jueves, 14 de marzo de 2013

NUEVO PAPA


LA IGLESIA SE FELICITA POR EL NUEVO PAPA.
          Hoy es día de regocijo en la Iglesia, porque estábamos huérfanos y el Espíritu del Señor nos ha dado un NUEVO PADRE Y PASTOR.
          Sea bienvenido.  Y vayamos sintiendo los frutos de su difícil Pontificado.

          UNA LITURGIA PARA PENSAR
             Generalmente las Lecturas de la Misa dan pronto la pista, el hilo conductor.  Hoy creo que hay que ahondar más de lo que aparece a primera vista. Porque ya  el Éxodo (32,7-14) nos pone un pueblo errado en su misma buena fe… Quiere seguir a Dios, pero cae en la fácil tentación de la “tangibilidad”. Dios en el misterio, en la nube, en la montaña, en la lejanía, no le llena. Lo humano es “tocar”, palpar.  Y no pretende el pueblo buscarse otro dios, pero “necesita” hacerlo “visible”, tangible. Y el bueno de Aarón, la mano derecha y la misma voz de Moisés, cae en la trampa.  Y les hace caso y les hace un becerro de oro que “represente” a Dios.  Y Dios, que había dado el expreso mandamiento de no ser representado en figuras, le comunica a Moisés lo que está ocurriendo allí abajo…  Que ya es muestra de que Dios no estaba en la lejanía, sino que dentro de su misterio, miraba de cerca al pueblo que Él había liberado.  Dios “se disgusta” porque es un pueblo testarudo y desobediente.  Y con una expresión que –pensada bien- gana el alma a cualquiera, “le pide permiso a Moisés” para amenazar a ese pueblo que ha idolatrado.  Y Moisés no le da permiso… Lo que hace Moisés, como de amigo a amigo, es razonar con Dios…, expresarle que Dios mismo iba a quedar mal ante los egipcios que se iban a reír de un dios que no pudo culminar su obra.
             Todo esto es de una belleza impresionante. De una lección preciosa de cómo el alma y Dios pueden hablar y –en definitiva- por parte de la persona, ORAR.  Y esa oración hace su efecto: “Dios se arrepintió de la amenaza”.  Para uno que quiera sacar punta en plan negativo, la lectura puede hacerse en feo estilo de quien pretende ser más Dios que Dios. Para una lectura orada por un creyente que sabe que DIOS ES ESENCIALMENTE BUENO, todo esto es de una cercanía e invita a una oración confiada.
             Por su parte el EVANGELIO [Jn. 5, 31-47] continúa en ese discurso de Jesús en su diatriba con un pueblo que le busca las vueltas para atacarlo. Y Jesús les remite a LAS ESCRITURAS, porque en ellas saben ellos que hay vida eterna.  Pues en esas Escrituras santas está el testimonio evidente de que Jesús es precisamente el DIOS TANGIBLE que tanto habían anhelado desde antiguo.  Moisés –dice Jesús- es testigo… Y no es que Jesús necesite el testimonio humano, puesto que a Él lo acredita el mismo Dios. Pero como ellos creen en Moisés, ¡recurrid a Moisés!  Lo malo es que –al final de todo- no creéis en nadie.

             Os aseguro que llego –en la Pasión- a la frase que más me hiere en todo el relato de los misterios del sufrimiento de Jesús.  En Mateo 27, 24-25 encontramos esta afirmación: Viendo Pilato que no adelantaba nada, sino que l tumulto iba en aumento, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: “Soy inocente de la sangre de este justo. Vosotros allá”. Os aseguro que cada palabra se me clava como un puñal.  Y explico por qué. “Viendo Pilato que no adelantaba nada”.  Vamos a “traducirlo” en realidades de andar por casa.  Alguien tiene un carácter endiablado. Alguien lo discute todo, Alguien recae cien veces en la misma piedra. Alguien se confiesa de lo mismo los años enteros. Alguien está metido en el vicio y no da un paso para salir de él. “Ve que no adelanta nada”.  El que criticaba, sigue criticando, el que juzgaba sigue juzgando, el que molestaba con su egoísmo sigue encerrado en sí mimo…  Y luego se queja de que no adelantaba nada.
             Ahí tenéis a Pilato:  no ha dado una a derechas. No ha mantenido su palabra…, o se ha quedado en palabras. No ha dado un paso útil para liberar a Jesús.  Le han superado sus medias tintas, sus intereses políticos, su intento de “nadar y guardar la ropa”… Ha perdido pie porque no ha sido capaz de dar solución (que en definitiva era aplicar la ley). Ha reculado siempre, y le ha cogido el toro. Y ahora se siente él “la víctima”…: no adelantaba nada…  Y como “no adelantaba nada” hace la comedia del cobarde, se lava las manos ante el pueblo para mostrar que “yo soy inocente de la sangre de este justo”. [Que solo analizar la frase, ya hiere el alma. ¿Inocente porque te lavas las manos…? ¿Inocente cuando estás declarando que ese hombre es justo, aunque se va a derramar su sangre porque tú no has puesto un remedio eficaz?  Chirría en el alma.  Hiere lo más sensible de una honradez básica].
             Y para completar su injusticia culpable y manifiesta, hace dejación de sus funciones.  Se lava las manos, se declara inocente…, y les dice a los exaltados enemigos de Jesús:  Allá vosotros.  Hiere en lo más profundo del alma.  Pero yo no me quedo en Pilato. Me hiere, me hace sangrar, la facilidad con que nosotros repetimos esta escena, y acabamos diciendo, poco más o menos: ¿qué le vamos a hacer?

2 comentarios:

  1. La Iglesia se felicita por tener un nuevo Pontifice
    Felicitamos al nuevo Papa por su elección y le apoyaremos con nuestras oraciones en la dificil tarea encomendada.
    Felicito a los miembros de la Compañía de Jesús por su compañero elegido Vicario de Cristo.

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  2. Anónimo7:53 a. m.

    La Compañía de Jesús, sus miembros, son simplemente parte de la Iglesia. Nada más que eso. Y el Papa un miembro más del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. La Obediencia al Romano Pontífice es una de las características del ser de la Compañía de Jesús.

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