
De ahí que la advocación de la VIRGEN DE LA MERCED haya sido adoptada como Patrona de los privados de libertad y por tanto Patrona de los presos, que hoy celebran su fiesta.
Es también Patrona de innumerables ciudades y pueblos e instituciones.
Madre de Misericordia ha de ser igualmente venerada y asumida como patrona de cada uno de nosotros, cautivos de carencias y vicios, prisioneros de muchas fuerzas que nos privan de la libertad de hijos de Dios.
En la Misa propia de la Virgen de la Merced se lee el evangelio de María al pie de la cruz, recibiendo de su Hijo el encargo de acoger al "discípulo amado". Y el discípulo recibe el encargo de acogerla a ella como Madre. Es la gran imagen de este día, como Madre de Misericordia, y la que nos debe quedar a nosotros para nuestra ayuda en las diversas prisiones que padecemos.
Y para que -siguiendo la palabra de Jesús: "estuve preso y viniste a verme"-, nos haga mirar hoy a tantas personas que viven privadas de libertad. Jesús no pregunta por qué. Simplemente dice que "lo que hiciste con ellos, conmigo lo hiciste".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!