sábado, 28 de octubre de 2017

28 octubre: San Simón y San Judas

El Obispo de Málaga, en comunión con los demás Obispos de Andalucía, pide a los fieles y a los sacerdotes de la Diócesis que, en las celebraciones litúrgicas y en otros encuentros, se ore por estas dos intenciones:
-La primera, ante las circunstancias particularmente difíciles que se están viviendo en España, que supliquemos al Señor el don de la paz, la concordia y la unidad de las instituciones y de los ciudadanos en la búsqueda de la verdad, la justicia y el bien común.
-Y la segunda, ante la persistente sequía que está haciendo estragos en nuestros campos, que pidamos al Señor el necesario don de la lluvia.

Liturgia:
                        Hoy es fiesta litúrgica de los Apóstoles San Simón (Zelotes) y San Judas (Tadeo). Judas es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe". Simón significa: "Dios ha oído mi súplica".
San Judas es conocido principalmente como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento. Carta probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65. En ella, San Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas. Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios mundanos, la lujuria y "a quienes por interés adulan a la gente". Anima a los cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se burlarán de la Religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la condenación.
San Simón en la lista de los apóstoles le suelen llamar siempre Simón el Cananeo, o el Zelotes, dos términos que se identifican. Son, en efecto, dos traducciones de un mismo vocablo hebreo, que quiere decir “celoso”. Así Simón, apóstol fiel de Jesucristo, encarna en su persona el gran celo del Dios omnipotente.
Por ser fiesta litúrgica hay lecturas propias. La primera, tomada de la carta a los efesios (2,19-22) que hace una referencia a todos los apóstoles que forman el cimiento de la Iglesia, en el que Cristo Jesús es la piedra angular. Jesús es el que ensambla todo el edificio, y por él nosotros todos nos vamos integrando en la construcción.
En el evangelio se nos brinda la lista de los doce apóstoles con los nombres de los dos que celebramos, escogidos por el Señor. Una lista que leo siempre con especial devoción porque son los cimientos de nuestra Iglesia, como ha dicho Pablo. Y porque el Señor Jesús fue el que eligió a los Doce. El Judas Iscariote, nombrado en último lugar, es la expresión más clara de que Dios no fuerza a nadie y deja a cada uno su libertad para que la respuesta que dé cada cual sea absolutamente dependiente de su libre albedrío. Judas se perdió por su propia voluntad. Los demás fueron héroes de la fe porque respondieron a la llamada del Señor. Ahí están Simón Zelotes y Judas Tadeo.

En la LECTURA CONTINUA tenemos una larga exposición de Pablo que recomiendo leer despacio porque es muy rica. (8,1-11). Destaca la defensa que hace de la nueva Ley, la que procede de Cristo, que es ley vivificadora que proviene del Espíritu de Dios. Según esa nueva ley el ideal ahora es proceder según el Espíritu y no según la carne. La carne tiende a la muerte; el Espíritu a la vida y a la paz.
Vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu… Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive en la fidelidad a la voluntad de Dios. Es algo que debemos sentir dirigido a nosotros, que recibimos la misma fe que recibieron aquellos fieles romanos a los que Pablo dirigía su carta. Como el Espíritu que resucitó a Cristo, así vivificará también vuestros cuerpos mortales.
El evangelio (Lc.13,1-9) es una defensa fuerte que hace Jesús de que el problema del mal es un misterio que no está ligado a ninguna acción culpable. El mal existe porque existe. Y lo mismo los galileos que cayeron aplastados por Pilato, como los 18 que fueron aplastados por la torre de Siloé, no eran más culpables de algo que el resto de los demás. Sufrieron los efectos de un mal que ellos no habían provocado; un mal que en un caso viene de una decisión humana –la de Pilato-, y en el otro es una desgracia donde nadie tiene la culpa. El mal es un misterio de maldad (así lo nombre San Pablo) que está ahí, y del tenemos que pedir a Dios que nos libre del mal.
Y aprovecha Jesús para advertirles a sus oyentes que hay que estar preparados siempre. Que la vida de cada uno es como la de aquella higuera que, al no dar fruto, provoca en el dueño una primera intención de cortarla. Pero el labrador (aquí representaría a Cristo) siente el dolor de que se pierda aquella higuera y entonces se ofrece a cuidarla con una atención especial, a ver si al año siguiente da fruto. Porque si no da fruto ni así, entonces tocará cortarla.

Es la historia de Israel y la obra de Jesús para salvarlo con paciencia. ¿Qué ocurrió después? La historia nos dirá que esa higuera siguió estéril pese a los cuidados recibidos.

1 comentario:

  1. Simón y Judas Tadeo, dos varones santos a quienes el Señor eligió amorosamente y les dio la gloria eterna. A Judas el Iscariote también lo eligió amorosamente y fue uno más en la Comunidad. Si a ultima hora le llama Amigo, ¿como es posible que Judas, que se arrepintió mucho antes de quitarse la vida, no esté en la gloria eterna?
    La decisión de elegir a sus discípulos era importante sobre todo, era importante que cada uno se sintiera escogido personalmente y para la misión que mejor pudiera desempeñar. Por eso Jesús, se puso en el lugar de cada uno de ellos y comprendió sus deseos y sus miedos- también se puso en el lugar del Iscariote-Señor, ayúdanos a encontrar nuestra misión y a cumplirla siempre de acuerdo contigo.

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