domingo, 30 de septiembre de 2012

"Esto es un infierno"


CELOS Y ESCÁNDALO
          Es muy claro que se ha insistido en un tema común en ls dos lecturas que llevan la voz cantante:  los celos “por la gloria de Dios”…, mal entendida.  Eldad y Medad no había estado en el momento en que una parte del espíritu de Moisés fue traspasado por Dios a los setenta ancianos. Pero no por eso han dejado de recibirlo.  Y aun sin haber estado allí, profetizan (=anuncian a Dios y las maravillas y enseñanzas de Dios). Eso “escandaliza” (se crean malestar celoso, envidioso) a unos que inmediatamente se vienen a Moisés para avisarle…  Josué, hombre de confianza de Moisés entra en ese juego de los celos y le pide a Moisés que les impida profetizar.  Y Moisés, hombre de Dios, le pregunta con ironía: ¿Estás celoso de mi? ¿Te piensas que a mí me molesta o que yo pierdo algo con eso?  Si lo que yo quiero es la gloria de Dios, y que Dios sea conocido y amado, ¿qué más me da si lo anuncian los que estuvieron aquí o los que no estaban en ese momento?  [San Pablo dirá un día: por mi vida o por mi muerte, lo que me importa es que sea anunciado el nombre de Dios]. Ojalá todo el mundo profetizase, dice Moisés.  Ojalá todo el mundo diera gloria a Dios y expresara palabras que vienen de Dios, o viviese como Dios pide el sus palabras.
             En el Evangelio nos encontramos con un caso muy semejante. Juan (al que solemos considerar siempre tan suave (Jesús lo llamó hijo del trueno…, y por algo sería), viene a Jesús muy ufano porque a uno que andaba echando demonios en nombre de Jesús, se lo ha impedido…, porque no era de nuestro grupo. Egoísmo, individualismo, corporativismo…, que no busca el bien sino la defensa del “grupo” como “mejor”, como contrapuesto a los demás: lo mío, lo nuestro, nuestro grupo.  Un signo de bajeza de miras, de pequeñez de espíritu… Y lógicamente una fuente de envidias y celos ridículos, como una autodefensa del “propio territorio” como contraposición a los “otros territorios”: mi asociación, mi cofradía, mi obra benéfica…  Evidentemente aquello no iba con Jesús, porque para Jesús, si es bueno lo que otro hace, ¡bendito sea Dios!  Si no está contra nosotros, es que está con nosotros.  La reacción frente a eso es envidia ridícula (la verdadera envidia que es el dolor por el bien ajeno, independientemente de que yo tenga todo lo que yo necesito). Es la envidia o son los celos, igualmente ridículos porque ni hacen ni quieren que otro haga.  Es la manifestación clara de la propia carencia pero expresada en forma de molestia por lo que el otro tiene o hace.
             A eso precisamente se refiere ahora Jesús, a continuación. En un corazón generoso, hasta dar un vaso de agua en nombre de Jesús, ya es un acto meritorio.  Y molestarle a uno que alguien dé el vaso de agua, ya es escándalo.  [Convine aclarar que el concepto “escándalo” en el uso común, se refiere a algo que ha movido, incitado o llevado al pecado, al daño grave de otra persona].  Aquí es todo mucho más trivial, siguiendo el contexto. Ya es un “escándalo” que Juan considere que es contra ellos si alguien hace un bien pero no es de nuestro grupo.  Ya es escándalo que discutan unos padres y e estén dando a los hijos una imagen de desamor y violencia. Ya escándalo que en la Iglesia haya grupos contra grupos. Ya es escándalo que alguien escurra el hombro en el trabajo y provoque o el mal ejemplo (para los demás), o les cargue a los otros lo que él no hace. Ya es escándalo que andemos molestándonos unos a otros.  Y Jesús, que le gusta expresarse con “exageración andaluza”, enfatiza e mal que hace el escándalo que llega a decir que te cortes la mano que escandaliza, o el pie que da malos pasos, o te arranques el ojo que mira mal… Yo me apresuro a decir: ¿Jesús nos prefiere mancos, cojos o tuertos?  Evidentemente no.  Pero con la misma evidencia nos está advirtiendo que esa situación que provoca escándalo (que me lleva al mal o crea mal en otros) es un auténtico infierno. Digámoslo de una manera muy llana: donde hay daño, donde hay celos, donde hay cualquier clase de mal (una familia que discute, una mala relación de personas que están en el mismo trabajo, unos niños que humillan a sus compañeros…, están creando “un infierno”.  ¿No lo decimos en el lenguaje coloquial: esto es un infierno?  Porque “infierno” significa una situación en la que no está Dios, en la que no puede estar. Por eso, más te vale estar manco, cojo o tuerto y estar con Dios, que con las dos manos, los dos pies o los dos ojos (=con tu egoísmo, expresado al modo que sea) quedarte al margen de Dios.
             La EUCARISTÍA es el lugar real de la Presencia de Dios en Cristo. O también, el lugar donde la palabra hablada de Dios se hace Palabra viva y real en el sacramento.  Donde la Palabra que contiene un libro, salta hasta la vida personal de cada humano por medio del mismísimo Cristo-Palabra y Eucaristía, hasta el punto de hacerse una sola cosa.  Y con lo mismo, venir a cada uno de nosotros, HECHO UNA SOLA COSA:  lo que hemos leído o escuchado de la Palabra, sentirlo dentro de nosotros como clamor de Jesús que nos impulsa con lo mismo que ha enseñado. [De ahí el fallo muy serio de los fieles que llegan a la Misa y no prestan total atención a la Palabra…, o ni siquiera llegan a tiempo de escuchara].  Diríamos que han perdido ya una parte de la COMUNIÓN.
             Santiago expresa todo esto bajando a la arena de la realidad. “Ricos· son los que tienen dinero y no socorren al pobre o incluso lo estafan.  Y rico es todo el que se enaltece y se engríe y por eso mismo aplasta o trata de aplastar al otro. Ese grito del oprimido  llega hasta el Cielo, a los oídos de Dios.

