El
próximo día 10 tenemos el acto que corresponde al PRIMER VIERNES
LITURGIA
. Hoy es corta la 1ª lectura (1Jn.7-10) pero expresa todo el
sentir de Juan, que en definitiva es el sentir de Jesús. Se trata de que nos amemos unos a otros ya que el amor es de
Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios porque
Dios es amor.
He ahí la base de todo amor: DIOS. O lo que es igual EL
AMOR. Y cuanto se dé de amor entre nosotros, es efecto de la acción de Dios en
nuestras vidas. Más aún: tiene que darse amor al hermano –amémonos unos a
otros- para que no sea ficticio el amor.
DIOS ES AMOR equivale a decir: Dios se manifiesta amando. Y
no podemos conocer a Dios sino a un Dios de amor. Toda otra expresión o imagen
bíblica que no presente el amor de Dios, serán expresiones humanas, ideas
humanas sobre Dios, de las que encontramos muchas en el Antiguo Testamento. Sin
embargo Jesús nos muestra siempre al Padre como foco de amor, y la descripción
más concreta de cómo es Dios, la tenemos en la parábola del padre bueno (Lc.15).
De ahí que Juan nos explique el amor que Dios nos tiene se manifestó en que envió al mundo a su Hijo
único, para que vivamos por medio de él. El amor siempre arranca de Dios:
tiene su origen en Dios, de tal manera que el
amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
primero y nos envió a su Hijo para pagar por nuestros pecados. No hemos
nosotros “merecido” el amor de Dios. El amor de Dios se nos ha regalado, es un
don que nos hace él.
Eso queda plasmado en el evangelio de hoy (Mc.6,34-44), de
los más repetidos en el paso de la liturgia. Habla de Jesús que mira a la
multitud que le sigue y le dio lástima de ellos, porque
andaban como ovejas sin pastor, una imagen muy dolorosa para un pueblo
eminentemente pastoril. Un rebaño sin nadie que le conduzca y lo cuide era una
imagen que provocaba lástima. Y es la reacción de Jesús ante aquella
muchedumbre que le sigue.
Los discípulos entienden que cuando ya es tarde, lo que hay
es que despedir a la gente para que se busque su pitanza en los pueblos y
aldeas de los alrededores. Entienden los apóstoles que la gente ha de tomar la
iniciativa de su solución vital.
Pero el amor viene
de Dios, y entonces es Jesús el que toma la iniciativa, y lo hace hasta con
gracejo, diciéndoles a los apóstoles que ellos le den de comer… Podemos
imaginar la cara de extrañeza de aquellos hombres, que apenas tienen para comer
ellos y que se les encarga dar de comer a una muchedumbre. ¿Tendrían que ser
ellos los que fueran a las aldeas y cortijos para comprar? ¿Cuánto iba a costar
todo aquello? Por lo menos doscientos denarios, que ellos no tenían.
Jesús les hace contar cuántos panes tienen. Y declaran que
cinco, y dos peces. Queda claro que ellos no podían dar de comer. Queda claro
que no había comida. Pero es que el amor es de Dios, y la iniciativa viene de
Dios. Y Jesús dice que hagan a la gente sentarse en el suelo en grupos de
cincuenta, y él toma los 5 panes y los dos peces y los va dando a sus apóstoles
y los apóstoles a la gente, y llega a todos y todos comen y se sacian. Y hasta sobra. Y no poco, porque
los doce discípulos, cada uno con un cesto, van recogiendo todo lo que ha
sobrado de la comida a aquella multitud: solo varones eran 5,000.
En efecto el amor que Dios nos tiene no consiste en que nosotros
hayamos amado o tenido las soluciones en nuestras manos, sino en que él nos amó
primero y él puso en nosotros los frutos de su inmenso amor.
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