miércoles, 12 de septiembre de 2012

El NOMBRE de María


FELICIDADES A LAS MARÍAS
          La liturgia de la Iglesia recuperó hace poco esta celebración del NOMBRE DE MARÍA que se había ido con las últimas reformas del calendario litúrgico.  Tanto la celebración del NOMBRE DE MARÍA como la del NOMBRE DE JESÚS, han sido dos “adquisiciones” renovadas para la celebración religiosa.  Porque naturalmente no las había perdido el pueblo, y lo bonito es volverlas a poder encontrar en las directrices litúrgicas.

             Entra hoy la 1ª lectura en dos concreciones paulinas menos fáciles de entendimiento en el contexto actual.  Habla del celibato.  Y por supuesto no está hablando del “celibato clerical” que en ese momento histórico ni se planteaba como disquisición teórica.  Habla en general y ya se puede ver los distintos escorzos que hace para tocar el tema, en unas aplicaciones que para nosotros quedan extrañas. Pero lo que hemos de contar –además- es que en esas disquisiciones, advierte expresamente que lo que está escribiendo es su pensamiento personal pero sin órdenes del Señor.  No es de poca monta esa advertencia que él mismo hace. Tendríamos que “pensar” en clave del propio pensamiento paulino, en el contexto concreto, y eso es imposible en todo ese conjunto de casuística que se ha propuesto. 
             De otra parte, se ha situado –para su explicación- ante una hipótesis: la vida es muy corta y no hay que asentarse tanto en ella. De ahí que cada uno viva su situación pero con un desprendimiento que sea signo de lo pasajero de este momento terreno.  ¿Pensaba Pablo que realmente era un momento tan apremiante que es que venía ya el fin del mundo?   Uno puede pensar que sí cuando lee de primeras.  Sin embargo debía ir por otro aspecto porque en la segunda carta explica expresamente que él no ha dicho que el mundo se vaya a acabar ya..
             Como no hay en este día una especial doctrina como tal, lo que puede sernos útil es mirar hacia la rapidez con que pasa la vida, y dentro de ella lo fugaz de cada momento y situación.  No merece la pena enfrascarse tanto en lo terrenal que pareciera que aquí tenemos nuestro destino final.  Lo que tenemos y podemos, trabajémoslo, hagamos lo mejor que podemos y sabemos, ¡disfrutémoslo!, pero bien a sabiendas de la transitoriedad de todo esto que tenemos entre manos.  Hemos de hacerlo todo con el alma puesta en ello…, y hemos de vivir con el espíritu suelto sin apegarnos tanto que acabemos sumergidos en lo trivial de lo terreno.
             En Evangelio son las  bienaventuranzas y malaventuras que San Lucas ha recogido del conjunto total (el que nos pone San Mateo).  Aquí se habla de POBRES sin especificar nada más.  Lucas se dirigía a una comunidad de gente pobre y entonces les expresa que más allá de su pobreza hiriente, hay un Dios que hace reyes a quienes se abandonan a Él y sobrepasan su necesidad y carencia con altura de alma.
             Habla de HAMBRE y tampoco añade otra palabra.  El sufrimiento del hambre tendrá una distinta saciedad para los que miran a Dios y saben que van a encontrar saciedad.  LOS QUE LLORAN, reirán, y los excluidos, perseguidos, humillados por causa de su fe, van a ser ensalzados por Dios. El Hijo del hombre pasa por todo ese sufrimiento pero Él, como los que padecéis, encontraréis  recompensa grande en el Cielo.
             ¿Sería todo esto un opio al pueblo sufriente aquí, con la promesa de ser felices “allí”?  Es el lenguaje que sólo entenderá la persona de fe. Y es el lenguaje que no se reduce a un: aguantaros, que ya vendrá lo bueno en el Cielo, sino a una situación que ES MUY PENOSA y se sufre desde la injusticia humana, egoísta y carente de sentimientos…, pero la vida no se acaba ni así ni siempre así.  Para el que ama a Dios, todo le lleva al bien, y hay una “justicia” que deja las cosas en su sitio.  Es la Santidad y Bondad de Dios, que  sale al paso.  La fe lo afirma. El creyente lo cree.  El “medio creyente” se queda a ras de los hechos y le es difícil subir más.
             Se entenderá mejor todo eso cuando surgen las malaventuras de los ricos…:  ya lo tienen todo; no esperan más; no pueden tampoco esperar más.  La riqueza bloquea.  LOS SACIADOS como el rico comilón, creen que toda la vida será así.  Acabó teniendo hambre de una gota de agua en la punta de su lengua…, y ni siquiera eso pudo ya tener.  La muerte fija posiciones…  Creyó REÍRSE DE LA VIDA…, se rió del pobre menesteroso que ni las sobras le dejaban para matar su hambre… Luego le tocó llorar amargamente, con ese duelo inconsolable de no haber puente que hiciera posible regresar al pasado para “hacerse bueno”.  Finalmente, ¡cuánto anhelamos que HABLEN BIEN de nosotros!  (dice el dicho popular: “aunque sea mentira”).  Pero nada nos da quien habla bien, ni nos quita el que habla mal.
             No están lejos los textos del Evangelio y el final de la primera lectura: hay que vivir esta vida menos asentados en lo que tenemos, y dando paso a esa duda provechosa que nos haga plantear el presente pensando mucho más en cómo estamos construyendo el futuro.  Y quien tiene fe, sabe que el futuro-futuro es demasiado importante para jugárselo aquí como un juego de cartas.

1 comentario:

  1. Anónimo3:10 p. m.

    FELICIDADES MADRE MIA ,me pregunto¡PENSABAS JESUS cuando proclamabas`las BIENAVENTURANZAS' en su madre .....BIENAVENTURALO<los que ahora llorais, porqrue reirèis,,,,,,,franciscadedios

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