viernes, 11 de diciembre de 2015

11 dic.: Dios bendice a los que son fieles

Liturgia
          Si ayer la pregunta se formulaba: cómo sería el mundo si los seres humanos viviéramos de acuerdo con Dios (con los principios del Evangelio y el estilo de Jesús), hoy se pone de manifiesto la acción benéfica de Dios para cuantos siguen sus caminos: sería tu paz como un río, tu bondad como olas del mar… (Is 48, 17-19)
          En cuanto al texto evangélico (Mt 11, 16-19), la queja de Jesús puede ser muy actual: Unos por mucho, otros por poco, ninguno acepta mi palabra tal como es. Unos por exagerados de más; otros por exagerados de menos, el evangelio es desvirtuado. [Yo metería aquí todas esas invenciones de falsas apariciones y revelaciones (o de bulos que corren fácilmente), por los que cada uno, según su tendencia quiere la “religión” a su modo. Y, si observan, viene a ser siempre de tono amenazante y de infiernos a go-gó)].

          RELATOS DE ADVIENTO
          Joaquín se dispuso a hablar a José. Aquella tarde, cuando José daba de mano en su trabajo, vio venir a Joaquín. Se alegró de verlo, y se saludaron afectuosamente. José preguntó por Ana y por María. Por casa andan… Por cierto que quiero hablarte de ello… Le extrañó a José, de primeras, aquella palabra, y puso toda su atención.
          Joaquín tomó fuerzas… No se le despintaba a José que había algo importante, alguna novedad que Joaquín venía a comunicarle, y que naturalmente tenía que referirse a María…, que por algo Joaquín venía a hablar con él. Y preguntó: ¿Pasa algo?
          Joaquín no quería dramatizar pero sabía que traía un mensaje muy complicado y difícil para José. Se pasó la mano por la barba y le dijo: Nada malo, pero sí importante y que tú tienes que saber. María ha tenido una visitación de Dios. Y te lo digo así de pronto para que sepas por dónde va la cosa.
          José se quedó de una pieza. Indagaba con la mirada pero se había quedado sin palabras. Y Joaquín prosiguió: Por extraño que parezca, un ángel le ha visitado para que sea madre del Mesías de Dios… Joaquín hizo un silencio y tomó aire, porque veía la mirada cada vez más extrañada de José. Tú sabes que María no es proclive a las invenciones fantásticas; que María es muy sencilla y sincera. Lo que ella ha contado es lo que yo te estoy diciendo. José asentía, pero estaba cada vez más extrañado.
          Y Joaquín abordó ya el tema substancial: José: es que te incumbe de frente el tema porque la consecuencia de toda esa visita de Dios es que María ha quedado embarazada… José saltó ahora de su asiento. Aquello le había tocado en lo más hondo de su dignidad y de su ser…, de su responsabilidad de esposo prometido de María. Pero ¿qué ha pasado?, preguntó angustiado. –Pues sólo eso, sencillamente eso: Dios ha hecho todo, el Mesías Hijo de Dios ha tomado posesión de ella y se ha entrado en ella. Es lo que tenía que comunicarte, José, porque ya te decía que te incumbe directamente.
          José quedó derrumbado por un instante. Ahora mismo no sabía ni qué hacer ni que responder. Agradeció la franqueza de Joaquín y le dijo que prefería ahora quedarse a solas. Joaquín lo comprendía, y se limitó a ponerle una mano en el hombro como despedida. Emprendió la retirada mientras que José, pensativo tomaba la dirección a su casa. Era un dilema que se le presentaba…, un dilema doble. Por una parte, era un varón hebreo que podía repudiar a la esposa porque había sucedido algo tan serio como que estaba embarazada sin intervención de él. Pero ¿cómo repudiar a María, que era una muchacha tan extraordinaria? ¿Y cómo seguir adelante sin más, cuando la realidad es que ha ocurrido mucho?
          Pero por otra parte, esta situación, según me dice Joaquín, viene directamente de Dios… Dios sería quien ha actuado y de esa forma, que ya María puede pertenecer a Dios y quererla Dios en exclusiva para Él… ¿Cómo iba yo a disputarle su derecho a Dios?
          No había salida. No quería hacer daño. No quería inmiscuirse en un plan misterioso de Dios… No podía seguir en Nazaret… No tenía más salida que huir…, que quitarse de en medio… Y con esos pensamientos que le atormentaban, José optó por retirarse a su lecho y llorar así su situación…, que no sabría él si calificarla de “desgracia”… Y si no lo hacía así, era por ese supremo respeto a lo que le han dicho: una intervención prodigiosa de Dios…
          Y así se retiró, y mojó de lágrimas su almohada sin por dormir durante un largo rato en el que sus pensamientos iban y venían…         

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad12:53 p. m.

    EL SACRAMENTO DE LA UNCIÒN DE LOS ENFERMOS.

    La enfermedad y el sufrimiento se han contado entre los problemas màs graves que aquejan a la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia,sus l+imites y su finitud.Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.
    La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sì mismo, a veces a la rebelión contra Dios. Pero puede hacer también a la persons màs madura, ayudarla a una búsqueda de Dios, un retorno a Dios.
    El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios. Ante Dios se lamenta por su enfermedad e implora su curación. La enfermedad se convierte en un camino de conversión y el perdón inaugura la conversión. Israel experimenta que la enfermedad de una manera misteriosa se vincula al pecado y al mal y que la fidelidad a Dios, según la Ley , devuelve la vida.El profeta entrevé que el sufrimiento puede también tener un sentido redentor por los pecados de los demás. Isaías anuncia que Dios hará venir un tiempo para Siòn que perdonarà toda falta y curarà toda enfermedad.

    Continuerà

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  2. Hoy, también se quejaría Jesús; es más, yo creo que Jesús llora, sin poderse contener, ante todo lo que está viendo: una guerra entre hermanos que se matan porque "Alá es grande.." Hay personas que sin ser tan malas, también están insatisfechas y sólo aprecian lo negativo de los otros, interpretan mal sus actos y se creen superiores. No reconocen que el Señor tuvo que corregirlos a ellos. Y, ¿qué puede decir el Señor de nosotros? ¿Somos de los que nos quejamos por todo sin mover un dedo? No podemos llamarnos cristianos si no nos comportamos como hijos de Dios; si somos capaces de quedarnos sentaditos en la plaza criticando a los que luchan para construir un mundo nuevo.Salgamos de nosotros mismos, pogámonos en camino para anunciar el Evangelio.
    El Dios de la Biblia,que jamás deja al hombre, es un Dios desconcertante...Ahí tenemos a José, por el momento, se le han complicado las cosas...

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