sábado, 23 de junio de 2018

23 junio: La providencia


Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
          Jesús se sitúa ante el mundo judío y se topa con un estilo de vida y de religiosidad que está completamente enfrentado a su manera de sentir la relación con Dios. Pero no le hace frente en lo que al pueblo se refiere sino que con paciencia les va orientando hacia otra realidad, que es la del Reino de Dios. Previene de la falsa justicia de los fariseos y doctores de la ley, y enseña a sus discípulos a ir mucho más adelante en su forma de estar ante Dios. No significa que es entendido ni seguido siempre, ni por sus mismos discípulos. Jesús, que es todo Corazón, no se irrita sino que una y otra vez empieza por el principio… Es paciente y de mucha misericordia.
          Yo pienso en la mirada de hoy del Corazón de Jesús al mundo actual. Un mundo que se ha vuelto de espaldas, y hasta se ha hecho hostil a la palabra y la obra de Jesús. Más de uno pensaría pedir fuego del cielo que abrase a los enemigos. El Corazón de Jesús sigue teniendo mucha paciencia. No detesta a este mundo despistado y corrompido. Sigue mirándolo con misericordia y paciencia.

Liturgia:
                      El mensaje de Jesús hoy (Mt.6,24-34) es que busquemos el reino de Dios y su justicia (=su bondad y equilibrio) y lo demás se dará por añadidura. Por tanto no os agobiéis por el mañana, porque mañana traerá su propio problema. A cada día le bastan sus disgustos. Se trata de vivir en plenitud HOY con todo lo que hoy trae consigo, y resolver las situaciones que hoy se presentan. Ya no tiene que preocupar AYER, porque “ayer” ya ha pasado y no lo podemos modificar. Y MAÑANA  no ha llegado y no podemos actuar sobre él. Lo que importa es el hoy, aquí y ahora, que tenemos entre manos y donde nos es posible hacer lo que podemos hacer.
          Del pasado se aprende, se escarmienta, se sacan lecciones, y eso es lo que hay que incorporar al momento actual. Suelo decir que “el pasado es ya historia”. Se ha ido de nuestras manos y lo absurdo es ir dando vueltas sobre “lo que pasó” o torturarse por el recuerdo de “lo que no se hizo”. Lo que no sea sacarle las consecuencias y proyectarlo en el momento actual, es una pérdida de tiempo y de paz personal.
          Ahí en este presente es en el que tenemos que actuar. Y aun en este presente con tranquilidad, sin agobios, sin pretender sacar higos de las zarzas. Por eso dice Jesús: no os agobiéis pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir. Sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de todo eso.
          Y con aquella finura con la que Jesús observaba la naturaleza y sacaba sus consecuencias de tipo práctico, nos lleva a mirar a los gorriones que no siembran ni siegan y sin embargo se alimentan… O la belleza del lirio silvestre, al que no igualó Salomón con todo su fasto. Pues si a la hierba, que hoy está verde y mañana está seca y se echa al horno, Dios la sostiene y la viste de hermosura, ¡cuánto más Dios se encarga de alimentar y vestir a los hombres…!
          Es muy difícil comprender esta palabra cuando se encuentra uno con zonas marginales carentes aun de lo más esencial. Y sin embargo ya tienen sus recursos y ayudas ajenas para que coman y se vistan cada día.
          Luego tenemos las hambrunas de territorios más alejados, y lo que queda patente es que son zonas que incluso tienen riquezas materiales, cultivos autóctonos que podrían ser suficientes, y donde la mano del hombre ha entrado a sembrar la miseria y el abuso y el robo de esos bienes naturales que servirían de sobra para que esas etnias estuviesen alimentadas. Dios se ha ocupado del HOY  de esas criaturas, y la mano del hombre ha destruido la ayuda natural.
          De ahí que en ese día de hoy en el que nos desenvolvemos, sea indispensable enfocar la luz hacia un MAÑANA que debe ser mejor. El problema que yo planteo a cada paso es: ¿Y mañana, qué? Porque se vive dando muchas vueltas a lo que no se hizo, y sin embargo poco previsores y poco atentos a la solución que hoy hay que dar para que mañana sea mejor. Cierto que cada día tiene su propio problema y que no debemos preocuparnos por el mañana. Pero una cosa es “preocuparse” y otra muy distinta es OCUPARSE. Y algo hay que procurar que mañana sea mejor que hoy, que es la manera de ir haciendo que la vida sea un poco más viable. Aquello de “vamos a ser tú y yo más honrados, y habrá dos pillos menos en el mundo”.

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