domingo, 29 de diciembre de 2019

29 diciembre: Día de la familia cristiana


LITURGIA        Sagrada Familia
                      La liturgia de la Navidad desemboca hoy en una mirada a José, María y Jesús como familia completa, y en ella proyecta la realidad de toda familia donde ha de presidir un respeto mutuo, un amor recíproco, un caminar en la misma dirección. Toda familia humana necesita mirar a la familia de Belén –y después, de Nazaret-, y aprender de ella esas características de la buena convivencia.
          Ecclo.3,1-7.14-17 va haciendo una enumeración de las relaciones familiares: respecto de los padres, el respeto y la autoridad. Respecto de los hijos, son perdonados los pecados y  acumulan tesoros los que honran a sus padres. Y la bendición que corresponde es que esos hijos así tendrán larga vida.
          Y no sólo cuando los padres están útiles, sino también cuando flaquean. La piedad para con los padres, no se olvidará
          No ha tocado este texto la actitud recíproca de los padres hacia los hijos, pero es evidente que otros textos ponen de relieve la actitud de los padres, para que no exacerben a los hijos, y que los traten con dulzura dentro de la autoridad, y que precisamente los padres tienen la responsabilidad de cómo sean los hijos.

          Para mí que la carta a Colos. 3.12-21 es el vademécum más completo para expresar lo que debe ser una familia: como pueblo elegido y amado de Dios, sea vuestro uniforme –vuestro estilo de vida y de convivencia- la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Yo me imagino lo que ahora mismo están pensando cada uno sobre ese estilo que desearían para su familia, y que posiblemente añoran. Que sería hacer de la vida de familia un cielo en la tierra.
          Luego baja a consecuencias concretas: Sobrellevaos mutuamente. Es una norma práctica, porque siempre no se va a pensar lo mismo y a tener los mismos gustos. Pero cabe sobrellevarse. Y perdonarse cuando alguno tiene queja del otro. Todo esto son realidades muy normales, que tienen que darse, y que lo que importa es saber perdonar, en aras del amor como vínculo de unidad. El amor sabe disimular el defecto o la carencia ajena, y acaba creando la paz de Cristo, que actúa de árbitro en el corazón. Y el árbitro es el que pone orden donde se ha transgredido la norma. Llevar la paz de Cristo por delante, y se habrá puesto solución a los conflictos que pueden surgir sin culpa de nadie (porque en la familia debemos presuponer la buena fe de cada miembro).
          Habla después de ser agradecidos, que es no solo reconocer lo bueno del otro sino expresárselo. Y establecer ese estilo en que cada uno reconoce y expresa lo bueno que hay en el otro.
          En consecuencia –concluye el texto- con una recomendación a las esposas y a los maridos para vivir como conviene delante del  Señor. Y los padres respecto de los hijos para animarlos incluso cuando hay que corregirlos.

          Concluyen las lecturas con la huida a Egipto de la Sagrada Familia (Mt.2,13-15.19-23) en que recae sobre José la responsabilidad de salvaguardar a María y a Jesús, frente a la persecución del tirano. Y han de huir para salvarse, y acabar refugiados en Egipto hasta la muerte de Herodes. Finalmente, muerto el rey, el regreso a Palestina y en concreto a Nazaret.
          En todo ese episodio, Dios se comunica con José, y José es el que tiene que trasmitir la situación a su esposa, lo mismo a la ida que en el regreso. Y hay una sintonía completa entre José y Dios y entre María y José, para realizarse los planes del Señor.

          He ahí el secreto de una familia cristiana: acudir a Dios, consultar con Dios, tener presente a Dios en toda ocasión. Y establecer esa sintonía en la que la escucha de Dios acabe salvando la vida del Niño…, la vida de los hijos, que son el valor más preciado en la familia bien avenida.
          No deja de ser un punto muy a reflexionar hoy día. Los matrimonios tienen que salvar a toda costa el desarrollo armónico de los hijos, en sus aspectos afectivo, de participación, de compartir y de saber convivir, frente a los egoísmos, los individualismos, y las actitudes solitarias que, desgraciadamente, se dan en tantas familias.

          Todo esto tiene su punto central en la EUCARISTÍA, que es donde debe polarizarse todo el sentido familiar, tanto mejor cuando que se participara en familia, haciendo así una fuerza mayor en la vida de cada hogar bajo la acción de Dios en sus almas.



          Dirijamos a Dios nuestra oración de petición en el día de la Sagrada Familia.

-         Por la gran familia de la Iglesia, bajo la mano del Papa, para que tengamos el estilo que nos ha propuesto San Pablo. Roguemos al Señor.

-         Por nuestras familias, donde haya respeto y amor entre esposos, padres e hijos. Roguemos al Señor.

-         Por las familias rotas o mal avenidas, para que la luz de la Sagrada Familia les ilumine. Roguemos al Señor.

-         Para que vivamos la Eucaristía en familia y hagamos práctica nuestra idea de comunicación. Roguemos al Señor.


          Que la atención a la felicidad de los miembros de la familia y al bien de los hijos sea objeto primario en la vida de las familias.
          Lo pedimos por Jesucristo N. S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!