sábado, 19 de diciembre de 2015

19 diciembre.: Leyendo a Dios

Liturgia
          Dos casos de “mujeres estériles”, con esa esterilidad un tanto misteriosa en la que Dios actúa. O, a través de esa esterilidad, Dios se manifiesta. Porque la mujer de Manoaj no había tenido hijos pero a ella le habla un angel y en ella se realiza una concepción de un niño que será consagrado al Señor, con esas características de no rapar el pelo, no beber licores o sidra. (Juec 13, 2-7. 24-25). Dio a luz un hijo al que llamó Sansón.
          En el evangelio (Lc 1, 2-25) Zacarías e Isabel son ancianos y no han tenido hijos, pero un ángel le anuncia a Zacarías que su mujer le va a dar un hijo, que no beberá vino ni sidra y que será lleno del Espíritu Santo. La gran diferencia es que a ese niño le viene ya dado el nombre: se llamará Juan. E Isabel concibió y nació ese niño que convertiría muchos corazones y por el que se alegrarían muchos en su nacimiento. Así de bien me ha tratado el Señor, cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres,

RELATOS DE ADVIENTO
          Lo que fuera o como fuera sólo lo sabremos un día en el Cielo. Lo anunciado era que el Mesías nacería en Belén. Y José y María no pueden menos que pensar cómo pueda ser eso, supuesto que ellos viven en la otra punta de Palestina. Si no es que Dios dice otra cosa al modo que Dios entra en las historias de los hombres o mujeres, la verdad es que José y María no se iban a mover de Nazaret. Tendrían que pensar que “Belén” sólo era un símbolo como patria de David, y que esa descendencia lejana de José en la familia de David podría ser lo que les conectaba con un “Belén espiritual”. No era normal que ellos hubieran tomado la iniciativa de lanzarse a hacer un viaje así, por cuenta propia y arrostrando un riesgo que no les consta que sea lo que dios quiere.
          Hablaron muchas veces de ello. Dejaron la iniciativa a Dios, y ellos quedaron a la expectativa. ¿Qué querría Dios? Y pasaban los meses y los días y no había novedad alguna que variara el panorama.
          Ateniéndonos al relato evangélico y sin pretender meternos en datos históricos, un buen día aparece un pregonero oficial a caballo y con el sonido de su cuerna convoca a los habitantes en la plaza del pueblo y les lee un edicto por el que cada cual debe ir a empadronarse a la ciudad de su ascendencia familiar. José y María se miraron asombrados. De pronto tenían ante sí la respuesta de Dios a su repetida pregunta…: ¿cómo será eso de que el Mesías deba nacer en Belén? Pues ahí estaba la voz de Dios. Ni un ángel, ni unos sueños con mensaje sobrenatural…, sino envuelta en la realidad de un censo político. Los hilos de la historia son movidos por Dios y no por milagros o apariciones de ángeles, sino desde lo prosaico de un mandato civil que emana de las autoridades civiles. Cuando un día Jesús hable de “los signos de los tiempos”, estará diciéndonos que Dios habla “en cada hombre y en cada acontecimiento” y que el secreto no es una visión sobrenatural sino una rendición de la fe.
          El matrimonio se fue haciendo a un lado. No querían estar en medio del barullo y las quejas y protestas de la gente que se sentía directamente incomodada por el edicto. José y María no querían dar pábulo a los comentarios que se habían levantado. No sólo porque ellos no entraban en esas formas, sino porque para ellos era la clara respuesta de Dios a sus dudas. Era realmente impresionante como la historia era llevada por la providencia de Dios, sin que nadie pudiera advertir toda la respuesta sublime que había en aquellos trazos torcidos del poder civil que indignaban a la gente, pero con los que Dios iba escribiendo lo más derecho de su Historia de Salvación. Es claro que las mil historias que se entrecruzan en la vida diaria pueden parecer un desorden absoluto que no tiene pies ni cabeza. Pero un creyente empieza saber leer los signos de los tiempos y va descubriendo el entramado prodigioso que hay debajo de esa rara historia. Es como aquel antiguo “cañamazo” sobre el que se bordaba el “punto de cruz”, que sólo quedaba bonito cuando se tiraba de los hijos del cañamazo y aparecía el dibujo nítidamente.
          María y José vieron a las claras ese entramado… Tiraron de los hilos y apareció la voluntad de Dios… José debía marchar a Belén para cumplir su deber ciudadano. Pero María lo acompañaba porque detrás del cañamazo, el Niño había de resplandecer en Belén, la patria de David, y en la que el niño tomaría su entidad mesiánica como el tal Hijo de David

          Ya no quedaba sino que preparar el viaje; recoger lo imprescindible…; renunciar a lo que ellos hubieran querido para festejar aquel nacimiento. Pero no les costó tales renuncias porque de una forma muy clara se sentían llevados por la mano de Dios, de Dios todo misterio…, pero REALMENTE DIOS.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:07 a. m.

    EL SACRAMENTO DEL ORDEN (continuación)

    EL SACERDOCOCIO EN LA ANTIGUA ALIANZA.-Los sacerdotes de la Antigua Alianza consideraban su tarea la mediación entre lo celestial y lo terreno, entre Dios y su pueblo.Puesto que Cristo es el único "mediador entre Dios y los hombres"es èl quien ha cumplido y finalizado ese sacerdocio.
    Después de Cristo sòlo puede existir un sacerdocio ordenado en Cristo, en el sacrificio de Cristo en La Cruz y a través de la vocación de Cristo y la misión apostólica.
    El sacerdote católico que administra los sacramentos, no actùa por su propio poder o en virtud de su perfección moral, sino "in persona Christi".El sacremento del Orden le confiere el poder transformador, sanador y salvífico de Cristo. Dado que un sacerdote no tiene nada para sì mismo, es ante todo un servidor.De aquí que un signo para reconocer a un autèntico sacerdote sea el asombro humilde ante su propia vocación.

    Continuarà

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  2. Zacarías, anda incrédulo, no acaba de entender a Dios, anda desconcertado, él no tiene una fe tan maravillosa que le permita creer el anuncio del Ángel; le falta fe en Dios, en el Dios de la Vida que es Todopoderoso y es capaz de crear vida aunque las hormonas estén menopáusicas. Nuestro Dios es desconcertante...elige caminos aparentemente imposibles para entrar en la historia de los hombres. Sus planes siempre son eficaces y más grandes que los nuestros.

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