jueves, 24 de mayo de 2018

24 mayo: Jesucristo Sacerdote


Ntra. Sra del CAMINO (de la ESTRADA)
          Celebran hoy los jesuitas el recuerdo de la Virgen de la Estrada, advocación muy querida por San Ignacio y los primeros compañeros, imagen que se venera en la Iglesia del Gesú, de Roma, en un cuadro que ya se veneraba antes en una capillita junto al Capitolio, al pie del camino.
          La Virgen como “camino”, como paso necesario para llegar a Jesús. Como camino que ella recorre en su vida y nos deja un modelo de caminar en la presencia de Dios. Jesús dijo de sí: “Yo soy el camino”. María nos puede también afirmar que ella conduce al camino que es Cristo, y que para llegar a él hay que pasar por ella, que sin desviarnos en nada nos va a poner en la vía que lleva a los hombres a la vida.

Liturgia:
                      La liturgia de hoy celebra como fiesta a JESUCRISTO COMO SUMO Y ETERNO SACERDOTE. Es la fiesta de exaltación del sacerdocio, centrada en la persona de Jesús, el creador del nuevo sacerdocio del Nuevo Testamento, encarnado en él, primeramente, y participado luego por cada sacerdote que tenemos la dicha de haber sido llamados a ejercer ese excelso ministerio. La ORACIÓN de la Misa pide para los sacerdotes a los que Él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido.
La lectura 1ª (preferible entre las posibles) está tomada de la carta a los hebreos (16,12-23): Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
            La contraposición con los sacerdotes del Antiguo Testamento era que –siendo ellos también pecadores- tenían que repetir los sacrificios, numéricamente distintos, en su intercesión por el pueblo. No así Jesucristo, quien ha ofrecido la ofrenda de sí mismo de una vez para siempre. Los sacerdotes no ofrecen otra víctima ni otro sacrificio sino que reviven y actualizan el único sacrificio de Cristo.
Y la consecuencia es que «no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes». Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados. Y por tanto, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.

          El evangelio de Lucas (22,14-20) es la narración que nos hace este evangelista del momento de la institución de la Eucaristía y la constitución de los apóstoles como sacerdotes primeros, que comienzan la fila de los otros sacerdotes que irán siendo consagrados por las manos de los Obispos, sin que se corte la trasmisión a través de los siglos. Jesús manifiesta su ansia con la que ha deseado comer esa Pascua con sus apóstoles antes de padecer. Es el momento de dejarles el Testamento de su última voluntad: “antes de padecer”. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: —«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; HACED ESTO EN MEMORIA MÍA». Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: —«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros». No sólo daba su Cuerpo bajo la apariencia de pan y su Sangre bajo la apariencia de vino sino que encargaba a sus apóstoles hacer esto en memoria mía, con lo que los constituía sacerdotes que habían de continuar aquel gesto y realizar aquel milagro en el transcurso de los siglos, que perpetúa el Sacerdocio de Jesucristo.
          Es la fiesta que hoy celebramos.
          Hay otras posibles lecturas en la liturgia de hoy en el nuevo leccionario, que sitúa el evangelio en el texto de San Marcos, que es el evangelista del ciclo actual. Diversos caminos para llegar a la misma celebración: JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS, ES EL SUMO Y ETERNO SACERDOTE DE LA NUEVA ALIANZA.

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