miércoles, 14 de febrero de 2018

14 febrero: Comienza la CUARESMA

AYUNO Y ABSTINENCIA
Liturgia: MIÉRCOLES DE CENIZA
                      Comienza la Cuaresma. Nos toca pensar, primero de todo, si estamos con el espíritu dispuesto a que la Cuaresma no sea un paso más que aparece en los calendarios litúrgicos, sino que la tomamos como período para un avance en nuestra vida cristiana. No se trataría de un salto –por lo general- sino de un paso nuevo, pero paso concreto y seriamente acogido en nuestro caminar diario.
          El evangelio de hoy (Mt.6,1-6.16-18) nos va a hablar de ayuno, oración y limosna. Para Jesús son tres patas de un banco muy concreto que hay que abordar. La oración, que va más allá de decir rezos y repetir frases y oraciones ya formuladas. Oración que debe conectar con Dios y buscar a través de su Palabra, cuál es la voluntad de Dios, y cuál es PARA MÍ en concreto en este momento. Y eso no es algo que se resuelve de una tacada. Requiere vida de oración, búsqueda, insistencia, enfrentamiento con el propio yo, que tiene establecido un sistema de defensa para no dejarse tocar por alguna exigencia que vaya más allá de la propia comodidad.
          El ayuno. Uno de los aspectos menos entendido y menos vivido. Primero porque no se entiende el valor de algo que vivió el propio Jesús, como un modo de llegar más al corazón de Dios. La expresión de un indigente que tiende los brazos en demanda de ayuda. Pero podríamos muy bien ahondar en el sentido del ayuno, valiéndonos de la ampliación del concepto que ha hecho el Papa:
EL MEJOR AYUNO. ¿Te animas a ayunar en esta Cuaresma?
• Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas.
• Ayuna de descontentos y llénate de gratitud.
• Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia.
• Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.
• Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.
• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
• Ayuna de presiones y llénate de oración.
• Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón
• Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás.
• Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación.
• Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros.
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de: PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA...
          Y la limosna. Que muy bien podría ir en la misma línea, dándole a la limosna no el sentido de limosneo tranquilizador que va dejando monedas sin discernimiento, sino concentrando la limosna en donde consta que va a tener el empleo que acude a la verdadera necesidad. ¡Cuántas veces la limosna más válida es la de una palabra oportuna, un acompañamiento, un interés por los temas de la otra persona, un superar recelos que se albergan en el corazón sobre alguien, un perdón, un gesto de comprensión…! Pensamos que hemos dado una moneda a un pedigüeño y ya hemos salvado la “caridad”. ¿Y la esposa o el esposo o el hijo y la hija o el abuelo que tenemos a mano, o la persona que tenemos sirviéndonos en nuestras tareas domésticas? ¿Acaso no están mucho más necesitados de atención que aquella moneda impersonal que pareció dejarnos tranquilos?

          Todo ello va centrado en las primeras palabras de la 1ª lectura (Joel 2,12-18): Convertíos a mí de todo corazón…, convertíos al Señor Dios vuestro porque es compasivo y misericordioso. Volverse al Señor, tomarse en serio a Dios. Mirar a Dios antes de tomar decisiones, antes de actuar en una determinada forma. Que ya se enderezarían muchas posturas si se mirara a Dios y buscara uno su aprobación…, o se encontrase uno, quizás, con que “aquello” aparta de Dios.

          Hay una razón definitiva en la 2ª lectura: 2Cor.5,20-6,2: que Cristo fue emborrizado en el pecado para que por él lleguemos a obtener la justicia de Dios. Cuando Dios ve a Jesús, cargado con el pecado de la humanidad, Dios quita de sus hombros la carga, y con ello nos quita nuestra carga, que Cristo llevaba a cuestas. Y la mirada de Dios se vuelve misericordiosa hacia Jesús y, por tanto, hacia nosotros. Nuestro pecado quedará clavado y dominado en la cruz de Jesucristo, por lo que nosotros seremos reconciliados con Dios.

          Es el camino de la Cuaresma, y lo que toca es que lo tomemos en serio para que ese Cristo sea el triunfador en nosotros al cabo de estos 40 días. 

3 comentarios:

  1. A propósito del tema de la limosna y la ayuda, el domingo pasado grabé un mensaje en vídeo, por si alguien lo quiere oír.

    https://youtu.be/hI26tq7sUN8

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  2. Señor Madueño, gracias por su colaboración para la preparación de la Cuaresma y Semana Santa.
    Oración, limosna y ayuno. Mejorar nuestra relación filial con Dios; mejorar nuestra entrega a los demás y un control más riguroso sobre nosotros mismos para conseguir una justa autoestima; sin ningún tipo de ostentación, sencillamente porque nos hace bien y porque queremos colaborar con el Señor en sus planes salvíficos.¡ Les deseo a todos los lectores de este Blog una Santa Cuaresma.Un fraternal abrazo. MªJosé Bermúdez.

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    1. Un fraternal abrazo Sra./Srta. Bermúdez. Gracias a usted.

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