domingo, 1 de octubre de 2017

1 Octubre: Valor del momento presente

Liturgia:
           En el evangelio (Mt 21,28-32) Jesús ha explicado con una parábola que cada uno es responsable de su momento presente. Cada uno responde de su realidad actual, porque en el transcurso de su vida puede haber cambios, unas veces a mejor y otras a peor. Por eso lo que importa es el momento presente. Y lo explica con el ejemplo de dos hermanos a quienes su padre les encomienda ir a la viña. Uno dice de momento que no pero luego se arrepiente y va. Otro dice que sí, pero a la hora de la verdad, no va. ¿Cuál de los dos hijos ha hecho la voluntad de su padre?
          La gente responde con claridad que el primero, pues aunque al principio se negó, luego es el que ha ido.
          Y Jesús lo aplica inmediatamente a la realidad que tiene delante. Los publicanos y las prostitutas con su vida parecían decir que no aceptaban los proyectos de Dios, pero cuando vino Juan, fueron los que más cambiaron de actitud. También Jesús enseña y les atrae con su predicación, y ellos acaban entrando en ese reino que Jesús ha presentado. En cambio los fariseos ni han respondido a las llamadas de Juan, ni aceptan a Jesucristo. Son los que no acuden a la viña, aunque su vida cumplidora parecía que les aseguraba un puesto en el reino de Dios. Una vez más los últimos se hacen primeros, y los que se sentían con derecho a ser los primeros, quedan relegados a ser los últimos, porque no han entrado.
          La 1ª lectura, del profeta Ezequiel (18,25-28) entra en una discusión; Comentáis: no es justo el proceder de Dios. Y la respuesta a la casa de Israel es que el que es injusto es su proceder, pues lo que plantea Dios es de una lógica total: el malvado que se convierte de su maldad y practica el derecho y la justicia, él mismo se salva por la bondad que vivió. Ha recapacitado y ha salido de los delitos anteriores y ahora vive una vida honrada. ¿No es eso lo que hay que tenerle en cuenta? Es un canto  a LA CONVERSIÓN.
          Y el que era justo y se ha hecho malvado y ahora vive en la maldad, se pierde por esta maldad en la que vive, y no puede vivir de las rentas del bien que practicó primero. Es ahora cuando ha de dar su respuesta de conciencia a Dios por el momento presente.

          La 2ª lectura (Filip 2,1-11) es una de las piezas más hermosas del Nuevo Testamento. Pablo le presenta a los fieles de Filipos un deseo muy profundo: Si queréis darme el consuelo de Cristo, y aliviarme con vuestro amor…; si nos une un mismo deseo y tenéis entrañas compasivas, manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
          No pide Pablo nada para sí. Lo que pide es que no obréis por envidia ni por ostentación; dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los  sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús.
          He dejado hablar a Pablo. Y no caben muchas más explicaciones sino releer despacio y comprender que el gran bien que les pone delante es el respeto mutuo y llegar a estimar al prójimo más que a sí mismo.
          Y todo eso va avalado por el ejemplo del propio Hijo de Dios que siendo Dios, al contrario se despojó de su rango -se vació- y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Ese es el modelo del amor. Por razón de este Hijo de Dios hecho hombre humillado, es por lo que pide Pablo a los filipenses que entre ellos haya armonía y rebajamiento de unos para servicio y atención a los otros.
          Todo ese proceso de Jesús no queda en la cruz. El que se humilla es ensalzado, y así Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre sobre todo nombre”… por el que toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

          El amor al prójimo, el respeto más que a uno mismo…, la realidad actual en la que nos desenvolvemos…, tiene su punto concreto de realización en cada EUCARISTÍA. Vivimos la Eucaristía PARA ALGO. Algo que no se cierra en el hecho de la Misa y de la Comunión, sino en la proyección real que este hecho tiene en nuestra vida concreta. ¿Somos el hijo que, aunque dijo un día que no, ahora va a la viña, según el deseo de su Padre? Ahí nos espera Jesús en la Misa de hoy.



          Es justo el proceder de Dios, que mira al momento presente de cada persona. Desde nuestra realidad actual elevamos nuestras peticiones al Señor

-         Que seamos fieles a la realidad que tenemos ahora entre manos. Roguemos al Señor.

-         Que miremos mucho nuestra relación actual con los demás. Roguemos al Señor.

-         Que lleguemos al deseo de Pablo de estimar a los otros más que a uno mismo. Roguemos al Señor.

-         Que esta EUCARISTÍA nos haga vivir el momento actual con exigencias concretas en nuestra vida, Roguemos al Señor.


Oh Dios, cuya misericordia es patente: pon en nosotros tus ojos y danos tu gracia para que vivamos de acuerdo a tu voluntad.

          Lo pedimos por Jesucristo N. S.

1 comentario:

  1. - Porque el día de hoy en el ámbito nacional transcurra en paz y dé frutos de sensatez, ROGUEMOS AL SEÑOR.

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