domingo, 2 de febrero de 2014

2 feb.: Fiesta de la LUZ

PRESENTACIÓN DE JESÚS en el Templo
             Han pasado 40 días desde Navidad. Se cubierto, pues, la cuarentena a la que estaba sometida toda mujer tras dar a luz. Por eso hoy se dirigen ya al Templo para hacer la ofrenda del primogénito a Dios. Ritos habituales de todo matrimonio que ha tenido su primer hijo varón.
             La 1ª lectura lo presenta ya en la profecía de Malaquías, que avisa la entrada del Señor, de pronto, en el santuario  como mensajero de LA ALIANZA de Dios con su Pueblo. Su labor será la de purificar, lavar, pulir, refinar… Y así hacer agradable a Dios la ofrenda de su Pueblo.
             La 2ª lectura amplía ya el círculo: no es sólo “su Pueblo” sino toda la realidad humana, pues ese enviado de Dios es de nuestra carne y sangre, miembro de la familia humana, y –por consiguiente- viene a tender una mano a toda la humanidad. Y el autor de esta carta enfatiza: se dice “a los hombres”; no a los ángeles. Viene a liberar a la humanidad de sus pecados. ´Él mismo pasa por la prueba del dolor, y así puede auxiliar a cuantos sufren…, a la humanidad entera. ESTAMOS ANTE UNA FIESTA DE MANIFESTACIÓN UNIVERSAL de Jesús.
             Ya en el Evangelio no se limita a narrarnos el rito oficial de la presentación del primogénito, sino que nos presenta figuras laterales, varón y mujer, como una representación de gentes del pueblo, que toman parte en ese momento histórico. Simeón, un anciano que había pedido a Dios vivir hasta poder ver al Salvador. Hoy lo tiene en sus brazos…, y ya se ofrece a morir en paz. Toma al Niño en sus brazos y anuncia a María lo que habrá de sufrir por ese Niño, que será muy querido y muy rechazado. Por allí, también Ana, una mujer que llevaba ya 84 años viuda, y cuya vida la había ofrecido al Templo. Y que ahora se hace también anunciadora a quienes entran al Templo, que aquel niño que llevan en sus brazos José y María, es el Salvador.
             José avanzó hasta el atrio de los sacerdotes y presentó al Niño al sacerdote; lo rescató con una ofrenda al Templo, y María lo recogió en sus brazos en el Atrio de las Mujeres. Por su parte, San Lucas, sin querer saber más, desde allí mismo devuelve a la Sagrada Familia a su pueblo y casa de Nazaret. Ya han cumplido religiosamente, como personas fieles a la ley, y ahora les toca comenzar la vida diaria, la vida normal.
             La fiesta de hoy se puede ver como un hecho histórico, y hasta con todas las connotaciones religiosas y de ampliación de la mirada a lo que fue presentación de Jesús a la humanidad total.
             La iglesia propone esta fiesta con mucho mayor horizonte, por cuanto que la señala y celebra como FIESTA DE LA LUZ, con las palabras de Simeón: luz para alumbrar a las naciones, y gloria de Israel. La “luz grande” que se anunció en la liturgia de Navidad, aquí se hace llamativa antorcha CANDELARIA (solemne procesión de “candelas” en las que los fieles portan en sus manos la LUZ), en procesión hacia el templo de la Celebración de la Eucaristía de la fiesta.
             No quisiera que mis lectores se quedaran “viendo” esa imagen como algo que ocurre “ante ellos”. Porque la fiesta tenemos que vivirla EN NOSOTROS. Cuando hoy el sacerdote deposite un gota de agua en el cáliz, ahí hay que ver toda esa “candela” personal de cada fiel: sus alegrías o sus penas; sus labores y sus descansos; su salud o su enfermedad; su participación en la colecta, y en esta Eucaristía…: todo lo que es, tiene o necesita cada uno, está representado en esa gota de agua que se echa en el vino y ahí ya se hace parte de ese vino, que poco después queda consagrado y hecho Sangre redentora de Jesucristo. Quiere decir que en esa Sangre de Salvación está también –al vivo- cada obra y cada realidad nuestra que, así, ha sido presentada al Señor.

             Hoy es una fiesta patronal que abarca muchos colectivos. Por cuanto que es presentación al Señor, hoy es día dedicado a la VIDA CONSAGRADA, y así se celebrará en la Catedral, con toda la solemnidad de una FIESTA DE LUZ.
             Por cuanto que Simeón y Ana son ancianos, celebra su fiesta el movimiento de jubilados mayores de VIDA ASCENDENTE.
             Por cuanto que Ana fue largos años viuda, celebran su fiesta patronal las VIUDAS CRISTIANAS.
             Y día con sentido especial para cualquiera de nosotros, que recibimos en el bautismo la VELA que nos acompaña siempre, y que de de tener  expresión diaria en nuestra vocación cristiana, que nunca puede ser “luz oculta bajo la cama, sino puesta en el candelero” para que luzca ante todos los que conviven con nosotros o nos tratan. Nunca que no puede apagarse, que no debe nunca titilar como mecha que se apaga… Luz que siempre lucirá –aun en la misma muerte- como trofeo que hemos llevado enhiesto cada día, y que nunca se apagará. Porque seremos LUZ, CANDELA ANTORCHA en la misma eternidad, en esa procesión eterna de alabanza a Dios y a su Hijo Jesucristo, que nos mereció la salvación con su propia Sangre.

             Y no se queda olvidada María, la Madre que llevó a Jesús en sus brazos, y lo educó y formó, y nos fue entregada como Madre y Maestra, para que siempre nos acompañe en el día a día de nuestra vida.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad7:42 p. m.

    "UNA ESPADA DE DOLOR TE TRASPASARA EL ALMA".
    Estas palabras dirigidas a la Virgen anuncian que Ella habría de estar unida íntimamente a la obra redentora de su Hijo.La espada de que habla Simeón expresa la participación de María en los sufrimientos del Hijo.El Señor sufrió en la Cruz por nuestros pecados;también son los pecados nuestros los que han forzado la espada de dolor de nuestra Madre.Por tanto,tenemos un deber de desagravio no sólo con Jesús,sino también con su Madre,que es también Madre nuestra.

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