lunes, 9 de marzo de 2015

9 marzo: la cruz en San Marcos

El relato de la cruz en San Marcos
Hemos dejado a Jesús enhiesto ya en la cruz. Ni que decir tiene los espasmos que supone esa asfixia que se provoca en esa posición, en ese estiramiento de los brazos y en esa lesión de los músculos del pecho, con la dificultad de la respiración, y sin más puntos de apoyo para henchir el pecho que los tres puntos de fijación a la cruz: muñecas y pies atravesados por los clavos.
Sobre su cabeza la causa de su condena: EL REY DE LOS JUDÍOS. Pilato era el tímido culpable que pega la patada en las espinillas en las cosas más tontas, para justificarse a a sí mismo y dar impresión de autoridad. Era evidente que había perdido la partida ante los jefes judíos y ante el mismo pueblo, que lo habían humillado y lo habían dejado a la altura de la suela de las sandalias. Y entonces Pilato da “el golpe” inútil de poner sobre la cabeza de Jesús una razón de su condena que les picara a los judíos.
Aquel letrero lo había llevado colgado al cuello Jesús durante su recorrido. Así se publicaba la razón de aquella ejecución. Luego se clavaba sobre la cabeza. Con ello pretendía humillar a los jefes y al pueblo que había pedido que crucificara a Jesús, pese a que Pilato les advirtió por dos veces si dejaban que el gobernador sentenciara “a vuestro rey”. Y como ellos no quisieron escuchar porque ya estaban ebrios de odio, ahora viene la venganza pueril dejándolo escrito para que quede patente. Y es la cobarde compensación que obtiene Pilato de su propia cobardía e inutilidad.
¡Ah!: y la otra: entremezclar al “rey de los judíos” con dos ladrones malhechores, a los que crucifica a derecha e izquierda de Jesús, haciendo resaltar más que la ejecución del “rey” se equipara a dos bandidos: Fue contado entre los inicuos”, hace resaltar Marcos al citar a Isaías.
El resultado es que cuantos estaban asistiendo al “espectáculo”, más los que pasaban por el lugar, acababan burlándose y ofendiendo a los “tres malhechores”. Pero se ceban especialmente contra Jesús, interviniendo los mismos sacerdotes y ancianos, porque tantas veces hubieron de agachar la cabeza ante las razones de Jesús, y ahora lo tenían allí fijado a la cruz. Y le espetaron con la mayor crueldad: Baja de la cruz si eres el Mesías, y creeremos en ti… A otros salvó y a sí mismo no se puede salvar.
Esa es la historia. La que solemos contar y meditar y sufrir. Pero ¿qué “historia” pasaba por el sentir del propio Jesús? Era su tremenda humillación…. ¡Y Él podía bajar! Lo que pasa es que eso supondría una orden de Dios, que quisiera callar las blasfemias de aquellas gentes. Pero Jesús había dicho que no hay amor mayor que dar la vida por los amados, y sabe que el Padre quiere mostrar ese amor absoluto. Y Jesús también. No puede aguantar el dolor que sufre, pero le sobrepasa el amor hacia esos mismos que le ultrajan…, y sobre el mundo entero de todos los tiempos. Y Jesús no se desclavó. Quedó como el hombre de la superchería que tanto habló… Pero al mismo tiempo, el hombre del Corazón amplio que a otros salvó y que ahora sigue salvando no bajando de la cruz. Era esa doble realidad de su soledad espantosa, sin nadie de su parte, y su paz interior de saberse fiel al proyecto de salvación.

Y le acompañó la naturaleza que –cercanas las tres de la tarde- comenzó a oscurecerse como la única señal hacia afuera de que allí ocurría algo mucho más allá de lo que parecía a la vista de los “espectadores”

4 comentarios:

  1. Liturgia del día
    El relato de 2Re 5, 1-15 y el de Lc 4, 24-30 muestran hoy el daño que hace el amor propio y las bondades de la humildad.
    Naamán empieza por rebelarse porque no le ha hecho los honores el profeta Natán, y está dispuesto a volverse a su tierra con su lepra encima. Los ríos de Damasco son mejores que todas las aguas de Israel. Menos mal que hay alguien sensato que le hace caer en la cuenta de que no se trata de los ríos sino de la palabra del profeta. Y si el profeta de Israel le hubiese mandado cosas más difíciles, las hubiera hecho. ¡Cuánto más si le manda solamente bañarse en el Jordán! Y Naamán agachó su cabeza y lo hizo. ¡Y ahora es cuando descubre que no hay Dios mayor que el de Israel!
    Caso semejante –que hoy no se lee- es el de la viuda de Sarepta, a la que Jesús hace alusión en Nazaret, a sus paisanos, que están tan subidos de tono como Naamán…, a quien también les cita… Sin embargo aquella viuda y Naamán abajaron sus ideas y se dejaron llevar por las enseñanzas de los enviados de Dios, y obtuvieron su ventaja.
    No habrá efectos cuaresmales por hechos llamativos sino por la humildad de quienes siguen las enseñanzas de Dios, aunque Dios vaya por lo pequeño y no por hechos más importantes. Al Corazón de Dios se le gana por la humildad de nuestro corazón. Lo que aleja a Dios –y bien que se vio en Nazaret…: Jesús no regresó más a su pueblo-, es el engreimiento de los corazones que quieren saber más que Dios, y se sitúan, por supuesto, por encima de los mismos semejantes.

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  2. Jesús es uno más de la familia:nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros Catequistas, nuestros Párrocos, nos han contado la Historia de Jesús: Él es el Hijo de Dios, el Mesías enviado para salvar al mundo...Pero,¿le conocemos de verdad? ¿Es bien recibido por nosotros? ¿Su Palabra, la comprendemos? ¿Estamos dispuestos a escuchar, a formarnos bien, a abrir bien la pupila para ver cuando pasa entre nosotros y nos habla por boca de alguien a quién querríamos fulminar?¿Nos dejamos llevar "por las enseñanzas de nuestros Formadores"? ¿Somos humildes..? Había muchos leprosos en Israel y sólo fue curado Naamán el Sirio, porque fue humilde y creyó y obedeció.

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  3. Ana Ciudad4:11 p. m.











































    Naamán,el general sirio quería curarse y había recorrido un largo camino para esto,pero llevaba su propia solución para ser curado.
    Nosotros también andamos con frecuencia enfermos del alma con debilidades y defectos que no acabamos de arrancar. Nosotros no tenemos soluciones propias y el Señor espera que seamos dóciles a las personas que Dios ha dispuesto para ayudarnos a buscar la santidad en medio de nuestro trabajo.
    No somos buenos consejeros de nosotros mismos ,ni buenos médicos.
    Notengamos soluciones propias,cuando el Señor nos indica otras,quizá contrarias a nuestros gustos y deseos
    Dejemos que Dios haga y nos rehaga a través de los acontecimientos diarios,y de las personas que pueden aconsejarnos en situaciones difíciles .
    Disponibilidad,docilidad dejarnos hacer y rehacer por Dios cuantas veces sea necesario.Este puede nser el propósito de nuestra oración de hoy.



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  4. Ana Ciudad4:21 p. m.

    Por un error ,mi comentario,no ha sido publicado en el lugar correspodiente

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