viernes, 21 de septiembre de 2012

Leví el publicano


SAN MATEO
          Hoy celebramos la fiesta –fiesta litúrgica- de San Mateo, apóstol, también llamado en el evangelio, “Leví”.  Un publicano. Un detestable, según el pensamiento popular, por su mismo oficio de recaudador de impuestos, y de impuestos a favor de Roma, la potencia dominadora en Israel.
             En las lecturas, se toma la de la carta de Pablo a los fieles de Éfeso. Se habla de “prisionero por Cristo”, porque realmente “le apresó” la mirada de Jesús.  Entonces puede también decirse “prisionero de Cristo” porque Jesús le “apresaba” porque Él, Jesús, se había fijado en Leví y había visto enn él un apóstol.  ¿En un publicano?  Exactamente. Porque la libertad del Corazón de Cristo no ve lo que fue o lo que es…, sino el proyecto y sueño del propio Jesús sobre lo que será… Es como aquella mole granítica en la que Miguel Ángel se quedó mirando entusiasmado y ya estaba viendo en ella al Moisés que luego talló.  Porque sólo “había que quitarle lo que sobra”.  Y el buril del artista era el que cambiaba la mole en una inmensa figura, a la que sólo le faltaba hablar, como decía el autor mientras golpeaba amorosamente su obra.
             ¿Qué es lo que le sobraba? Lo que no fuera humildad, amabilidad, comprensión, capacidad para sobrellevarse mutuamente con amor, y mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.  Que si eso se da, la figura nueva emerge aún del bloque granítico de un publicano.
             De ahí que esa 1ª lectura insista en la urgencia de una UNIDAD porque tenemos un solo Señor, una fe, un bautismo, un Padre que lo trasciendo todo y lo penetra todo y lo invade todo.  Es es “invasión” de Dios que –entrando. Cambia toda la vida de alguien.  Como Jesús que, al “entrar” en la vida de Mateo, le saca de sí, le abre una luz irresistible y acaba produciendo un apóstol y un evangelista.  Uno que fue capaz de captar la maravilla de las bienaventuranzas para mostrar que el seguimiento de Jesús no estaba en el pecado o no pecado material contra los mandamientos de Dios sino en muchas más profundidades que ya no eran mandatos o prohibiciones sino caminos abiertos, inmensos, por los que transitar.  Y que los mandamientos que vivieron en Israel, iban mucho más lejos de lo que podían pensar los cumplimientos de la materialidad legal.  Cristo es un horizonte sin fronteras, y hacia ellas abre Mateo la vista de los destinatarios de su evangelio que eran, precisamente, aquellos hijos de Israel.
             Venía Jesús no a dividir buenos de malos sino a ser médico para los enfermos…, para salvarlos a todos, para que todos puedan sentirse mirados y llamados con un impresionante: Sígueme, en el que debemos sentirnos todos y cada uno.

10 comentarios:

  1. Ana Ciudad2:42 p. m.

    Jesús se fija en Mateo.En todos nosotros se fija el Maestro,cualesquiera que sean nuestra edad y condición.Nos invita a seguirle más de cerca,y a la vez nos deja metidos en la entraña de la sociedad,del trabajo y de la familia.Dificil camino y escabroso para seguirle.Y¿Qué medios tenemos para seguirle? Los mismos que los primeros fieles,que dieron a Jesús,o lo entrevieron a través de los relatos de los Apóstoles o de los Evangelistas.

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  2. Anónimo3:16 p. m.

    La predicación vale, pero lo que arrastra a la gente, lo que realmente convence, no es el oír palabras más o menos bonitas. Me refiero a la religión y al cristianismo en concreto. Yo cuando conozco que Cáritas está ayudando a tanta gente en nuestros días, eso me vale por cincuenta predicaciones de palabras, y por 100 reuniones de personas para estudiar doctrina. Porque la doctrina de Cristo en el fondo no es complicada. Está basada en dos principios fundamentales, y está muy bien complementada con otras enseñanzas, que quedaron establecidas por ejemplo en el sermón de la montaña.

    A mi me sirve de poco el estudio de las cosas de la religión si no se convierte en obras concretas. Me vale poco la apariencia de bondad y de piedad, si luego damos la espalda al que lo necesita, o le añadimos un problema, en vez de ayudarlo a sanar, como enseñó Cristo. Tenemos tendencia a ver en en el otro un problema (el que sea), pero no alcanzamos a darnos cuenta de que a lo mejor el problema que tiene el de al lado se lo hemos ayudado a crear nosotros con nuestra actitud errónea. Sómos muy rápidos a darle posibles soluciones, pero incapaces de ayudarle más allá de las palabras. Es el Evangelio sin poder. Es la Palabra sin signos. Es la letra muerta.

    En estos momentos de mi vida, dudo de muchos sistemas y modos que no conectan con la gente. Dudo de las simples palabras si estas no van acompañadas de signos concretos. La Palabra tiene que tener el poder de transformar, y cuando no lo hace es por algo. Tal vez estamos confundiendo el Evangelio con la poesía, y el ayudar al hermano con tranquilizar la conciencia con actos piadosos y rutinarios. Y muchas veces estos modos y sistemas no conectan porque no son coherentes. Queremos al joven en la Iglesia, pero cuando acuden a veces se les relega, no se los tiene en cuenta, no se los apoyan suficientemente. El egoísmo impera. Dudamos de quien pide ayuda, alejamos a quien deberíamos ayudar más, no somos como debemos ser.

