viernes, 27 de marzo de 2015

27 marzo: La verdad y "LA VERDAD"

La Pasión en San Juan (4)
En el evangelio de San Juan Jesús se define como “Camino, VERDAD y Vida “. A Pilato se presenta Jesús en este 4º evangelio como quien nació y para DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD; todo el que es de la verdad, escucha mi voz.  Es evidente que Pilato no era “de la verdad” porque no quiso escuchar ni saber más. Estaba muy quemado Pilato de tantas “verdades” como salían a derecha e izquierda, en Roma y fuera de Roma. Y eso le había llevado al escepticismo. O más bien no estaba él allí para escuchar ahora “la verdad” del preso.
Porque allí había ahora mismo “varias verdades” contrapuestas: la de los judíos, entregándole a Jesús para que le condene a muerte. La de Jesús que dice que es “rey de los judíos”. La verdad de Pilato que es el típico sanchopancista que no entiende más verdad que la suya de cada situación y momento. Hoy es una verdad, porque le va a sus intereses; mañana es otra, cuando sus intereses van por otro sitio. Y sus intereses era su puesto político, las conveniencias de Roma, el mantenerse en equilibrio personal (aunque sea inestable), el no indisponerse con los judíos (que sabe que son ladinos, y que lo tiene bien comprobado). ¿Cuál es, entonces, “la verdad”, y qué le importa a él la verdad como tal? ¿Cómo va a arriesgarse él con un desconocido tan misterioso como aquel hombre que le han traído? La verdad de Pilato será la de nadar y guardar la ropa. Por eso, cuando el preso le habla de LA VERDAD, Pilato rehúye la conversación. Se escapa con una displicente pregunta y se sale fuera.
Y nos puede resultar bochornoso, abominable un individuo que vive la vida así, para quien nada es una verdad verdadera. Pero a mí me ha hecho mucho pensar esta postura de Pilato, porque bien podría aplicarme a mí la misma pregunta, cuando me veo metido en esa situación cambiante de mi vida, que la verdad mía de hoy no es la misma que la de ayer; que mi verdad no es la verdad del vecino del 3º; que mi criterio de verdad no me vale igual cuando veo actuar a Fulanito y cuando hace las mismas cosas Menganito. Cuando justifico en mí lo que juzgo mal en otros. ¿Cuál es la verdad y cuál es mi criterio de verdad? ¿No perteneceré a los “Pilatos” que se dan media vuelta y prefieren no conocer más y no complicarse la vida más?
Es evidente que la VERDAD es sólo una. Que LA VERDAD es DIOS. Pero objetivar eso en mí y en mi vida, es ya harina de otro costal, porque mi subjetividad es muy cambiante. Y al final yo mismo necesitaría un ejercicio de sinceridad muy honda para llegar a descubrir –al menos- cuál NO ES mi verdad, que no es tan como yo lo veo, y cómo acaba siendo real –en la práctica- que todo es según el color del cristal con que se mira. Y ya sería un descubrimiento de honradez humana y cristiana, y nos quitaría de delante el espíritu crítico tan fino que solemos tener.
Lo que Pilato sí sacó en claro fue que “no hallo en Él culpa alguna”. De esa verdad sí se había convencido.

El problema de Pilato fue que no supo defender esa verdad que había descubierto. No quiso complicarse con los príncipes de los sacerdotes y los ancianos. Y en vez de hacerse del preso y quitarlo de aquella situación, optó por el juego de proponerles un canje (podríamos decir): Tenéis por costumbre que os suelte un preso por Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al rey de los judíos? La gran mentira de Pilato: salirse por la tangente y no abordar el tema tal cual era.

1 comentario:

  1. Lo buscaban para matarlo, intentan apedrearlo; hay una especiede control oficial sobre los milagros de Jesús, lo quieren prender;¨´El lo sabe y huye, se esconde y, de hecho, vive escondido; no asiste a las fiestas con los discípulos. La situación es muy desagradable, todo hace pensar en la muerte inevitable de Jesús...Pero, así tiene que ser para que se cumplan las Escrituras: " El Hijo del Hombre debe sufrir mucho"Mc. 8, 31) Pero esto ocurrirá cuando llegue la Hora.

    Jesús murió para salvarnos a todos,Caifás resulto ser un profeta. El Mensaje de Jesús es radical y sólo se comprende desde la Fe y desde el AMOR. Somos muy frágiles; no sabemos escuchar la Palabra y no alcanzamos a ver el Amor que el Señor nos tiene...Somos indignos de su AMOR. Señor, ¡perdónanos!

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