viernes, 6 de octubre de 2017

6 octubre: Impenitentes

PRIMER VIERNES
Jornada Mundial de Oración con el Papa
Málaga, Jesuitas: Hora Santa a las 7 tarde

Liturgia:
                      Hoy cambiamos a la profecía de Baruc (1, 15-22) que ya no es el tono de Nehemías y Esdras. Baruc confiesa que el Señor es justo; nosotros, en cambio, sentimos la vergüenza de la culpa. Y hace un recorrido del pecado que ha vivido el pueblo, desobedeciendo al Señor Dios nuestro, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había puesto.
          Y muy acorde con el pensamiento de la época, reconoce que los males que les han sobrevenido tienen ahí su origen, porque les han cogido las maldiciones con las que anunció y conminó Dios a Moisés. Hicimos lo que Dios reprueba.

          No es más suave el evangelio de hoy (Lc 10, 13-16) en las que Jesús se refiere a las ciudades impenitentes de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm. Había hecho Jesús en ellas sus milagros y sus enseñanzas y, sin embargo, no se convirtieron, no acogieron el anuncio de Jesús. Por eso se les advierte de que si en Sodoma y Gomorra (ciudades malditas para el pensamiento judío) se hubieran hecho los milagros que se habían hecho en ellas, hubieran hecho penitencia. Sin embargo aquellas ciudades –Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm- no se bajaron de su incredulidad y materialismo.
          Y Jesús enseña que quien escucha el mensaje de salvación, escucha al Mesías, y quien rechaza el mensaje, lo rechaza a él. Más aún: rechaza a Dios que ha enviado a Cristo. La cosa es muy clara y muy seria, porque el rechazo a Jesús equivale a cerrase las puertas al mensaje de salvación. Y eso equivale a rechazar a Yavéh que es el Dios de Israel, que es el que ha enviado a Jesús al mundo, y el Dios en quien creen (o dicen creer, porque la fe en alguien presupone acoger su llamada y dar respuesta a ella).



          Iniciamos el CURSO con la ilusión puesta en que este día de oración mundial por las intenciones del Papa, sea un revulsivo en nuestra participación en la RED MUNDIAL. A ella podemos asistir como espectadores que recibimos una conferencia, o como miembros que nos vamos agrupando en torno a esos 3 momentos clave de la oración diaria: el ofrecimiento de toda la persona para vivir unidos al Padre con nuestras oraciones, pensamientos, afectos y deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, que –en unión a Jesucristo- pedimos por la salvación del mundo y en particular por la intención que nos encomienda el Papa para ese mes. Concretamente este mes es el mundo del trabajo y los desempleados.
          La Eucaristía como momento central del día. Jesucristo sigue ofreciéndose y nosotros nos ofrecemos con él, y le damos a la vida personal una dirección que se corresponda a lo que la Eucaristía nos invita: la unión, la aceptación del sacrificio, la mano tendida a los otros, y ese constante crecimiento en la actitud y modo de ser personal.
          La revisión al final del día, en el que damos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido, y hacemos balance de cómo hemos correspondido a esos dones del Señor, a esa vocación de colaboradores del Papa en sus intenciones, y todo lo que abarca nuestro día que se acaba.

          Y es evidente que nos toca plantearnos nuestra personal manera de participación como “comunidad” que tiene unos momentos comunes de vivencia de grupo. Que, andando el tiempo, puede buscar la plena participación en la Consagración al Corazón de Jesús. Pero eso tiene en el nuevo CAMINO HACIA EL CORAZÓN una vigencia mucho más decisiva que la que tuviera antes en la devoción de las personas. Consagrarse es algo de mucha envergadura y supone un compromiso muy serio de vida, que se pone en las manos de Dios en entera disponibilidad.

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