lunes, 5 de septiembre de 2016

5 septbre.: Hacer el bien o el mal

Liturgia
          La carta primera de san Pablo a los corintios se ha ido enrareciendo conforme han avanzado los capítulos. Se veía que Pablo estaba contrariado con aquella comunidad. Y hoy rompe ya por un caso concreto muy grave -5, 1-8- que, como dice Pablo, no se da ni entre los paganos: que un individuo vive unido a la mujer de su padre. [Lo primero que se viene a la mente es que fuera su madre, pero no es eso lo que dice Pablo; más bien serían unas segundas nupcias]. Y si malo es eso, aún indigna más a Pablo que lo estén tolerando en la comunidad. Por dos veces les saca a relucir la parte que ellos están teniendo de casi aprobación del caso: “¿y aún tenéis humos? Mejor sería ponerse de luto”. Y más adelante: Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser; ¿no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? (que una manzana podrida pudre a las demás).
          Lo que corresponde es tomar la decisión –Pablo dice que él ya la tiene tomada- de excluir de la comunidad a ese individuo, y que eso pueda el día de mañana servirle para reflexionar y poder presentarse en condiciones ante el juicio del Señor.
          Y elevando el tono de su discurso y llegando a hacerlo doctrina positiva, les exhorta a barrer la levadura vieja para ser una masa nueva, renovada, y que así podamos celebrar la Pascua no con levadura vieja de maldad y corrupción sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad. Así, pues, corrige el desmán pero no carga las tintas contra la comunidad, sino que le abre luz por un  nuevo modo de proceder.
          De hecho, en la 2ª carta hará referencia a ese caso del incestuoso y matizará con cariño su intención al apartarlo de la comunidad, que no era para perderlo sino para ganarlo para la buena causa.

          Resulta que en el BOLETÍN  de septiembre, próximo a salir, el tema de reflexión que he tomado es precisamente el que hoy tenemos en el evangelio (Lc 6, 6-11): el hombre de la mano paralizada, con lo cual va a ser una materia más desarrollada entonces. Pero como la amplitud de difusión del blog sobrepasa a la del Boletín (también en el blog se publica el Boletín), volveré a dar ahora mi reflexión sobre el caso.
          Dice el evangelio que en la sinagoga (posiblemente el mismo sábado que el de las espigas arrancadas por los apóstoles) había un hombre con una mano paralizada. No hay que pensar que los fariseos lo hubieran puesto como cebo. Otra cosa es que –estando allí aquel hombre- ellos estaban al acecho de Jesús, porque ya lo conocían y sospechaban que era capaz de curarlo en sábado.
          Jesús sabía que lo pensaban así y quiso que el hombre se pusiera allí en medio, bien a la vista de toda la asamblea. Porque debían ser todos los que se implicaran en aquel caso de un hombre que estaba sufriendo. Y le dice al hombre: Levántate y ponte ahí en medio. Y luego se dirige a la concurrencia y pregunta: ¿Es lícito en sábado hacer bien o el mal; salvar a uno o dejarlo morir? Era un dilema: o se hacía el bien que se podía hacer o no hacerlo era equivalente a estar consintiendo un mal.
          Nadie se movió. Los fariseos porque no podían decir que podía hacerse una curación en sábado, porque eso iba contra sus ideas de “violación del sábado”. Las gentes porque no se atrevían a contradecir a sus jefes religiosos, aunque en el corazón popular había mejores sentimientos.
          Jesús dejó un tiempo para que mascaran la vergüenza unos y otros: echando en torno una mirada a todos… Fueron bajando los ojos aquellas gentes porque hubieran querido decir que sí se podía hacer el bien…, y porque comprendían que si se tratara de alguno de ellos, bien desearían que Jesús hiciera ese bien de curar. Pero nadie se atrevió a levantar la voz.
          Jesús debió sentir un hondo dolor en su corazón ante aquella dureza de los fariseos, y ante aquel temor de los fieles. Y entonces tomó la iniciativa y le dijo al hombre: Extiende el brazo. No era ningún trabajo ni por parte de Jesús ni por parte del gesto de extender el brazo. No se había violado el sábado. Se había hecho el bien.

          Pero los fariseos, indignados y quizás corridos de vergüenza por su mezquindad, se pusieron furiosos y discutían entre sí qué había que hacer con Jesús. No tenían la razón pero tenían que imponer su fuerza.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad10:16 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    CREO EN JESUCRISTO HIJO ÚNICO DE DIOS

    "María es la Madre más tierna del género humano, es el refugio de los pecadores".

    ¿FUE MARÍA ÚNICAMENTE UN INSTRUMENTO DE DIOS?.-María fue más que un mero instrumento pasivo de Dios. Tambien mediante su asentimiento activo se realizó la Encarnación de Dios.
    El ángel que le dijo que daría a luz al "Hijo del Altísimo", María le respondió : "Hágase en mí según tu palabra".(Lc 1,38).La salvación de la humanidad por medio de Jesucristo comienza por tanto con una solicitud de Dios, con el consentimiento libre de una persona y con un embarazo antes que María estuviera casada con José.A través de estos caminos tan poco comunes, Maria se convirtió para nosotros en la "puerta de la salvación".

    POR QUÉ MARÍA ES TAMBIEN MADRE NUESTRA?.-María es nuestra Madre porque Cristo, el Señor, nos la dió como Madre.
    "Mujer, ahí tienes a tu hijo", "Ahí tienes a tu Madre"(Jn 19,26b-27a). En estas palabras que Jesús dirigió a Juan desde la cruz ha entendido siempre la Iglesia que Jesús confiaba toda la Iglesia a María. De este modo María es tambien nuestra Madre. Podemos invocarla y suplicar su intercesión ante Dios.

    POR QUÉ MARÍA ES TAMBIEN NUESTRA MADRE?.-

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  2. Anónimo12:23 p. m.

    Para mi es mi Madre porque siempre me he sentido protegida por ella.He visto en muchísimas situaciones difíciles que camino tenía que tomar.Al mirarla he sentido tener la paz que necesitaba. Es mi Madre porque yo la quiero como Madre y tengo la certeza que ella me quiere como hija.

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