jueves, 3 de diciembre de 2015

3 dic.: Zacarías en el Santuario

        Buenos días. Aquí estoy de nuevo para acompañar desde el blog, a todos aquellos que siguen nuestras meditaciones diarias.
        En mi ausencia hay novedades que se van a ver reflejadas pronto. La cabecera del blog, que nos ha acompañado tanto tiempo, va a cambiar, para ponerse de acuerdo con las últimas directrices recibidas del Secretariado internacional.

          El tiempo de Adviento me ha suscitado siempre un deseo de sumergirme en las realidades de aquel adviento que nos trasmiten los evangelistas Lucas y Mateo. Y en concreto comienza con la presentación y suceso del sacerdote Zacarías, casado con una descendiente de Aarón, y vecinos de una ciudad de la montaña de Judea. Ambos, personas rectas a los ojos de Dios, que caminaban irreprensibles en todos los mandamientos y preceptos del Señor. Para más detalle –y no de poca importancia- no tenían hijos, y eran ambos de edad avanzada.
          Ya están ahí todos los detalles que jugarán una partida de las que le gusta jugar a Dios.
          Llega el momento en que Zacarías, según el orden de su turno, ha de trasladarse a Jerusalén para desempeñar su oficio. Y llega el día en que Zacarías, revestido de sus ornamentos sacerdotales ha de realizar ese emocionante oficio de ofrecer el incienso de la tarde en el interior del Santuario. Un momento anhelado por los sacerdotes, y la celebración que embargaba el corazón del oficiante.
          Zacarías entra en el Santuario, realiza la liturgia correspondiente, ofrece el incienso con toda su unción, y el gozo de ver subir aquellas volutas hacia la altura. Y se disponía ya a salir, henchida su alma de aquel momento vivido en el corazón del Templo, cuando un ángel se le coloca a la derecha del altar. Zacarías se queda parado, espantado, temeroso…: no sabe si es una realidad o su emoción está generando una falsa visión…
          Pero el ángel le habla con el saludo que es típico de las intervenciones de Dios: No temas, Zacarías, pues tu oracion ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo, a quien pondrás por nombre JUAN.
          Si Zacarías estaba turbado, ahora se queda paralizado. En efecto tenía ante sí un mensajero divino, que le tranquiliza con la paz que sólo Dios puede trasmitir, y además le sale al paso de algo tantas veces orado en tiempos anteriores, y ya dejado a un lado por razón de la edad del matrimonio aquel. Tu oración ha sido escuchada… Si el ángel no sigue hablando, de momento Zacarías se hubiera quedado pensando qué oración era la que Dios había escuchado. Pero el ángel le dio en la diana diciéndole que tu mujer Isabel te va a dar un hijo… Y por si faltaba algo a aquella manifestación de Dios, el tal hijo no va a ser uno cualquiera sobre el que va a ejercer Zacarías su patria potestad, sino que es un hijo que trae nombre propio y dado ya de antemano por Dios. Zacarías será quien le imponga el nombre, pero el nombre ya viene dado. Todo lo cual era clara manifestación de una intervención de Dios.
          Y ahora se explica perfectamente –a la luz de sucesos del Antiguo Testamento- por qué Isabel “era estéril”, por qué aquel matrimonio ejemplar no había tenido hijos… Dios se reservó para sí a Zacarías  e Isabel, y ahora era el momento en que todo el jeroglífico hallaba solución y respuesta. Lo que –además- va desgranando el ángel con una serie de explicaciones sublimes que tienen arrobado al sacerdote en el silencio profundo del Santuario: Juan será para ti gozo y alegría. Un varón que sufría el dolor de no tener hijos y que ahora se encontraba, en su edad muy madura con la satisfacción de un hijo de sus entrañas…; muchos se gozarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos de Dios, y no beberá sidra ni vino (lo que es igual que decir que será un consagrado). Será lleno del Espíritu Santo, ya en el seno de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor Dios de ellos. Y él precederá delante de Él con el espíritu y fortaleza de Elías, para retornar los corazones de los padres hacia sus hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.

          Era toda una batería que dejaba a las claras que Juan iba a ser el que anunciara la nueva era a Israel. Y la nueva era suponía ya la llegada inminente del Mesías. Zacarías estaba fuera de sí, y la verdad es que ahora mismo no sabía ni qué hacer ni qué decir…

3 comentarios:

  1. Los designios del Señor son inescrutables. No los comprendemos y quedamos confusos. Hoy en la Liturgia de las Horas, en el Oficio, como lectura hay una bellísima carta de San Francisco Javier a San Ignacio, desde la India. Enfervorece. Lo curioso es que este gran apóstol misionero y patrono del Apostolado no tenía que ir a la India. Pero los que estaban destinados se pusieron enfermos y San Ignacio echó mano del primero que encontró. Dios escribe derecho con renglones torcidos.

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  2. Ana Ciudad2:44 p. m.

    EL SACREAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÒN (Continuación )


    Formas de penitencia en la vida cristiana.-La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura insiste en tres formas :"el ayuno,la oración y la limosna", que expresan la conversión con relación a sì mismo, con relación a Dios y con relación a los demás.
    La conversión y la penitencia diaria encuentran ssu fuente y alimento en la Eucaristía pues en ella se hace presente el sacrificio de Cristo que nos reconciliò con Dios; es el antídoto que nos libera de nuestras faltas y nos preserva de pecados mortales.
    La lectura de la Sagrada Escritura, la oración de las Liturgia de las Horas,y del Padre Nuestro,todo acto sincero de culto o piedad, reaviva en nosotros el espíritu de conversión y penitencia y contribuye al perdón de nuestros pecados.
    "Los tiempos y los días de penitencia" a lo largo del año litúrgico (el tiempo de Cuaresma ,cada viernes, en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la pràctica penitencial de la, Iglesia.Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las peregrinaciones como signo de penitencia,privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna.
    El proceso de la conversión y de la penitencia, fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola del "hijo pròdigo", cuyo centro es el " padre misericordioso";una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, la miseria extrema en el que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna, la humillación profunda de verse obligado a cuidar cerdos y peor aùn, desear alimentarse de las algarrobas que comìan los cesrdos ;la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de volver a la casa paterna ; la acogida generosa del padre, su alegría al ver a su hijo.y la vida llena de alegría , que es la vida del que vuelve a Dios. Sòlo Cristo , que conoce las profundidades del amor del Padre pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza.

    Continuarà

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  3. En la última parte del Sermón de la Montaña, Jesús nos llama a la conversión y nos invita a escuchar su Palabra y a ponerla por obra. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y debemos de ocuparnos en descubrirlo para que podamos realizarlo día a día. Él quiere que seamos sensatos y que, con esfuerzo y con un trabajo inteligente, poniendo en práctica su enseñanza, edifiquemos la casa de nuestra vida, nuestra historia, sobre la Roca, sobre el terreno firme de la Palabra que se cumple y se guarda en el corazón...

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