miércoles, 25 de diciembre de 2019

25 diciembre: NAVIDAD


MUCHAS FELICIDADES en la Navidad de Jesús
LITURGIA
                      Según la Misa a la que se asista, habrá unas u otras lecturas porque hoy hay tres Misas: la de Medianoche (o “del Gallo”, o del nacimiento), la de la Aurora (también llamada “de los pastores”), y la del día, que se eleva ya a las sublimidades del origen eterno del Hijo de Dios.

          En la Misa de Medianoche (aunque se venga a celebrar a la tarde/noche por motivos prácticos y pastorales), la lectura 1ª (Is.9, 2-7) nos saluda con un anuncio emocionante, que advierte el cambio de la historia: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Y explica que el pueblo estaba en las sombras, cuando les brilló una luz que aumentaba la alegría y el gozo. ¿Por qué? Porque la vara del opresor, el yugo de la carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, y es su nombre “Maravilla de Consejero”, “Dios fuerte”, “Padre perpetuo” y “Príncipe de la paz”.
          En la 2ª lectura (Tit.2,11-14) se aplica a la fiesta de hoy la palabra aquella de Pablo: Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin piedad y a los deseos mundanos, y a vivir en adelante una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la venida de nuestro Señor Jesucristo.
          Y desembocar en la narración escueta del nacimiento del Señor. (Lc.2,1-14). Un momento tan sublime que, sin embargo, en el evangelio, se nombra casi de corrida: Y mientras estaban allí (en Belén) le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre.
          Un ángel de Dios es el que celebra la gran fiesta y la comunica a los pastores, con el primer villancico de la historia: Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.

          La 2ª Misa es “de la aurora”: comienza con la 1ª lectura de Is.62 , 11-12: Mira a tu salvador que llega, el premio de su victoria le acompaña. Completado con el Salmo 96: Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor, insistiendo así en la idea de la 1ª Misa.
          Nuevamente viene una 2ª lectura de la carta a Tito (3,4-7) con una referencia a que ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre. Se avanza en la idea de que no es mérito del hombre, que no lo hubiera merecido, sino don de Dios, por su propia misericordia, con la que nos ha salvado.
          Para desembocar en el evangelio de Lc.2,15-20, que trae la adoración de los pastores. Avisados por el ángel que les ha nacido un salvador, vienen a adorarlo, y a admirarse de todas las cosas que se decían del Niño. Y María, como un cofre de reliquias valiosas, guardaba todas estas cosas en su corazón. Y los pastores se vuelven a sus rebaños dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído, tal como se les había anunciado.

          Finalmente la MISA DEL DÍA, que es propiamente la que corresponde a las Misas del día 25, sube el tono a la eternidad, donde tiene su principio sin principio el Verbo de Dios, el Hijo, igual al Padre.
          Comienza la 1ª lectura (Is.52,7-10) con una exclamación de emoción por el mensaje que trasmite: ¡Qué hermosos los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Es el mensaje de este día que ya tiene en su historia la venida a la tierra del Hijo de Dios.
          En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas, Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. El Hijo que es LA PALABRA DE DIOS, el que nos hace audible el mensaje del Padre, y que es la Palabra poderosa que sostiene el universo. (Heb.1,1-6, en la 2ª lectura).
          Finalmente el evangelio (Jn.1,1-18) que nos pone por delante la eternidad del Hijo de Dios, el Verbo eterno como el mismo  Padre: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Estamos ante lo que sería el “nacimiento” eterno del Hijo, el mismo que –al pasar de los siglos- se encarna en el seno de María y se hace hombre, cuya fiesta celebramos en el día de la Navidad. Y por ello nos felicitamos, porque somos los creyentes en Cristo los más afortunados hombres y mujeres de la historia.


          Pidamos a Dios sentir la felicidad auténtica de compartir humanidad con el Hijo de Dios encarnado.

-         Para que la presencia de Jesús en nuestro mundo nos dé ojos limpios para ver lo bueno. Roguemos al Señor.

-         Para que sintamos con la grandeza de corazón de Jesucristo. Roguemos al Señor.

-         Para que compartamos felicidad con los que pasan necesidad.  Roguemos al Señor.

-         Para que hagamos unión de eucaristía con los que nos rodean. Roguemos al Señor


          OREMOS: Que no nos encerremos en nosotros y en nuestro pasarlo bien, y que procuremos hacer sentir la Navidad a otros que viven menos favorecidos.
          Lo pedimos por Jesucristo N.S.

1 comentario:

  1. Hago un paréntesis en mi retiro para desear públicamente a todas las personas de buena voluntad, y en especial al Padre Cantero, una muy FELIZ NAVIDAD del Señor.

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