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    1. Aschenbach9:23 a. m.

      Está Vd. cargado de razón. Habla de pobres y jóvenes, desconectados (abandonados) a pesar de las palabras y por falta de hechos. Añada también mujeres y ancianos. Sí, las palabras solas son irrelevantes, y más en una situación social y moral como la de hoy.

      Quisiera reivindicar con Vd. (si no me equivoco al interpretar su madura reflexión) una iglesia renovada, fundamentada en una hermeneútica no monopolizada sino abierta al diálogo. Una orientación de esta iglesia más participante en la realidad, menos poética y menos epistemológica. Una iglesia crítica de sí misma e inmersa en la praxis a la luz de la Palabra (no de las palabras).

      ¿Se podría pedir algo más evangélico?

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    2. Anónimo8:14 a. m.

      Por supuesto Asch, incluyamos a todos. Si remarco en los jóvenes, es por que estos según la Ley natural son o deberían ser el futuro de nuestra Iglesia. Me baso para hablar en varios elementos. Experiencia personal, lo que veo o he visto con mis limitados ojos, y alguna cosa más.

      No soy partidario de diálogos, a menos que ese diálogo esté basado en el principio de obediencia y respeto a la Jerarquía de la Iglesia instituida por Cristo. Que algunos confunden el diálogo con querer imponer a los demás su verdad. La soberbia nos impide obedecer a nuestros superiores, al igual que los superiores pueden caer en soberbia espiritual si no actúan como dice el Evangelio, siendo servidores, y siendo los últimos en vez de querer ser los primeros, que la gente los salude por la calle, tener el sitio de honor, etc, etc, etc.

      Quiero aclarar que la Iglesia en mi opinión, si participa en la realidad actualmente, los que no participan en la realidad son los que quieren construir o renovar la Iglesia creando conflictos en su interior, viviendo según la carne, y no según el Espíritu.

      Igualmente quiero aclarar que en mi opinión, la Iglesia si se ocupa de los pobres actualmente, como siempre, porque la Iglesia somos todos, y no podemos generalizar.

      Por último, aclarar que yo no estoy hablando de la Iglesia como institución, sino que trato de señalar una cosa muy simple. El ejemplo arrastra, y las palabras sin obras concretas que las sustenten no arrastran. Y el que no me entienda, que lea el libro de los hechos de los Apóstoles en sus primeros capítulos especialmente.

      Tampoco me vale como excusa que también había injusticias e hipócritas entonces, porque eso no es motivo para que optemos por el bien y la verdad, sin poner excusas como la de que: "somos débiles", "somos pecadores", etc, etc, etc, porque si bien es cierto que somos débiles, con Cristo todo lo puedo. Y si bien es cierto que somos pecadores, Cristo me quita el pecado. El punto es que nuestra voluntad quiera adherirse verdaderamente a Cristo, arrepintiendonos sinceramente de nuestros pecados, y purificando nuestras conductas con determinación apoyados en Dios.

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    3. Aschenbach7:40 a. m.

      Creo con Vd. que la iglesia (con minúscula, hablo de los fieles a pie de obra) sí participa en la realidad actual, sí se ocupa de los pobres, y que su ejemplo (su acción) arrastra poderosamente.

      No comparto, en cambio, su opinión de que la Iglesia (con mayúscula, hablo de la Curia) esté tan cerca de la realidad, ni que comparta el sufrimiento hoy generalizado (y que es sin duda el mismo que Jesús sublimó hace dos mil años).

      La fe puede ser ciega, ¿pero la obediencia? Pablo de Tarso, cuando lo consideró necesario, se atrevió a criticar a Pedro (Gal 2, 11-14), aún sabiendo que Jesús cimentó su iglesia en él. La autoridad y el respeto, aún los otorgados por designación divina, hay que merecerlos día a día y hacerlos fructificar. Tengo serias dudas de que la Jerarquía Eclesiástica haya trabajado y trabaje ahora en dar ejemplo con obras concretas que sustenten sus palabras.

      Recorro el blog, y veo más un púlpito (palabras en una sola dirección) que un lugar de participación e intercambio de creencias. No lo critico, en ningún caso sus propósitos ni su objetivos están ocultos o disimulados, y me parecen tan respetables como cualesquiera otros. Por ese respeto no me extenderé más, y agradezco sus puntualizaciones. Tal vez en otro foro sí pudiéramos entablar un diálogo constructivo para nuestra fe y nuestra actitud.

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  3. Javier Madueño10:36 p. m.

    Felicitar muy sinceramente al Apostolado de la Oración de Málaga por la impresionante asistencia a la Escuela de Oración de hoy. La obra ha evolucionado y crecido sin duda en los últimos años. Dar las gracias especialmente al Padre Cantero por su compromiso por llevar al mejor conocimiento de Cristo a todos los asistentes. Un saludo a todas y a todos, aunque a algunos tuve la oportunidad de hacerlo personalmente hoy.

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  4. Me gustaria saber si es que se puede expresar con palabras cuales son esas
    profundidades , caminos abiertos e inmensos por los que transitar .

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    1. Anónimo10:13 a. m.

      Yo tampoco lo veo. ¿No hay mucha retórica?

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  5. Anónimo K210:05 a. m.

    hermeneútica no monopolizada..., menos epistemológica.

    ¿Está claro?

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  6. Anónimo10:22 a. m.

    Hermeneútica: interpretación de textos, particularmente los sagrados.
    Epistemología: doctrina y teoría del conocimiento.

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