viernes, 3 de enero de 2020

3 enero: El Nombre de Jesús


LITURGIA        Nombre de Jesús
          .           Muchos fieles siguen pensando y celebrando el nombre de Jesús el día 1 de enero, y la verdad es que nunca fue el día 1 el día del nombre de Jesús. Era una fecha movible dentro de los primeros días de enero. Ahora ha quedado fijada el día 3, que es la celebración litúrgica de dicho Nombre.
          Para los jesuitas es nuestra fiesta titular por ser “Compañía del Nombre de Jesús” y tenemos lecturas distintas de las que se leerán  en las restantes iglesias.
          La 1ª lectura está tomada del Ecclo.51,8-14: Alabaré tu nombre sin cesar y te cantaré himnos de acción de gracias. El resto de la lectura es un recuerdo de la misericordia de Dios, y una oración elevada al Señor y que es escuchada por Dios. Por eso te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.

          El SALMO (8), Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra.

          La 2ª lectura es de San Pablo a los Filipenses (2,1-11), una pieza excelente de finura espiritual: Hermanos, si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría; manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. San Pablo ha escrito a los filipenses con el corazón más que con la pluma, y les ha puesto por delante el ideal de una comunidad cristiana: mantenerse con un único sentir y un único querer, viviendo de acuerdo porque hay entre ellos amor. Con ello, con ese amor de la comunidad, se alivian las penas del apóstol que está preso. Y experimenta el gozo de estar bajo la acción de un mismo Espíritu de Dios, viviendo con entrañas compasivas. Y eso será lo que provoque en el Apóstol una gran alegría.
          Poniendo blanco sobre negro les dice: No obréis por rivalidad ni por ostentación. Considerad a los demás como superiores a vosotros. La tendencia normal de las personas es creerse superiores a los demás, De ahí, las críticas y los juicios. Si llegamos a considerar a los otros superiores a uno mismo, se acaba ese defecto. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad sobre todo el interés de los demás. Y saltando a lo más alto, resuelve el tema con una exhortación: Tened entre vosotros los sentimientos de Cristo Jesús. ¿Y cuáles son esos sentimientos? –El cual siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como un hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. No cabía cortar el discurso, que es de una sublimidad inmensa…, y un paradigma de lo que tiene que ser toda comunidad cristiana. Cristo que “se vacía” de sí para dar vida a los demás. Sería el slogan que debiera identificar a toda comunidad verdadera., aunque eso suponga “morir” a sí mismo.
          El resultado es que por eso Dios lo exaltó y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Himno solemne que nos mete en el misterio mismo de la encarnación y de la exaltación: abajarse a lo más hondo para triunfar a lo más alto.
         
          Finalmente el evangelio (Lc.2,21-24) con el momento de la imposición al Niño del nombre de Jesús, tal como lo había llamado el ángel antes de la concepción. En realidad es el meollo de ese evangelio, que para que no se quede tan corto le han continuado con la presentación del Niño en el Templo para cumplir todos los detalles de la Ley, pero que esa segunda parte tiene ya mucho menor sentido en este día y en esta fiesta.
         
          San Ignacio no quiso que su fundación llevara su nombre. Otras congregaciones son dominicos, franciscanos, agustinos…, tomando el nombre de su fundador. San Ignacio quiso que la Compañía que él fundaba llevara el nombre de JESÚS. Y no por el prurito de llamarnos “compañeros de Jesús” sino porque esa orden religiosa que nacía ahora, tomara el nombre de quien es su auténtico fundador.

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