sábado, 23 de marzo de 2013

Bajar de la Cruz


INVIRTIENDO EL ORDEN
             Hoy habría que leer las lecturas en orden inverso. San Juan (11, 45-56), como la sentencia de muerte de Jesús…, aunque sin juicio previo. Que ya dice mucho para comprender después el juego infame del proceso religioso en que fue condenado “formalmente”.  Ahora es Caifás y los dirigentes judíos quienes legan a la inaudita conclusión de que si Jesús hace muchos milagros, hay que acabar con Él, no sea que la gente se vaya tras Él.  Lo que no se preguntan es por esos milagros, por quién está detrás de esos signos de poder y divinidad. NO DUDAN (¡gran pecado de tantos…! Y lo que ahora tienen ya decidido (que obliga a Jesús a retirarse para evitarlo), será adonde llegarán en el momento que puedan realizar su decisión tomada.
             La 1ª lectura pasaría a ser la luz tras el ocaso. Porque lo que se anuncia en Ezequiel  37, 21-28 es el triunfo definitivo de David, con reinado eterno, gozando de una alianza eterna de Dios, que multiplicará su descendencia y morará entre ellos, que serán pueblo de Dios, consagrado a Dios para siempre.  Lo que en David no se podía realizar, se realiza en el Hijo de David…, el que viene en el nombre del Señor, cuyo reinado será para siempre.

             “Rey de los judíos”
             Fue el título de la Cruz que Pilato sostuvo, pese a las protestas de los ancianos y sacerdotes. Ahí acertó Pilato. Por una vez fue hombre. Ese Cristo agonizante que muere en una cruz, en el tormento físico más duro y en lo más humillante para una persona…, y ese hilito de aire cada vez más tenue que puede alimentar sus pulmones y corazón, tiene aún que soportar los vergonzosos insultos de la chusma que –alimentada por los propios sacerdotes- hacen leña del árbol caído.  Porque no le bastaba a Jesús su propio sufrimiento…, sino que esa turba sin corazón y ávida de sangre todavía hace más doloso aquel momento.  El demonio que lo dejó “para otra ocasión” está metido en esa gente que retan al crucificado con la ya vieja tentación del desierto de lanzarse desde el tejado del templo…, solo que ahora, sin fantasías ni composiciones catequéticas, se vive a lo crudo en el desafío a Jesús: Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti,  Era también el engaño diabólico del “yo soy el dueño del mundo y lo doy a quien quiero;  si tú quieres tener parte, dobla tus rodillas ante mí y adórame, y te lo doy”.  “Baja de la cruz y creeremos en ti”.  ¡Qué tentación más fuerte!  Jesús había venido a que creyeren en el Hijo del Padre, que viene a salvar.  Le están ofreciendo creer en Él si baja de la cruz…, si hace el gran milagro de un crucificado que vuelve la vida junto a los demás… Y todos caerán de rodillas adorándolo…, ¡adorando a Dios que dio tal fuerza los hombres!.
             ¡Cuánto engaño, cuanta mentira, cuanta falsa promesa, cuánto infeliz que se deja seducir por la bagatela que le ofrece cualquier novela moderna o cualquier debate o espacio televisivo, o cualquier inventor de panfletos periodísticos que cuenta son contrastar, que envenena sin conciencia, que vende más cuantas más tonterías dice!  ¡Cuántos creyentes que se dejan embaucar por la primera novelería que publica un llamado “periodista” o “novelista” que lanza su invento malintencionado contra los valores sagrados de la Religión!  “Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz”…, y muchos, ¡demasiados!, se bajan de ella al instante para irse tras las fantasías de último cuño.
             ¿No era eso la pasión que HOY vivió Cristo…, en ese HOY que permanece, mientras que EL HOMBRE, el verdadero Hombre,  el HOMBRE por antonomasia, no se baja de la cruz y no se deja engañar por la mentira del mundo…, por la esclavitud vergonzosa de un mundo que está enredado en las redes de su hedonismo…, su egocentrismo patológico, su endiosamiento?
             Jesús no bajó de la cruz.  Y bien que tenemos que agradecerle. Porque de la cruz que cada uno hemos de llevar no nos podemos bajar aunque queramos, y hubiera sido muy desmoralizador que hubiéramos visto que Jesús abandonaba su puesto al primer desafío.  ¡Gracias, Señor, porque sigues ahí en tu cruz!  Porque ahora la cruz, aunque instrumento de martirio, ya empieza serlo también de victoria.  Porque la cruz no es de quita y pon al gusto del momento.  Porque yo necesito QUE SIGAS EN LA Cruz, porque voy a tener que aferrarme a ella –a la mía- en mil momentos de mi vida… Porque si estoy enfermo, o si me surge una contrariedad…, si sufro en mí mismo o veo cómo sufren tantos…, porque al asomarme la vida veo ese reguero de cruces de mil tamaños…, miro al Calvario y veo que TU NO TE BAJAS DE TU CRUZ.  Y al contrario de aquellos mentirosos retadores, yo CREO EN TI, precisamente porque no te bajas de la cruz.  Porque sigues ahí desde la fuerza mucho más grande de tu fidelidad a la misión, de tu obediencia al Padre, de tu dignidad de hombre que no deja las cosas a medias.           Pero entiendo, Jesús mío, que aquel momento fue para ti muy doloroso. Por la mofa…, por el reto…, porque podrías haber bajado y dejado sin aliento a aquella chusma…  Y sin embargo llevaste dentro de tu pecho el consuelo de tu misión cumplida…, y de tantos que veníamos detrás y precisamente encontramos la fuerza de nuestra fe en que Tú no bajaste de la Cruz.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad2:06 p. m.

    No era necesario tanto tormento.ËL pudo haber evitado aquellas amarguras,aquellas humillaciones,aquellos malos tratos,y la vergüenza del patíbulo....Pero quiso sufrir todo eso por tí y por mí.No ya de modo genérico"por nosotros"sino por mí ,como si fuese único,EL HIJO NDE DIOS ME AMÖ Y SE ENTERGÖ POR MÏ.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo3:32 p. m.

    AMEN SOLO UNA COSITA EL NO ESTÁ NI SIGUE CRUCIFICADO EL YA RESUCITÓ AL TERCERD DIA

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!