lunes, 18 de mayo de 2015

18 mayo: Anunciándose Pentecostés

Semana hacia Pentecostés
          Pablo se encontró en Éfeso (Hech 19, 1-8) con doce  discípulos que ni siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo. Que eran discípulos que estaban en la línea de simpatía con la nueva fe que Pablo predicaba pero que estaban parados en el bautismo de Juan, simple signo de cambio hacia una realidad mayor, a la que ellos no habían llegado. Pablo les instruye y ellos piden ser bautizados con el bautismo cristiano.
          En el momento en que reciben el Bautismo, viene sobre ellos el Espíritu Santo de forma sensible, y se ponen a hablar en lenguas y a profetizar. El Espíritu que no conocían se les hace presente aun de forma llamativa. Ahora ya lo conocen, lo han experimentado y reciben de él su influencia benéfica.
          Nos sirve de espejo para descubrir cuántas veces se presta poca atención al espíritu Santo en la vida diaria, y sin embargo ese Espíritu de Cristo y del Padre está actuando y siendo protagonista de la vida de la persona. Una buena idea, un buen impulso, una tendencia al bien, un acto bueno, unos deseos e ilusiones constructivas, un reaccionar frente a una tentación, un saber soportar una contrariedad sin tomar represalia de quien la provocó…, y tantas cosas por el estilo, son obra del Espíritu Santo, y pueden pasar desapercibidas para el individuo, e incluso creerse que son cualidades personales. San Pablo nos advertirá que ni siquiera podemos pronunciar el nombre de Jesús y reconocer que Jesús es el Señor, ni no está ahí la fuerza y la iluminación del espíritu Santo.
          Cuando el mundo actual cree estar inventando la vida, y –de hecho- descubre novedades que merecen la pena, ni se plantea que hay ALGUIEN más allá de la propia inventiva y de la propia valía de esa persona. Y sin embargo en ellos está actuando una fuerza superior…: no han oído hablar del Espíritu Santo, pero están inspirados por el Espíritu que procede del Padre y del Hijo.
          Y los apóstoles  se admiran (Jn 16, 29-33) de que Jesús ahora habla claro y por eso creen que salió de Dios, y sin que aún se haya producido Pentecostés, de hecho están recibiendo una nueva “ciencia” que les descubre secretos de Jesus. Como nosotros en la oración. “Me ha salido una oración estupenda”. Y uno puede quedarse en ese gozo de tal estupenda oración. Y el hecho real es que estuvo ahí el don de sabiduría, de ciencia, de entendimiento, de amor de Dios… O sea: estuvo ahí el espíritu Santo, dador de dones y Presencia activa de Dios en cada corazón humano.
          Jesús previene a los Doce que tendrán luchas, pero han de tener valor porque Yo he vencido al mundo.

          MARÍA vivió bajo ese velo que la cubrió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti… En aquel momento de una manera especial, pero María venía envuelta en ese Espíritu de Dios desde antes de su concepción. Dios modeló a aquella MUJER prometida. Y los dones de Gracia que depositó en ella fueron dones del Espíritu de Dios, aunque entonces no se hablara aún del Espíritu Santo.

          Cuando el día del anuncio se le avisó del proyecto de Dios, se le comunicó expresamente que el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra. Y bien conocía María –en el lenguaje bíblico- que eso estaba diciéndole que la invadiría Dios, como en aquella nube que cubría la tienda del Encuentro, y todo se paralizaba porque había plena conciencia de que Dios había bajado y se había hecho presente al Pueblo.

1 comentario:

  1. SÍ, con Jesús, nada que temer; si somos probados ,sabemos que el Señor no nos deja sólos; nos invita a tener fe, a orar, a escuchar su Palabra e interpretarla para encontrar el sentido a mi vida...Debo seguirle, imitarle en la humildad, aceptarlo todo de buen grado, sin reproches, con mucha paz y sinceridad.
    A la Virgen le pido ayuda para usar bien mi libertad y cumplir sin rebajas el mandamiento nuevo.

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