Liturgia
Siempre me ha causado impresión la 1ª lectura del último día de año:
1Jn 2, 18-21 parece una premonición: Hijos
míos, es la última hora. Yo
trasladaría el sentido al momento presente de cada uno de nosotros, y sentiría
como “campanadas de FIN DE AÑO” (muy distintas de las que anuncian un año nuevo
y se viven como jolgorio y fiesta). En esas otras “campanadas” yo siento como
una parada que nos hace la Palabra de Dios para decirnos: ¿Y si hoy y ahora
fuera el final? Hijos míos, es la última
hora… Muchos “anticristos” han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es
la última hora. Salieron de entre nosotros…. ¡Éste es el aldabonazo!: que
no hubo que esperarlos venir de fuera. Que no están “lejos”. Que lo que hace
falta es el examen sincero de conciencia para descubrir esos “anti-Cristos”…,
esas realidades anti-Evangelio que se cuecen en el alma “de nosotros”.
Y de verdad digo que no pretendo hacer tragedia ni
culpabilizar. Lo que me habla dentro es lo lejos que quedan las vidas nuestras
de los principios que sabemos y defendemos…, pero que luego no vivimos y
camuflamos para no entrar dentro de nuestra propia realidad. Lo que digo es que
una mirada y contacto con nuestro ambiente de personas que nos profesamos
cristianas, nos deja una sensación de actitudes amorfas, de “flirteos” con la
verdad, de carencias que son mucho más llamativas en la práctica de lo que nos
aparece a bote pronto de la conciencia. Lo que digo es que las confesiones son
cada día menos de frente, más espaciadas, menos detalladas, más genéricas,
menos hechas sobre un mínimo esquema de examen de conciencia.
Nos acogeremos al párrafo final de esa lectura de hoy,
cuando San Juan exhorta: en cuanto a
vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis. Os he escrito
esto no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna
mentira viene de la verdad.
En el Evangelio, de nuevo el prólogo de San Juan, en el que
se insistirá en que Cristo Jesús es la
Palabra y la luz verdadera…, lleno de gracia y de verdad. Creo que el
acento ha de ponerse en esa VERDAD que no sólo es Dios sino cuanto vivamos
honradamente reflejando la verdad de Dios.
Junto a la reflexión de “la última hora” que nos haga
reaccionar para plantear un futuro más profundo de nuestra respuesta cristiana,
la “última hora” debe ser también un momento de parada y acción de gracias.
Porque si echamos una mirada al año y sabemos espigar las cosas buenas que
sucedieron en nuestro entorno, o que nosotros mismos hicimos y vivimos, también
podemos encontrar un brazado de realidades que nos han satisfecho, que nos han
ayudado… Un ramillete de obras buenas que hicimos y que sería absurdo pretender
ocultarlas bajo una falsa capa de humildad.
Dios hizo maravillas en nuestra pequeñez. Y “maravillas”
son las cosas pequeñas que vivimos cada día. Como aquella niña que, preguntada
por las nuevas 8 maravillas del mundo, dijo: poder oler, poder gustar, poder
ver, poder oír, poder sentir…
En efecto, hay miles de pequeñas grandes cosas que suceden
cada día y en las que no tomamos expresa conciencia porque son “normales”.
¡Pero cuánta maravilla hay en esa normalidad!
MUY FELIZ AÑO
Y NO SOLO “ENTRADA”, COMO
SUELE DECIRSE.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO (cONTINUACIÒN)
ResponderEliminarNo todas las personas están llamadas al matrimonio.A algunas,Jesùs les muestra un camino particular; las invita a vivir renunciando al matrimonio "por el reino de los cielos" (Mt 19, 12).También las personas que viven solas, por otros diferentes motivos pueden tener una vida plena.
No pocas veces Jesús llama a algunas personas a una cercanìa especial con Èl. Este es el caso cuando experimentan en su interior el deseo de renunciar al matrimonio "por el reino de los cielos".Esta vocación no supone nunca un desprecio al matrimonio o de la sexualidad. El celibato voluntario sòlo puede ser vivido en el amor y por amor como un signo poderoso de que Dios es màs importante que cualquier otra cosa. El cèlibe renuncia a la relación sexual ,pero no al amor; sale anhelante al encuentro de Cristo, el esposo que viene (Mt 25, 6)Muchas personas que viven solas por otros distintos motivos sufren por su soledad, la experimentan únicamente como carencia y desventeja. Pero una persona que no tiene que preocuparse de una pareja o de una familia disfruta también de libertad e independencia y tiene tiempo de hacer cosas importantes y llenas de sentido,para las que no tendría tiempo una persona casada.Quizàs sea voluntad de Dios que se ocupe de personas por las que nadie màs se preocupa.
Continuarà
Llegados a este momento del año, al menos en mi caso, es hora de dar GRACIAS (desde un corazón que se siente agradecido desde la humildad) a Dios. Agradezco muchas cosas (incluso aquellas situaciones que son a los ojos humanos, "de Cruz" y que son difíciles de afrontar) y, entre ellas, este Blog, que (muchas veces desde el silencio, que también es valioso) sigo diariamente y me enriquece. Le agradezco a usted P. Cantero su perseverancia (en un mundo en el que todo es efímero) en llevarnos y acercarnos la Palabra de Dios a diario, así como su ministerio sacerdotal que tanto nos aporta. Al resto de personas que forman parte de esta "familia del Blog" desear un Año en el que TODO nos acerque a Dios y vivamos conforme a Su Voluntad. Mi afecto y oración para todos.
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