Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Somos lo que somos porque estamos inmersos en la Gracia de
Dios. Porque Dios puso su mano en nosotros y nos bendijo. Porque nos envió a
Jesús como Redentor. Porque puso en nuestro camino al Corazón de Jesús,
plenitud en sí mismo (como ya vimos otro día) pero de cuya plenitud todos hemos recibido. Como dice San Juan en el
prólogo de su evangelio, hemos recibido
gracia sobre gracia, o una gracia que supera todo amor. Jesús está lleno
porque en él está toda la Gracia de Dios. Él nos da como un manantial que no
por dar agua se queda seco. Y Jesús nos da de su plenitud, sin él perder ni un
ápice de esa plenitud que posee por esencia.
SAN LUIS GONZAGA.- 450 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
Nació en Italia en 1568, el mayor de los hijos del Marqués
de Castellón de los Estiverios. A los 9 años hizo voto de perpetua castidad
ante el altar se la Virgen. Permaneció en España varios años como paje de María
de Austria. Obtenido el permiso de su padre, tras ardua lucha, entró en la
Compañía de Jesús en 1587. Estudiaba teología cuando se declaró la peste en
Roma, donde se contagió sirviendo a los enfermos. Fue canonizado en 1729 por
Benedicto XIII, y declarado patrón de la juventud estudiosa. A su sombra han
crecido generaciones de jóvenes en todo el mundo, bajo la denominación de “los
luises” en las Congregaciones marianas.
Liturgia:
Hoy toca Jesús el tema de la oración
(Mt.67-15), explicando que la oración tiene que ser tal que llegue al corazón
de Dios. No llega la oración farragosa, de mucha verborrea, como si a Dios
hubiera que convencerlo con muchas palabras. Estaba tocando el caso de la
oración de los gentiles. A Dios no hay que convencerlo. Somos nosotros los que
tenemos que salir cambiados de la oración. Y eso exige precisamente intimidad y
recogimiento. Y dice a las gentes: no
seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se
lo pidáis.
Y entonces Jesús pone delante un modelo de oración que en
pocas palabras dice todo lo que tiene que decirse y expone todo lo que hay que
exponer a Dios. En esa oración se comienza con una palabra inusual en la
oración judía: PADRE. Un judío no se dirigía a Dios con esa expresión de
intimidad y confianza. Jesús la pone como distintiva. PADRE NUESTRO, indicando
la paternidad universal de Dios, que hace salir su sol sobre buenos y malos.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. Nosotros declaramos santo el nombre de Dios y
queremos así honrarlo en su esencia del tres veces santo. VENGA TU REINO, tu
dominio amoroso sobre todas las criaturas; tu Reino de justicia y amor, de
verdad y de gracia, de santidad y paz. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN
EL CIELO. La voluntad de Dios es el bien completo y total. La voluntad de Dios
es voluntad de salvación y santificación de sus criaturas.
DANOS HOY EL PAN NUESTRO. El pan del bien hacer, el pan que
abarca todo lo que es necesario para la vida. El pan de hoy. Que ya mañana
pediremos para mañana mismo. El Pan de la Eucaristía como el Pan bajado del
Cielo. PERDÓNANOS NUESTRAS OFENSAS PUES NOSOTROS HEMOS PERDONADO A LOS QUE NOS
HAN OFENDIDO. Necesitamos el perdón, pero en tanto nos atrevemos a pedirlo en
cuando que nosotros ya hemos perdonado. No sería leal pedir un perdón de Dios
mientras nosotros no hubiéramos otorgado el perdón a quienes nos ofendieron. Y
Jesús se detiene en este punto porque si nosotros no perdonamos, no podemos ser
perdonados.
NO NOS DEJES
CAER EN LA TENTACIÓN. Que no es que las tentaciones se eliminan y dejan de
existir, sino que nos libre de caer. Lo que supone que nos liberemos nosotros
de meternos en ellas.
LÍBRANOS DEL
MALIGNO. El maligno existe. El Maligno persigue. Dice el Apocalipsis que cuando
fracasó en su intento de inficionar a María y matar al Niño, se volvió contra
los hijos de los hombres. Junto al ángel de la guarda tenemos el demonio de
nuestra condenación. Pedimos al Señor que nos libre de él. Y lo que es urgente
es saber distanciarnos de todo ese enredado sutil que tiende sobre nosotros.
Pero si nosotros no nos metemos en sus fauces, es un simple león rugiente que busca a quien devorar,
pero que está atado con las cadenas de la gracia de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!