jueves, 14 de junio de 2018

14 junio: No matarás


Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor
          Esta nueva invocación es dar vuelta sobre una misma realidad que ya se ha presentado y que seguirá presentándose. Unos círculos concéntricos que expresan de una u otra manera la esencia misma del Corazón de Cristo. Jesús podría haber dicho de sí: “soy bondadoso de corazón” y con ello decir todo lo que se puede decir para afirmar un hecho incontrovertible. Si ya San Juan nos afirma que “Dios es amor”, es decir, que se manifiesta en obras de amor, lo mismo puede decirse de Jesús: “Jesús es amor”, y se ha manifestado en obras de amor.
          La invocación dice que el Corazón de Jesús está “lleno”…, que lo abarca todo, que no le  falta nada en esa bondad y amor. Es plenitud. Es fuente y manantial que mana misericordia y delicadeza, que no se agota nunca. Bien podemos rezar con devoción y seguridad la jaculatoria propia: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.

Liturgia:
                      Empieza Jesús a desmenuzar la “plenitud” de la ley. Y lo hace con el mandamiento: “No matarás”. Así está formulado escuetamente, si bien cuando se acude al Código de la Alianza que dio Moisés, de parte de Dios, hay muchos detalles muy delicados del trato que hay que tener con el prójimo.
          Pero Jesús explica ahora expresamente. Se dijo: “No matarás y el que mate será procesado”. Pero YO OS DIGO… Entra Jesús como nuevo legislador, como el nuevo Moisés, y con la autoridad de entrar en el propio mandamiento de Dios.
          ¿Y qué es lo que dice Jesús? –Que el que esté peleado con su hermano será procesado. “Matar” ya no es solo “matar”. Mata el que está peleado con su hermano, el que lo ofende con palabras desdeñosas. Hay muchas maneras de matar. De pronto, ante una tensión originada con alguien, se dice: “esa persona ha muerto para mí”, o “no quiero cuentas con Fulano”. Ya he matado en mi corazón.
          Se ha pasado de dar muerte física a una muerte moral, interior, en el corazón. Jesús ha apuntado ya a las realidades interiores, donde se cuecen los malos pensamientos…, y todo aquello que Jesús describe en Mc.7,21-22.
          Sigue Jesús afinando y entra a enseñar una actitud concreta que hay que tener: Si tu hermano tiene quejas contra ti… Lo ha dramatizado en un momento en que alguien va a presentar su ofrenda al altar. Y cuando va de camino –y por decirlo así está ya en la fila…- y se acuerda entonces de que su hermano o prójimo tiene queja de él…
          Ni siquiera es que el donante tenga conciencia de un fallo personal, sino que advierte que otro está dolido por algo que se hizo con él. Entonces Jesús afina hasta el punto de pedir a ese donante que deje su ofrenda al pie del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano. Después puede volver a presentar su ofrenda.
          Llegado aquí se me viene a la vista aquel muchacho que asistía a una Misa de Curso que yo oficiaba, y al llegar al momento de la paz se dirigió a mí y me dijo: “Perdone, Padre: tengo que pedirle perdón a mi compañero, pues aunque él no lo sabe, he pensado mal de él. Y así no puedo comulgar”. Atravesó el círculo de compañeros y se fue al aludido a pedirle perdón. Y yo me quedé pensando: Éste muchacho ha entendido el evangelio.
          Jesús concluye: Procura arreglarte con el que te pone pleito mientras vais aun de camino… No dejes que se enconen las tensiones que pueden surgir en el interior del alma y deja tu mente y tu espíritu limpios antes que tener dar cuenta del fallo.
          Y como ha puesto una comparación “judicial”, continúa la parábola diciendo que si no arreglas pronto, habrás de dar cuenta ante el tribunal, y tendrás que pagar el delito cometido. Y entonces puede ocurrir que se te exija pagar hasta el último centavo. No pretende Jesús establecer una comparación con el perdón del pecado como si Dios estuviera ahí detrás para hacer pagar el delito. Pero vale la parábola para indicarnos que la aplicación del “no matarás”, en la mente de Jesús, va muy a fondo y que en este terreno del respeto al prójimo se nos exige mucho.

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