Ella acogió plenamente el último encargo de Jesús, su PALABRA que le encargaba a la humanidad, a la iglesia. La palabra más amplia que conservamos de María fue su canto humilde y gozoso de alabanza a Dios: es la palabra del MAGNÍFICAT, un verdadero tratado de la esencia de la PALABRA evangélica y, por tanto, de la PALABRA que es Jesús.

             Así vivió siempre EN LA VERDAD. Así permanece actuando su maternidad, que DA LA VIDA.


HOY ES DÍA 18 de mes,
y es día dedicado en nuestro templo de Málaga a PEDIR LA BEATIFICACIÓN del P. Tiburcio Arnaiz, cuyos restos reposan en esta Iglesia.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:06 a. m.

    Magníficat anima mea Dominun" y su alma glorifica al Señor,desde que lo lleva dentro y a su lado.
    Oh, Madre,que sea la nuestra ,como la tuya,la alegría de estar con Él y tenerlo.

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