viernes, 4 de noviembre de 2016

4 noviembre: ALABÓ LA ASTUCIA

        Hoy es PRIMER VIERNES DE MES. Día elegido como día de oración del Papa, día que en el mundo entero se concentra la oración por las intenciones del Papa. En este mes, la intención universal para creyentes y no creyentes, es que los países que acogen refugiados y desplazados, sean apoyados en su esfuerzo de solidaridad. La intención por la evangelización se dirige a sacerdotes y laicos para que colaboren juntos en el servicio de la comunidad, y que no caigan en la tentación del desaliento.

Liturgia
          San Pablo le dice hoy a los fieles de Filipos que sigan su ejemplo y que se fijen en los que viven según el modelo que tienen en él. (3, 17 a 4, 1). Parecería un engreimiento del apóstol pero en realidad lo que pretende es contraponer la situación de los que han optado por vivir según el mundo: como enemigos de la cruz de Cristo, y que su paradero es la perdición, su dios es el vientre y su gloria sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Eso es lo que Pablo pretende contrapesar y por lo que llega a pedir que se fijen en él y que sigan su ejemplo.
          Porque nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa. Aquí es donde quiere llegar Pablo. En realidad, por decirlo así, en pocas palabras ha cambiado el objetivo de la mirada; ya no es “el modelo que tenéis en mí” sino el modelo de Jesucristo glorioso, que es hacía lo que nos ha orientado Jesús, que posee esa energía para someterlo todo.
          Y la conclusión, pues, ya no es que lo miren a él sino que se mantengan en la presencia de Jesucristo.

          El evangelio es de Lc. 16, 1-8, un texto que sale por donde menos se espera, porque al administrador aquel, tramposo e injusto, no sólo cuando administra los bienes de su amo sino todavía más tramposo cuando lo despide, parecería que la parábola debiera concluir con una fuerte condena de Jesús.
          Sin embargo Jesús ha sacado otra conclusión: el mérito de aquel administrador fue su astucia…, su saber agenciarse una solución cuando quedaba despedido por su mal hacer. Dice Jesús que el amo lo despide pero le admira el arte que se ha dado para solucionar su situación.
          No es que Jesús aprueba aquella nueva trampa. La lección que quiere sacar Jesús, y que quiere que saquemos, es buscar remedios a la contrariedad…, buscar propósitos para mejorar…, tener inventiva para salir de nuestros atolladeros. Que si sabemos hacerlo en las cosas humanas y para nuestro provecho, también tenemos que saber hacerlo en lo espiritual…, en la solución de nuestros defectos…, en poner remedios en nuestras faltas y malas tendencias. Pretende enseñar Jesús que no ocurra que los hijos de las tinieblas sean para sus soluciones más sagaces y decididos que los hijos de la luz para poner remedio a sus males, a sus defectos.
          Con frecuencia escuchamos a las gentes decir: “no puedo” cuando se trata de abandonar una mala situación personal. “No puedo romper con tal ocasión”, “no puedo evitar tal vicio”… Y dice Jesús: en lo humano removemos Roma con Santiago para solucionar los problemas. ¿Por qué no tomamos el mismo interés y decisión para solventar los fallos pecaminosos?

          A eso iba la parábola. Y si despista al principio, luego -cuando se le sigue con atención- está dándonos una lección muy importante. La queja de Jesús es que ciertamente los hijos de este mundo son mucho más astutos con su gente que los hijos de la luz.  Es esa penosa experiencia que todos comprobamos cuando miramos fuera de nosotros, y es que la inventiva para el mal parece no tener límites. Y sin embargo los creyentes andamos un tanto dormidos para inventar el bien. Pero más al fondo aún, como se ha explicado, somos más torpes de la cuenta para buscar y aplicar los remedios que necesitamos poner a nuestras fallas. Quizás los imaginamos posibles de aplicar por “los otros” para corregirse, pero a la hora de la verdad nosotros no acabamos de poner las soluciones en nuestros casos personales.

1 comentario:

  1. El apóstol San Pablo habla como si estuviera pagado de sí mismo, porque lo está: habla guiado por el Espíritu Santo que quiere que todos los hombres se salven. San Pablo reconoce que no se pertenece porque está enteramente entregado a Dios, que vive en una contínua comunión vital con Él y, el Señor lo guía a donde quiere para la salvación de los hermanos. Esta orientación expresa el ideal de la santidad apostólica y, no se consigue de hoy para mañana; exige un fatigoso esfuerzo en el día a día una total apertura a Dios y a su voluntad interpretada desde la Oración, ya que es sobre todo en la oración donde el Espíritu Santo instruye, ilumina y fortalece la voluntad del hombre para plegarse a la voluntad de Dios. Y San Pablo ha debido de tener una experiencia profunda de Él para llegar a captar los "gemidos inefables del Espíritu que ruega en el corazón de cada cristiano y lo pone en actitud de hijo en presencia del Padre celestial...Aún no sería suficiente, no bastarían la oración y los actos religiosos, debe estar penetrada e inspirada toda la vida cristiana para que se desarrolle bajoel influjo del Espíritu en la voluntad del Padre.

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