sábado, 2 de mayo de 2015

2 mayo: Ponme con tu Hijo

La Virgen de Mayo
          A una buena parte de fieles cristianos, que tienen bien centrada su mirada en Jesús, María nos es la puerta por la que entramos hasta el Hijo. San Ignacio de Loyola tenía una jaculatoria muy metida en el alma: “Ponnos con tu Hijo”. Y puede ser como un comienzo de cada rato de oración en que queramos adentrarnos en el Corazón de Cristo. Porque ¿quién conoce mejor al Hijo sino su Madre? ¿Quién tiene mejor acceso a Jesús que María? Por eso, tras el primer momento de silencio del alma y ese acto de “presencia de Dios” que nos sitúe en clima de oración, el resorte inicial para entrar con el Evangelio puede ser esa breve jaculatoria de Ignacio: Ponme con tu Hijo. Y que ya nos sepamos dejar llevados de la mano de María que nos va a poner a nosotros en la mejor disposición para acoger a Jesús y para dejarnos tocar por Jesús. ¡Que ese es el verdadero fruto de la verdadera oracion!

          Si en el Evangelio de hoy (Jn 14, 7-14) Felipe le pide a Jesús: Muéstranos al Padre, tenemos ya un claro ejemplo de lo necesarias que son las mediaciones. Al Padre nadie lo ha visto nunca…, y sin embargo Felipe está pidiendo que les sea mostrado. ¡Y cuál no es la sorpresa cuando Jesús nos dice: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”! El Mediador se muestra como ese “sacramento” que hace visible al Padre Dios.
          Pues así hemos de imaginar a María, a la que le pedimos que nos ponga con el Hijo, y cuando queremos acudir, no sólo hemos entrado en contacto y conocimiento del Hijo, sino que viendo al Hijo, estamos “viendo al Padre”.
          No es la primera vez que las gentes expresan su poca atención al Padre, porque ellos –dicen- se entienden mejor con el Jesús. Al Padre le tienen recelo. Y pienso que es que la idea de “DIOS” se les ha nublado demasiado con expresiones del Antiguo Testamento, que son descarnadas y presentan una imagen menos amable de Dios. Esas gentes se entienden con el Hijo… Y no se dan cuenta que “quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” porque “el Padre y yo somos UNO”.
          Tampoco es raro que haya personas muy sencillas que ni deseen entrar en el conocimiento de Jesús, porque se han acogido al manto de María, y su religión está centrada en María, a la que sienten más “carne de su carne”, más íntima, más cercana…, ¡madre!
          Sin negar que hay un lapsus en esa concepción de Jesús y del Padre, no se va a disgustar Jesús porque esas gentes se detengan en su Madre. Porque sabe muy bien Jesús que Ella tiene los recursos necesarios para ir conduciendo con ternura y prudencia hacia los profundos valores cristianos, hacia la fe más honda que necesariamente tiene su centro en Jesús, el Salvador. Y de ahí, el paso al Padre no tiene problema. Jesucristo muestra en sí mismo el amor y la misericordia del Padre Dios. Y aunque no lo sepan, quien ha visto a Cristo, ha visto al Padre.

          En el misterio de la Gracia divina los caminos son también misteriosos. El rechazo de aquellos judíos a la obra de Pablo (Hech13, 44-52), provoca en él la decisión de romper barreras y saltar al mundo pagano. Y así, de la infidelidad de aquellos, surge el gran gozo y alegría de éstos. Ahora éstos van a conocer a Jesús, y van a descubrir la grandeza de una fe que tiene a DIOS mismo como su centro y su razón de ser. No ya los inertes ídolos que adoraban, sino a un Dios personal con quien pueden relacionarse.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad12:04 p. m.

    Mayo:Mes de Maria.
    Bellos recuerdos de mi infancia y juventud.Hay cosas que se pueden olvidar,pero lo vivido este mes siempre estará presente en mi memoria,aunque haya llovido mucho.
    " Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella,llama a María. Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma,mira a María..Si turbado con la memoria de tus pecados,cofuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación,piensa en María
    No se aparte María de tu boca,no se aparte tu corazón, si ella te tiene de su mano,no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás si es tu guía; llegarás felizmente al puerto s ELLA te ampara

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