viernes, 6 de marzo de 2015

6 marzo: ¡Crucifícalo!

Se precipita el desenlace
El presidente romano no era muy avispado. Dejar en manos de la turba una decisión como aquella –Barrabás o Jesús- cuando en los corrillos de los jefes religiosos se estaba pidiendo a gritos la condena a muerte de Jesús, era perder la partida de todas todas. Y así fue, en efecto. A la turba poco le decía elegir a uno u a otro, y si le hubieran dejado solos es muy posible que hubieran rechazado a Barrabás, hombre de mala fama y que más de un quebradero de cabeza había causado en el pueblo.
            Pero los sumos sacerdotes concitaron a la turba para que más bien les soltaran a Barrabás [15, 11]. Y a una turba sin principios ni criterios, y fácilmente impresionable, la labor de zapa de aquellos ancianos del pueblo, y de tanta autoridad, fue decisiva. Barrabás era peligroso pero –después de todo- era un infeliz de poco seso. En último término fácilmente se le puede volver a echar mano. El peligroso, explican ellos, es Jesús, que se ha mostrado “rey de los judíos” y está muy en su papel. Y ya no es sólo él sino que puede constituirse en un peligro para la nación si la noticia llega a Roma… Y el grupo aquel se queda impresionado y, aunque ellos no habían pensado nunca en esa situación que se les ha presentado, acaban tomando partido.
Cuando sale Pilato para saber el veredicto de esa gente, se lleva la enorme sorpresa y disgusto de que le ha salido el tiro por la culata y que la libertad que le piden es la del preso peligroso: Barrabás. Todavía, extrañado, indaga qué quieren que haga con Jesús al que llamáis “rey  de los judíos”. Por ahí pretendía picarles… ¿Cómo vais a permitir que un romano condene al “rey de los judíos”? ¿Cómo quedáis de humillados los judíos?  Precisamente había sido el argumento, pero en contra, el que habían esgrimido los sacerdotes. Ese “rey” era una amenaza y lo que hay es que quitarlo de en medio. Por eso, a la pregunta de Pilato, la respuesta es tajante: Crucifícalo. Pilato está desconcertado y todavía pregunta a la turba para que reflexione: Pero  ¿qué mal ha hecho?
            Dialogar con una gente constituida ya en tumulto es inútil. La pregunta de Pilato cae en saco roto. Ya ni responden al interrogatorio. Ya, a piñón fijo, una turba exaltada y envenenada no razona. Y repite, emborrachados, su última palabra: Crucifícalo. Pilato ha perdido la batalla. No hizo desde el comienzo lo que tenía que hacer, y ahora ya le han comido el terreno. Suelta a Barrabás e inicia inexorable el proceso de la condena a cruz de Jesús que, por lo demás, en Marcos es vertiginoso: lo primero es entregar a Jesús para ser azotado, paso previo habitual para la cruz. La expresión de Marcos no tiene duda: Y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.

Otros evangelistas han rellenado estos hechos con otras exposiciones, explicaciones, preguntas, respuestas, nuevos pasos de retranque por parte de Pilato. Lo que sí añade Marcos es la burla de los soldados –burla sangrienta- sobre el “rey”, haciendo mofa macabra de Él: como tal rey debe ser coronado. Y tras ponerle un manto rojo como capa real, le ciñen una corona de espinas, le saludan burlescamente: Salud, rey de los judíos, y le escupen, le golpean la cabeza y hacen la falsa adoración hincando la rodilla ante él en señal de acatamiento. Al fin y al cabo, ni Pilato lo había respetado. Ya puede imaginarse lo que sucede con una chusma que puede hacer impunemente los excesos que se le ocurran.

2 comentarios:

  1. Liturgia del día
    Dos narraciones no fáciles de ver en una misma dirección, aunque la tienen. La historia de José (Gn 37, 3…) que expresa la malicia que se origina en el corazón de unos hermanos envidiosos, que no se les ocurre otra salida que matar a José, porque su padre le tiene particulares muestras de cariño. Rubén, primero, da señales de humanidad e impide la primera decisión, y Judá, después, propone una situación intermedia y ventajosa para ellos: venderlo, sacar provecho crematístico, y quitárselo de delante. Lo que nunca pudieron pensar es que su mala acción iba a dar la vuelta de manera que José vendría a ser quien les librara a ellos, su familia y al pueblo del hambre que se declaró en la región.
    La parábola de Jesús (Mt 21, 33-43; 45-46) imagina otra historia de unos malos arrendatarios de la viña del Señor [el pueblo judío] que ni pagan sus tributos ni respetan a los enviados del dueño, a quienes expulsan, maltratan u matan. Incluso al hijo del dueño, sacándolo fuera de la viña [Calvario], con la pretensión de adueñarse de todo. Lo que ni podían pensar era –como Jesús les explicó- que la piedra que desecharon los constructores, vino a ser la piedra angular.
    En los dos casos de estas lecturas tan aparentemente desiguales, queda emergiendo la providencia de Dios que escribe derecho con nuestros renglones torcidos, y que allí donde lo humano fue calamitoso, Dios iba escribiendo una Historia de Salvación. Las mismas mimbres; muy diferente EL CESTO. Hay un Viernes Santo. Pero no se acaba la historia ahí. A eso nos lleva la experiencia de Cuaresma, y a eso nos debe abocar en la reflexión y para la vida.

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  2. Desde que Dios creó al hombre, Dios no le ha quitado la vista de encima y, si recordamos las historias de los Patriarcas, la Liturgia cuaresmal, poco a poco nos introduce en la Historia de la Salvación y, aunque Jahve la haya escrito con los "renglones torcidos",es una Historia de amor que nos descubre el misterio de Jesús y la hondura de la malicia humana; a través de ella, pretende de nosotros una conversión total.

    En la historia de José, sobresalen los celos y la envidia de sus hermanos, la dureza del corazón...La piedad de uno de ellos evita que lo maten y hace. que unos años más tarde, el propio José , gracias al trigo del Faraón, les pueda ayudar para que ellos nose mueran de hambre. José es figura del Mesías enviado.El pueblo de Israel, elegido entre todos y llamado a la salvación, no solo rechazó y mató a los profetas enviados por Dios, sino que incluso mató al Hijo de Dios.

    El hombre es incapaz de salvarse por sí mismo; que esto nos sirva para no confiar tanto en nuestras capacidades que son insuficientes para vencer nuestras pasiones y vencer al maligno que nos ataca por todos los frentes para confundirnos.

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