sábado, 25 de enero de 2020

25 enero: Conversión de Saulo


LITURGIA        La conversión de Saulo
                      .Hay dos narraciones del mismo hecho: la conversión de Saulo; vamos a seguir la de Hech.22,3-16, expresada en primera persona por el mismo Pablo.
          Saulo era un judío que se distinguía por la defesa de sus tradiciones judías. Formado en la escuela de Gamaliel aprendió hasta los últimos detalles de la ley y los modos judíos, sirviendo a Dios con el mayor fervor. Y en razón de sus convicciones judías, persiguió a muerte a los que seguían la nueva manera de los seguidores de Jesús. Metió en la cárcel a muchos hombres y mujeres que seguían el nuevo camino, y hasta obtuvo cartas de los sacerdotes para ir a perseguirlos hasta Damasco.
          Ahí es donde cambia todo el panorama porque yendo de camino, en un momento determinado le envuelve un gran relámpago y Saulo cae por tierra, mientras oye una voz que le dice: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
          Saulo no se rebela contra esa voz sino que descubre en ella algo sobrenatural, y pregunta: ¿Quién eres, Señor? Y la voz le responde: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues.
          Y Saulo pregunta entonces: ¿Qué debo hacer, Señor? Es llamativo que Saulo no se ha rebelado contra la voz, diciendo que él no persigue a Jesús, a quien da por muerto. Por el contrario acepta que perseguir a los seguidores de Jesús es perseguirlo a él mismo. Y se humilla con la misma fuerza que antes perseguía, y pregunta “qué tiene que hacer”.
          La respuesta es que siga ahora camino de Damasco, llevado de la mano por sus compañeros (porque había quedado ciego) y esperar allí. Que allí vendrá uno de los que Saulo perseguía, y será el instrumento de Dios para hacer de Saulo el Pablo defensor acérrimo de la causa de Cristo. Y Saulo recobrará la vista y además será bautizado con el bautismo en el nombre de Jesús, por el que se le perdonarán todos sus pecados.

          La otra narración pueden seguirla los lectores en Hech.9,1-22, quizás con más detalles, sobre todo en el tramo final, en el encuentro con Ananías, el cristiano que le salió al encuentro.

          Marcos nos sitúa en la despedida de Jesús para irse al cielo. (16,15-18). Y lo hace enviando a sus apóstoles al mundo entero para proclamar el evangelio a todas las criaturas, Cierto que entre los “doce” la idea del “mundo” estaba reducida al mundo judío. Fue Pablo el que rompió moldes y se lanzó realmente a “toda criatura” también entre los gentiles.
          La palabra de Jesús es clara: El que crea y se bautice, se salvará. El que se resista a creer, será condenado.
          Y pone las señales que se darán en los creyentes: echarán demonios en mi nombre. Demonios que es todo lo que se opone a la entrada de Jesús en las almas. Hablarán lenguas nuevas, que no es el don de lenguas sino la universalidad con que será acogida la nueva fe, que se hablará en todos los idiomas. Y también que la fe verdadera será como un lenguaje nuevo por el que el mundo se entenderá como seguidor de Jesús, el Resucitado.
          Cogerán serpientes en sus manos. La serpiente es el símbolo de la tentación y del príncipe del mal. El creyente en Cristo dominará esa situación y no se dejará vencer por la tentación y el mal. De tal manera que si beben algún veneno mortífero, no les hará daño. La tentación puede presentarse. Es ley  de vida. Lo que distinguirá es que ese veneno mortífero no podrá hacer daño. Estará el creyente por encima de esas tendencias al mal.
          Finalmente, impondrán las manos en los enfermos, y sanarán. Es la parte apostólica por la que el creyente no se queda anclado en una fe individualista sino que se lanza a llevarla a los otros, que son unos pobres enfermos, y a los que les van a llevar una salud espiritual.

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