5 comentarios:

  1. francisca de DIOS11:35 a. m.

    FRANCISCA DE DIOS -La bendita obsesión de JUSUCRISTO es la expansión del Reino de Dios para que los hombres se salven. Por eso, cualquier ayuda que lo haga posible, es bienvenida .Por eso, el que favorezca a los que evangelizan tendrá su premio .Por eso, el que escandaliza aun pequeño, que tan bien acoge el mensaje, lo tiene dificil. Por eso, todo lo que me impida serle fiel fuera de mi .Aunque me cueste sangre.Lo primero es antes.

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  2. Ana Ciudad1:36 p. m.

    Jesús reprueba la intransigencia y la mentalidad estrecha de los discípulos,y les abre el horizonte y el corazón a un apostolado universal,variado y distinto.Los cristianos no tenemos la mentalidad de"partido único",que nos llevaria a rechazar formas apóstolicas de las que unos,por formación y modo de ser,nos sentimos llamados a realizar.La única condición dentro de esta gran variedad de modos de llevar a Cristo a las almas,es la unidad en lo esencial,en aquello que pertenece al núcleo fudamental de la Iglesia.

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  3. La envidia y los celos es un signo de bajeza de miras y pequeñez de
    espiritu ... y yo añadiria y de mucha cortedad ;me cuesta creer que
    una persona con un minimo de inteligencia pueda sentir celos o envidia
    de que a otra persona le vaya bien porque si le va bien es un descanso
    porque uno piensa un problema menos , a Dios gracias y que seguridad
    si es encima conocida .

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  4. Anónimo7:57 a. m.

    En los celos y envidias de unos contra otros hay un elemento para mi fundamental, que también le pasó al parecer al apóstol Juan. Y es que si perdemos por un instante cual es el OBJETIVO central, entonces es cuando ocurre lo que no debería ocurrir. Las luchas de unos contra otros por ser del "grupo" de Jesús en exclusiva. Y puede hacer daño, porque el pecado siempre daña a alguien.Me pregunto si lo que nos falta es más conciencia de cual es el objetivo que perseguimos. ¿Es anunciar a Cristo? ¿Es evangelizar el mundo? O ¿es tal vez, construir nuestro pequeño reino personal, engañándonos a nosotros mismos? ¿Es nuestra gloria la que buscamos? ¿Que nos miren, que nos admiren? ¿Crecer para hincharnos de orgullo sobre los demás? ¿Hacer seguidores para nuestro grupo o para Cristo? ¿Cual es nuestro objetivo?

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  5. Mercedes9:34 a. m.



    La envidia es una debilidad del alma que ve con cortas miras el
    reparto de bienes, su valoración y sus diferencias entre los semejantes.

    El hombre debe abstenerse de valorar, porque va a ser siempre errónea su
    valoración , ya que no conoce los entresijos propios como para conocer
    los de los demás, por tanto si no tiene capacidad para ello no puede
    envidiar nada ni nadie, sòlo Dios es envidiable y absolutamente deseable
    Los demás somos un compendio de virtudes y defectos distintos no por
    eso libres de ellosy con unas diferencias entre nosotros de unos a otros,
    imperceptibles y minúsculas comparadas con las cualidades infinitas de
    Dios
    La envidia puede ser generada en un principio por la comparación
    ¿por qué compararse ? !Eso es una locura !Ningún producto espiritual
    es igual,sino diferente,irrepetible y especialísimo ni mejor ni peor,
    totalmente propio .
    Es como si dijera que una flor silvestre es peor que la ampola y peor
    que la rosa ,que un acantilado es más bello que una llanura o más bonito
    que un rio.
    Las cualidades de uno y sus características le van a él y a otros no .

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