El Obispo de Málaga, en comunión
con los demás Obispos de Andalucía, pide a los fieles y a los sacerdotes de la
Diócesis que, en las celebraciones litúrgicas y en otros encuentros, se ore por
estas dos intenciones:
-La primera, ante las
circunstancias particularmente difíciles que se están viviendo en España, que
supliquemos al Señor el don de la paz, la concordia y la unidad de las
instituciones y de los ciudadanos en la búsqueda de la verdad, la justicia y el
bien común.
-Y la segunda, ante la
persistente sequía que está haciendo estragos en nuestros campos, que pidamos
al Señor el necesario don de la lluvia.
Liturgia:
Hoy
es fiesta litúrgica de los Apóstoles San Simón (Zelotes) y San Judas (Tadeo). Judas es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean
dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su
fe". Simón significa: "Dios ha oído mi súplica".
San Judas es conocido principalmente como autor de la Carta
de su nombre en el Nuevo Testamento. Carta probablemente escrita antes de la
caída de Jerusalén, por los años 62 al 65. En ella, San Judas denuncia las
herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los cristianos contra
la seducción de las falsas doctrinas. Habla del juicio que amenaza a los
herejes por su mala vida y condena los criterios mundanos, la lujuria y "a
quienes por interés adulan a la gente". Anima a los cristianos a
permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se
burlarán de la Religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la
condenación.
San Simón en la lista de los apóstoles le suelen llamar
siempre Simón el Cananeo, o el Zelotes, dos términos que se identifican. Son,
en efecto, dos traducciones de un mismo vocablo hebreo, que quiere decir “celoso”.
Así Simón, apóstol fiel de Jesucristo, encarna en su persona el gran celo del
Dios omnipotente.
Por ser fiesta
litúrgica hay lecturas propias. La primera, tomada de la carta a los efesios
(2,19-22) que hace una referencia a todos los apóstoles que forman el cimiento
de la Iglesia, en el que Cristo Jesús es la piedra angular. Jesús es el que
ensambla todo el edificio, y por él nosotros todos nos vamos integrando en la
construcción.
En el
evangelio se nos brinda la lista de los doce apóstoles con los nombres de los dos
que celebramos, escogidos por el Señor.
Una lista que leo siempre con especial devoción porque son los cimientos de
nuestra Iglesia, como ha dicho Pablo. Y porque el Señor Jesús fue el que eligió
a los Doce. El Judas Iscariote, nombrado en último lugar, es la expresión más
clara de que Dios no fuerza a nadie y deja a cada uno su libertad para que la respuesta
que dé cada cual sea absolutamente dependiente de su libre albedrío. Judas se
perdió por su propia voluntad. Los demás fueron héroes de la fe porque
respondieron a la llamada del Señor. Ahí están Simón Zelotes y Judas Tadeo.
En la LECTURA
CONTINUA tenemos una larga exposición de Pablo que recomiendo leer despacio
porque es muy rica. (8,1-11). Destaca la defensa que hace de la nueva Ley, la
que procede de Cristo, que es ley vivificadora que proviene del Espíritu de
Dios. Según esa nueva ley el ideal ahora es proceder según el Espíritu y no
según la carne. La carne tiende a la muerte; el Espíritu a la vida y a la paz.
Vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu…
Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el
espíritu vive en la fidelidad a la voluntad de Dios. Es algo que debemos sentir
dirigido a nosotros, que recibimos la misma fe que recibieron aquellos fieles
romanos a los que Pablo dirigía su carta. Como el Espíritu que resucitó a Cristo, así vivificará también vuestros
cuerpos mortales.
El evangelio
(Lc.13,1-9) es una defensa fuerte que hace Jesús de que el problema del mal es
un misterio que no está ligado a ninguna acción culpable. El mal existe porque
existe. Y lo mismo los galileos que cayeron aplastados por Pilato, como los 18
que fueron aplastados por la torre de Siloé, no eran más culpables de algo que
el resto de los demás. Sufrieron los efectos de un mal que ellos no habían
provocado; un mal que en un caso viene de una decisión humana –la de Pilato-, y
en el otro es una desgracia donde nadie tiene la culpa. El mal es un misterio de maldad (así lo nombre San
Pablo) que está ahí, y del tenemos que pedir a Dios que nos libre del mal.
Y aprovecha
Jesús para advertirles a sus oyentes que hay que estar preparados siempre. Que
la vida de cada uno es como la de aquella higuera que, al no dar fruto, provoca
en el dueño una primera intención de cortarla. Pero el labrador (aquí
representaría a Cristo) siente el dolor de que se pierda aquella higuera y
entonces se ofrece a cuidarla con una atención especial, a ver si al año
siguiente da fruto. Porque si no da fruto ni así, entonces tocará cortarla.
Es la historia
de Israel y la obra de Jesús para salvarlo con paciencia. ¿Qué ocurrió después?
La historia nos dirá que esa higuera siguió estéril pese a los cuidados
recibidos.
Simón y Judas Tadeo, dos varones santos a quienes el Señor eligió amorosamente y les dio la gloria eterna. A Judas el Iscariote también lo eligió amorosamente y fue uno más en la Comunidad. Si a ultima hora le llama Amigo, ¿como es posible que Judas, que se arrepintió mucho antes de quitarse la vida, no esté en la gloria eterna?
ResponderEliminarLa decisión de elegir a sus discípulos era importante sobre todo, era importante que cada uno se sintiera escogido personalmente y para la misión que mejor pudiera desempeñar. Por eso Jesús, se puso en el lugar de cada uno de ellos y comprendió sus deseos y sus miedos- también se puso en el lugar del Iscariote-Señor, ayúdanos a encontrar nuestra misión y a cumplirla siempre de acuerdo contigo.