domingo, 4 de febrero de 2018

4 febrero: 5º Domingo B, del T.O.

Liturgia:
                      El panorama que presenta este domingo 5º B del Tiempo Ordinario viene marcado por la 1ª lectura del libro de Job 7,1-4.6-7: una descripción de la limitación humana, que se expresa con muchas imágenes para que entre por los ojos: El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio. No es un dueño absoluto de sí mismo para desenvolverse con la plena autonomía del que hace lo que quiere. Está “cumpliendo un servicio”.
          Y entonces describe la vida como la del hombre que no es nada por si mismo. Es como el esclavo, que suspira por la sombra; como el jornalero, aguarda el salario. Y por consiguiente mi herencia son meses baldíos y me asignan noches de fatiga…, mis días corren más que la lanzadera y se consumen sin esperanza. Sencillamente Job, desde su mirada meramente humana, es consciente de su necesidad de otro, de su dependencia de otro, porque si no, se ahoga en su pequeñez e indigencia.
          Se ha preparado el terreno para el evangelio de hoy (Mc.1,29-39) en el que se presenta a Jesús atendiendo a unos y a otros y liberándolos de sus carencias. Ya en la sinagoga había Jesús liberado a un endemoniado. Pero cuando sale de allí y se dirige a la casa de Simón, se encuentra con que la suegra de Simón está enferma en cama, con fiebre. Se lo dicen y Jesús entra en la habitación de la enferma y la toma de la mano y le devuelve la salud, hasta el punto de que ella se levanta y ella adereza la comida y ella les sirve.
          Tenemos, de entrada, otra visión distinta de la que nos había dejado el libro de Job. Jesús actúa y da sentido a la vida.
          Pero avanzando el día, llega la tarde –cuando ya ha acabado el sábado- y las gentes de la ciudad se vienen a la puerta de la casa, llevando a sus enfermos en camillas y poniéndolos delante como reclamo. Cuando sale Jesús de la casa, se encuentra con aquel panorama, y va pasando por entre los enfermos, y liberándolos de sus enfermedades o de los demonios que les atormentaban.
La vida no es tan negativa ni se puede ver con luces tan oscuras como las veía Job. Cuando Jesús entra en la vida de las gentes, esas vidas cobran sentido. Y eso es lo que está queriendo dejarnos claro el mensaje de este domingo: Jesús le da color a la vida. La vida no es tan negra, ni las noches son un dar vueltas en la cama, sin sentido… Jesús da salud y habla palabras de consuelo y de esperanza. Y aquellas gentes se pueden ir a sus casas con otra visión de la existencia.
          No cabe duda que el mundo que vivimos es un mundo que se desenvuelve en la oscuridad de Job, porque ha perdido su referencia a los valores sobrenaturales y, en definitiva, ha perdido su recurso a Dios, su tener a Dios en sus vida. Y el mundo se destruye a sí mismo, y cada día nos encontramos con un conjunto de malas noticias, de noticias trágicas, donde aparece a las claras que se ha perdido el norte y que el hombre, dejado a su natural, ha dejado escapar al animal que lleva dentro y ha abandonado el espíritu que lo dignifica y eleva.
          Sigue diciendo el evangelio de hoy que Jesús, a la madrugada siguiente, se levantó muy temprano y se fue a un lugar solitario donde entró en oración con Dios. Es la otra dimensión esencial de Jesús y la gran enseñanza para todos: el hombre necesita irse a estar a solas con Dios. La manera de que los días no sean una devanadera angustiosa –que decía Job-, es darle su dimensión sobrenatural, es conectarse con Dios, del que necesitamos para vivir la plenitud de nuestra personalidad como se necesita del alimento para que el cuerpo sobreviva.
          Y porque en la verdadera oración se ven nuevos horizontes, nuevas exigencias que le dan sentido a la persona. Cuando Simón vino a Jesús para avisarle que las gentes –que estaban entusiasmadas- lo volvían a buscar aquella mañana temprano, Jesús no se dejó llevar del halago de tener admiradores que querían estarse con él, sino que advirtió que tenía que irse a otros lugares para seguir actuando, porque para eso he venido. No ha venido Jesús para autocontemplarse a sí mismo sino para continuar su obra de hacer el bien por otros lugares. Y así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Muchas veces surge la pregunta de si pululaban los demonios de una manera tan normal como para que hubiera siempre demonios en todas partes, y que la labor de Jesús tuviera que ir echándolos. La verdad es que en aquella mentalidad era “demonio” todo lo que sobrepasaba las fuerzas naturales. Cualquier enfermedad “incurable” (en esa época), era identificada con posesión diabólica.



          A ti, Dios y Padre nuestro, elevamos nuestras súplicas.

-         Que demos a nuestra vida la dimensión espiritual que necesita nuestra personalidad para ser completa. Roguemos al Señor.

-         Que no dejemos que nuestra visión de la vida sea pesimista y carente de horizontes. Roguemos al Señor.

-         Que busquemos en la oración el camino que hemos de seguir para agradar a Dios. Roguemos al Señor.

-         Que la Eucaristía de este domingo nos ponga como personas necesitadas de que Jesús nos sane. Roguemos al Señor.


Danos, Señor, el convencimiento de que no podemos desarrollarnos plenamente sino colgados de tu mano y esperando tus favores.

Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

2 comentarios:

  1. Inicio hoy una serie de vídeos dedicados a explicar mi experiencia con la celebración de la Eucaristía:
    https://www.youtube.com/watch?v=CFBUfZjy67k

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  2. Es responsabilidad de todo bautizado llevar el Evangelio a todos los ambientes. La fidelidad al Bautismo nos mueven a dar a conocer la unica Verdad salvadora .Cuando el cristiano pierde ese convencimiento, no encuentra sentido a la difusión de la Fe. Cada día es más necesario difundir la Verdad. A todos nos llama el Señor para ser apóstoles en medio del mundo, desde nuestro lugar de trabajo, según la capacidad de cada uno. A todos nos necesita el Señor para que con nuestra santidad de vida, nuestra ejemplaridad human a, seamos instrumentos suyos en este mundo que parece que quiere prescindir de Dios.Dios nos ha creado por Amor para darnos la Plenitud eterna. Somos suyos, suyos suyos. Nos pide que seamos obedientes y que creamos en Él. Dios nos ama como Padre, con un Amor infinito. Nosotros sólo lo podemos amar como hijos con un amor no exento de egoísmo qu siempre lo tenemos que purificar.

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