martes, 14 de marzo de 2017

14 marzo: Empeñado en perdonar

EJERCICIOS ESPIRITUALES
de 5’30 a 8,
en Iglesia del Sagrado Corazón (Málaga)

Liturgia
          Dios está empeñado en perdonar. Y el mensaje de cuaresma que hoy nos hace llegar la liturgia es precisamente ese. No es sólo que Dios quiera que no domine al hombre el pecado, sino que quiere hacer al hombre  limpio y purificado. Isaías 1, 10.16-20 es la llamada de Dios a un pueblo pecador: lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones; cesad de obrar mal, aprended a obrar bien, buscad la justicia, defended al oprimido, sed abogados del huérfano, defensores de la viuda… Todos los puntos álgidos de aquella sociedad en la que la vida social tenía una primacía por la desigualdad  y el abuso que se daba con las clases más oprimidas y pobres.
          Que si fuéramos  a mirar la realidad nuestra, no andamos precisamente mucho más avanzados, y que ya sería el mundo muy diverso si hubiera una atención más humana a las clases desfavorecidas, esas que son “pobres de solemnidad” y pobres honrados que  padecen en su silencio y en su tragedia, sin ánimos de venganza y sin odios en el alma.
          Pues bien: tampoco Dios está por la venganza ni por “la cólera” con que a veces nos lo presentan los autores. Dios está por su empeño de un pueblo que puede limpiar su corazón y purificarse y salir de sus malas acciones, y entrar a formar parte de esa realidad de alma blanqueada, allí donde el pecado anterior era rojo como la sangre. Lo que Dios pide es que sepa obedecer ese pueblo de corazón renovado y que no se rebele contra la voluntad de Dios, que es una voluntad salvadora.

          Jesús –Mt. 23, 1-12- insiste también en ese pueblo nuevo cuya conciencia sea la de una actitud justa, con justicia interior y, por tanto, mucho más allá que la de los doctores de la ley y los fariseos, pues éstos sólo aspiran a una apariencia exterior, por la que sean honrados por las gentes. Por otra parte esa mera apariencia se fragua por el abuso sobre los que están abajo, a los que esquilman con sus pretextos de oraciones y con esa búsqueda de honras ficticias por las que quieren ser llamados y considerados “maestros”. Por eso Jesús enseña que a nadie llamen “maestro” o “padre” si no es a Dios mismo. Y que aquí en este mundo, quien quiera ser el primero debe situarse el último. Es el camino de purificación para que el pecado que llevamos dentro sea blanqueado. Y es Dios quien está empeñado en lavar el pecado, porque él no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva.


          Ayer, en los EJERCICIOS, se hizo el recorrido del proyecto de Dios, arrancando desde la narración de la Creación, esa “primera alianza de amor” de Dios con la humanidad. La descripción bíblica encierra una riqueza notable de imágenes para expresar el plan de Dios sobre el hombre. Creado por acción personal de Dios (porque de la nada no podía surgir nada sin la intervención divina), Dios sopla vida y trasmite alma (“a imagen y semejanza de Dios”) por la que el nuevo ser –el hombre- tiene características espirituales, al modo de Dios: piensa, ama, inventa, quiere… Situado en un Paraíso de felicidad y fecundidad, simbolizada en el agua abundante, fuente de vida. Todo ello lo ha de elegir libremente por su aceptación de estar colgado del árbol de la vida y con claro conocimiento de lo que es bueno, y advertido de que lo contrario acarrea muerte. Dueño de la creación que Dios le ha puesto en sus manos (“puso nombre a toda la creación”=tomó posesión de ella para llevarla a plenitud). Todo en sus manos, el hombre tiene el poder de vivir en un Paraíso o crear un infierno. Y Dios le dio una compañera sacada de su costado, a la altura del corazón, para –juntos- ser fuentes de vida: crecer y multiplicarse y llenar la tierra. Con un Dios Amigo que se viene cada tarde a departir con sus criaturas la hora gozosa de la brisa, paseando por el jardín.

          Realmente Dios había hecho algo muy bueno, y Dios se goza en su obra como el artista que la ve ya en perspectiva: Vio Dios que estaba muy bien hecho. De modo que el texto deja claro que de las manos de Dios todo salió bueno. Que de Dios nunca podía salir el mal.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad2:36 p. m.

    Todo lo que sale de las manos de Dios es grande y bueno.La.meditación del primer día de ejercicios estuvo orientada , a mi entender, que somos obra de Dios, que todo lo creado es bueno y por tanto profundizar en nuestra relación con Dios y con " hagamos" nos comprometemos a trabajar en la misma dirección de que El quiere: colaboración, respeto, amor y sobre todo reconocer que si hemos estado desde la eternidad en la mente de Dios saber agradecer esta obra maravillosa de la Creacion de la que formamos parte

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  2. Dios ha creado al hombre y vió que era muy bueno. Dios no podía hacer algo que no fuera muy bueno. Nos ha hecho libres , pero nos ha dado la capacidad de poder discernir lo que realmente nos ayuda a ser fieles al Evangelio. Si prestamos atención, enseguida reconocemos que esta sabiduría no es innata, que la tenemos que pedir y que la vamos recibiendo a medida que nos vamos uniendo más y más al Señor Jesús. En una sociedad como la nuestra en que la titulitis, lo invade todo, tenemos que recordar las palabras de Jesús: Nadie puede decidir por nosotros. Nadie sabe lo que nos conviene, lo que nos ayuda realmente. Debemos escuchar a las personas que tienen experiencia, pero actuar según nuestra conciencia.

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