martes, 17 de diciembre de 2019

17 diciembre: Genealogía de Jesucristo


LITURGIA
                      El Adviento litúrgico está dividido en dos partes. Desde el Domingo 1º al día 16, y del 17 al 24. Los evangelios de la primera  parte son escogidos en relación a la 1ª lectura, concretando en la obra de Jesús los anuncios mesiánicos que se han desarrollado en esas primera lecturas.
          A partir del 17 los evangelios corresponden a “lo histórico” de aquellos últimos tiempos del adviento que nos narra sobre todo el evangelio de Lucas y algún detalle de San Mateo. En este período la voz cantante la llevan, pues, los evangelios, que nos hacen vivir las propias experiencias de aquellos personajes que antecedieron a la venida de Jesús.
          Estamos ya en el 17 de diciembre, y por tanto ya entramos en este segundo período, que es de rango litúrgico superior. Ahora no se entremezcla ningún santo del santoral cristiano. Nos zambullimos plenamente en el tema de la espera inmediata del Mesías.
          La 1ª lectura está tomada del Génesis (49,2.8-10) con la promesa de Jacob sobre Judá, que será entre sus doce hijos el que continúe la línea mesiánica: No se apartará de Judá el cetro ni el bastón de mando entre sus rodillas, hasta que le traigan tributos y le rindan homenaje los pueblos. Es una de las primeras profecías sobre la rama de la que vendrá a nacer el Mesías Salvador.

          El evangelio, de San Mateo (1,1-17) encierra una de esas genealogías a las que eran tan dados los israelitas, y que para ellos son de suma importancia para determinar el origen de alguna persona.
          Mateo va a centrar la venida de Jesús, empezando desde Abrahán, el padre de la fe de aquel pueblo, y cuya línea no se corta sino que se continúa fielmente en Isaac, Jacob y Judá.
          Judá se casó con una prostituta, de la que tuvo hijos y en concreto a Farés. Farés a Esrom…, y así sigue la línea mesiánica que llega a Jesé, y a David. El Mesías será hijo de David, a través de otra serie de personajes: Salomón, Roboam, etc., hasta el destierro de Babilonia.
          Después del destierro hay otra serie que desemboca en José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. De modo que el que da línea directa mesiánica a Jesús es José.
          Para un conocedor de los personajes bíblicos que se citan en esta relación, aparecen personas indeseables, que fueron vergüenza de Israel. Lo que significa que Jesús no ha venido al mundo sino asumiendo en su historia gentes de todas clases, puesto que él venia a salvar al mundo entero y no se redujo a personajes ejemplares. Asume la historia tal cual es, y en la vida y en las familias, hay de todo, y tanto más cuando pasan siglos de por medio.
          Aparte de eso, hay una cierta ficción en la elección de los personajes progenitores, de manera que se divide esa genealogía en tres grupos iguales de catorce generaciones cada uno, lo que busca como un dato “perfecto” coincidente para introducir en el mundo la figura del Mesías.
          No puedo explicarme con ese dato una comunicación que yo recibí en cierto cursillo, en que se hacían coincidir los números con su equivalente de letras hebreas, de modo que salían las consonantes del nombre de DAVID (en hebreo no hay vocales). Pase que coincide la primera y la última, que puede ir con el número catorce. Pero la consonante intermedia sería otra “D” según la cuenta de los “catorce” de cada grupo. Lo que ya no me he puesto yo es a contar los nombres que salen en cada grupo y si por ahí puede explicarse aquello que a mí me mostraron en aquel cursillo. Lo he transcrito a modo de curiosidad, y por si hay alguien que tenga la respuesta.

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