viernes, 17 de marzo de 2017

17 marzo: El animal feroz

Liturgia
          En una lectura muy fragmentada (Gn 37,3-4. 12-13- 17-28) nos han presentado hoy los efectos de la mala conciencia, la de los hermanos de José, que no soportan las preferencias del padre (Jacob=Israel) sobre aquel hijo y se lo quieren quitar de en medio. Primero con la decisión de matarlo, atribuyendo a una fiera la muerte de ese hermano. ¡No era poca fiera la envidia!
          Luego, bajo la intercesión de uno de ellos, Rubén, deciden no matarlo; Rubén sugirió echarlo a un pozo sin agua…, y luego ya se vería. Al final la salida de aquella fechoría es vender a José a unos mercaderes ismaelitas, porque al menos han llegado a la conclusión de que nada sacan con matarlo…, que al fin, hermano nuestro y carne nuestra es. Y lo acabaron vendiendo por veinte monedas de plata. Lo que no sabían ellos era que por encima de sus malas artes, había una previsión de Dios que iba a acabar haciendo de José la salvación del propio pueblo israelita.
          El hecho es que de la mala conciencia de unos hermanos, hay un plan providencial que cambia el mal en bien. La Cuaresma nos está preparando a un cambio de nuestro corazón. Tener que ceder de muchas cosas es siempre la parte dura del proceso de conversión, pero en el plan de Dios cada paso va purificando y se va dirigiendo a un fin positivo. De lo que es muerte, surge algo nuevo que se rehace y salva.

          El texto evangélico (Mt 21, 33-43. 45-46) nos trae una parábola muy seria que contó Jesús a la multitud y a los mismos sumos sacerdotes. Es la parábola de la viña arrendada, cuyos arrendatarios son malos pagadores y encima de todo quieren quedarse con la viña, aunque sea matando o maltratando.
          Cuando llega el tiempo, el dueño envía sus criados para cobrar el tanto que le corresponde, pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a unos y mataron a otros, y a otro lo apedrearon. Jesús está contando en ficción una realidad que ha acaecido en los tiempos de los profetas. Dios siempre buscó la manera de tener a su pueblo bien llevado, y para eso tenía a aquellos emisarios suyos para que despertaran las conciencias y pusieran orden en la vida religiosa del pueblo. Y los que se habían constituido en mentores, y no precisamente por designio divino, optaron por quitar de en medio a los que le estorbaban para sus planes de dominio de la situación.
          Jesús cuenta en su parábola cómo el dueño envía otros criados, que corren la misma suerte que los anteriores. Pero el dueño quiere ser paciente y quiere reconducir el caso, y opta por enviar a su propio hijo, pensando que por ser el hijo y heredero lo van a respetar.
          Los malos labradores pensaron de otra manera: matando al hijo, ellos quedan ya dueños y señores de la viña. Y lo sacaron fuera y lo mataron.
          Jesús ha descrito con profecía muy clara lo que va a ocurrir con él. No se han apercibido del significado aquellos oyentes, y ahora Jesús les da el toque de atención: ¿Qué hará el dueño de la viña con aquellos arrendatarios?
          Respondieron muy tranquilamente con un juicio objetivo: Hará morir de mala muerte a aquellos malvados y arrendará su viña a los que paguen sus frutos a tiempo.
          Aquí los quería coger Jesús. Porque ahora baja de la parábola a la realidad y les hace caer en la cuenta de que eso es lo que va a pasar con ellos: ¿No habéis leído en la Escritura: “la piedra que desecharon ha venido a ser piedra angular”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de los cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.
          Ahora es cuando los sumos sacerdotes se sienten directamente aludidos. Y la reacción no es de conversión y cambio sino de pensar cómo quitarlo de en medio. O sea: exactamente –oída la parábola- van a caer en el mismo pecado que acaba de contar Jesús.


          Creo que aquí es donde la reflexión cuaresmal debe tener una profundización. Porque aquellos sacerdotes tuvieron en sus manos reflexionar y cambiar. Optaron por reaccionar en autodefensa y no se plantearon su cambio, sino cómo acabar con Jesús. Siempre el ídolo del propio YO, que intenta sacar la cabeza por encima de todo y de todos. Y siempre el mensaje de Cuaresma que nos advierte de la fiera que llevamos dentro, que es la que hay que domesticar y dominar para que no sea ella la que nos devore.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad2:03 p. m.

    Cuarto día de Ejercicios Espirituales:CONOCIMIENTO INTERNO DEL CORAZÓN DE CRISTO.
    El significado de la palabra "corazón"es muy amplio, más amplio que el que presentan las lenguas modernas. Para la Escritura, el corazón es la sede de la vida física del hombre. . Es tambien el asiento de la psicología natural, afectiva e intelectual. Es la fuente de la vida espiritual de la persona. moral y religiosa. En el corazón humano de dan el bien y el mal, el odio y el amor. En síntesis puede afirmarse que "corazón" equivale a personalidad.
    Para estudiar la personalidad de Cristo humano-divina, Él mismo nos hace su autoretrato en el Evangelio:"Yo soy el pan de vida, bajado del cielo"."Yo soy el buen pastor·"Yo soy la luz del mundo". Yo soy el camino....
    Hablar del Corazón de Jesús, de su amor , de sus sentimientos, es meterse de lleno en el Evangelio y ver cómo reacciona ante tanta miseria y necesidad. La mejor palabra para definir el Corazon de Jesús es:"Jesucristo, todo corazón".La correspondencia al amor de Cristo tiene que completarse con la imitación. Conocer al "me amó y se entregó a la muerte por mí"sólo tiene como reacción lógica el enamorarme de él y de imitarle. Un conocimiento de su intimidad-su Corazón-que nos atraiga como un imán y nos empuje, hasta pasar por la tierra "haciendo el bien"

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