domingo, 10 de mayo de 2015

10 mayo: Cadena del amor

COMO YO OS HE AMADO
          En evangelio de hoy (Jn 15, 9-17) marca la pauta de este domingo. El amor que Cristo recibió de su Padre –que es amor infinito- es el amor que Cristo pone en nosotros: también amor total y sin límites. Con ese amor que Él pone en nosotros debemos nosotros vivir el amor: hacia Dios, en correspondencia; pero como el amor necesita plasmarse en obras, la cadena del amor se prolonga en el amor que nosotros hemos de poner en los demás. Ahí entra la 2ª lectura de hoy (1Jn 4,7-10) en la que se nos pone como realidad de aceptación de nuestro amor a Dios, la realidad de nuestro amor a los demás.
          Y esos “demás” no tenemos que buscarlos entre los alejados, que podríamos decir que son “seres sin rostros concretos”, a los que es muy fácil “amar” sin mayores compromisos personales. El amor que hemos de vivir es un amor que se concreta en los que tenemos a nuestro lado: los hijos, los padres, los esposos, los hermanos, los vecinos, los compañeros de universidad, trabajo, ocupación…; amor del médico a sus enfermos, y de cada persona a su semejante.
          Y la 1ª lectura nos explicita un dato más: el amor que hace iguales. Cuando Cornelio se pone de rodillas ante Pedro, Pedro lo levanta porque soy hombre como tú. El Espíritu de Dios ya ha salvado las distancias y se posa sobre aquellos paganos lo mismo que se había posado antes sobre los cristianos. Y si el Espíritu de Dios acepta a los paganos, ¿cómo no van a ser bautizados? Y Pedro los bautiza. El amor de Dios ha tenido una concreción, que es la que se ha salvado en esta cadena de amor.
          Jesucristo se declara amigo, y expresa cómo ha hecho esa elección de los discípulos como amigos suyos: Él los ha elegido con su amor desinteresado, que les comunica sus propios secretos. Y que les exige esa vía esencial de correspondencia: guardando mi mandamiento; que os améis unos a otros como Yo os he amado. Y el amor de Jesús ha llegado a dar la vida por sus amigos…, que son la humanidad entera. A nosotros nos toca que aceptar su amistad. Y la aceptamos extendiendo el amor hacia los demás.
          Ese es el sentido de la Misa como reunión de comunidad cristiana. Esa es la exigencia de la Misa que tiene su sentido en imitación de aquellas comunidades en que cada uno estaba para los demás, y que son un referente necesario para los que nos reunimos en una Eucaristía en que podemos salir tan ajenos unos a otros como cuando hemos entrado. Lo que necesariamente tiene que haberse modificado es la actitud personal, parta no dejar en meras palabras las grandes llamadas que nos hace la Pascua del Señor.


          En la cadena del amor, María Santísima ocupa un lugar preeminente. El amor de Jesús a nosotros pasa por María, y el amor de nosotros hacia los demás pasa también por esa maternidad de María, que es madre de todos y nos quiere a todos hermanados. Pero honradamente tenemos que plantearnos si no usamos las palabras con demasiada poesía pero luego, ahí en los pliegues del alma, existen barreras que nos separan de esa “hermandad”, de esa “amistad”, de ese estar dispuestos a “dar la vida” (o a ceder un algo de nosotros) en la cadena del amor que Cristo nos propone y que María Santísima nos acoge. Aquí quedan “varios pueblos” que recorrer…

2 comentarios:

  1. Dios del amor, ayúdanos a saber amar.

    - Para que la participación en la Eucaristía nos lleve a una actitud de amor a nuestros hermanos más próximos, Roguemos al Señor.

    - Para que vivamos el amor sintiéndonos iguales o poniendo al otro por delante de nosotros mismos, Roguemos al Señor

    - Para que nuestro amor se extienda a nuestro hermanos de fuera (los cristianos perseguidos en la actualidad; la Misión diocesana de Venezuela, los inmigrantes que buscan una vida más segura), Roguemos al Señor.

    - Para que vivamos el amor como hijos de una Madre que nos quiere a todos por igual, Roguemos al Señor.

    Señor y Padre nuestro: en la cadena del amor haznos eslabones vivos que repitamos entre nosotros el amor que Tú nos has manifestado en Jesús.
    Lo pedimos por medio del mismo Jesucristo, N. S.

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  2. Ana Cuidad11:13 a. m.

    "Ya no os llamo siervos, os llamo amigos "
    ¡Que gran valor tiene esta palabra,!Jesús es el Amigo que nunca falla.En ÉL encontraron los apóstoles su mejor amistad.Las hermanas de Lázaro no encuentran mejor título para solicitar su presencia.Al mismo Judas no le negó el honroso título de "amigo ,"..cuando le entrega.
    Jeús buscó y facilitó la amistad a todos aquellos que encontró por los caminos de Palestina....Aprovechaba siempre el diálogo para llagar al fondo del alma y llenarlas de amor....;no olvidemos el encuentro con la samaritana y tantos otros.
    El trato diario con Jesús nos debe llevar a una actitud abierta,comprensiva que aumente la capacidad de tener amigos.La amistad real exige renuncias,rectitud ,intercambio de favores,; no busca el provecho propio,sino el del amigo.La verdadera amistad es desinteresada,pues consiste más ,en dar que recibir
    Nuestro Modelo es Jesús que "pasó toda su vida haciendo el bien.
    ".

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