domingo, 29 de mayo de 2016

29 mayo: CORPUS CHRISTI

Liturgia.- Día del CORPUS CHRISTI
          Celebra hoy la Iglesia española el día del Corpus, que hace años quedó trasladado desde el jueves siguiente a la Santísima Trinidad al domingo. Es la fiesta que hace de “doble” del Jueves Santo, el día de la institución de la Eucaristía, pero que entonces llevaba mucho más la connotación de paso hacia la Pasión y el Viernes Santo.
          Hoy se celebra la Eucaristía en pura fiesta. El máximo Sacramento (“misterio”) de la fe entra hoy directamente en la liturgia con toda solemnidad.
          Se puede discutir por algunos fieles si la Misa es el distintivo espiritual del creyente. Podrán discutir si la Misa debe vivirse cada domingo. Lo que no puede discutir nadie que tenga un mínimo sentido religioso es que el centro neurálgico de la fe cristiana es LA EUCARISTÍA. Porque es el Sacramento que trae la Presencia real de Jesucristo a la vida de los hombres.
          Eso no lo ha inventado la Iglesia. El que vaya al evangelio o al primer documento cristiano (de San Pablo: 1Cor 11, 23-26, que hoy ocupa la 2ª lectura), encuentra que es el mismo Jesús quien tiene la gran invención de quedarse presente en el pan y el vino: Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros; Esta copa es la nueva alianza sellada con mi Sangre; HACED ESTO cada vez que bebáis, EN MEMORIA MÍA. Y todo eso no como una invención del apóstol sino como la verdad que le entregan a él y que a su vez él trasmite, en una cadena que no se ha roto desde el hecho mismo ocurrido en la Cena de Pascua y el momento en que Pablo lo trasmite en el primer documento cristiano que existe, bastante próximo a los hechos.
          Lo que Jesús ha hecho ha sido llevar a la realidad lo que en el desierto fue un símbolo el día de la multiplicación de los panes (Lc. 9, 11-17). Allí multiplicaba el pan material y sacaba pan para muchos de donde no había. Ahora, en la Eucaristía, entrega el pan transformado en su propio Cuerpo, para todo el que quiera y pueda acercarse a él. Y no lo hace una vez él solo, sino que da potestad y encargo a sus apóstoles para perpetuarlo a través de los sacerdotes de la Iglesia: Cada vez que coméis de este Pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
          Haced esto EN MEMORIA MÍA. En castellano podría leerse como mero “recuerdo” pero es que no hay un equivalente castellano para expresar la palabra usada por Jesús. Se ha traducido también por “memorial” (pero eso tiene otro sentido también y puede ser tan inexacto como el puro “recuerdo”). La expresión que podría traducir  la palabra de Jesus sería: Revivid esto en mi nombre. Cada vez que lo revivís, me hacéis presente, hasta que yo vuelva.
          La 1ª lectura (Gn 14, 18-20) trae el misterioso pasaje de un misterioso personaje, Melquisedec, que aparece de pronto sin saber de dónde, sin presentar su genealogía (algo inaudito en un personaje hebreo), que ofrece pan y vino y era sacerdote del Dios Altísimo. Y es tan importante que el propio Abrahán le ofrece el diezmo y Melquisedec bendice a Abrahán, el padre de la fe de Israel y objeto de la promesa de Dios. Es evidente que el mayor es el que bendice al menor. Representa un sacerdocio que no depende de las líneas del sacerdocio judío sino es otro sacerdocio inédito. De ahí que a Jesús se le diga: sacerdote según la orden de Melquisedec, es decir, que no se adquiere por herencia humana.
          Cuando hoy nos acerquemos a la Eucaristía tengamos la emocionante vivencia de estar en contacto directo con Jesus vivo, que nos ha regalado este don inefable de su Cuerpo y de su Sangre para así poder residir dentro de nosotros, como alimento sublime que tiene el poder de transformarnos en él, en vez de ser como los otros alimentos que nosotros transformamos en nosotros mismos.
          Y que la Eucaristía es la semilla que se siembra en nuestra alma y que crece de tal manera que su fruto lo da en el Cielo: es la prenda de la gloria futura, que poseemos ya en esta vida.

MARÍA
          María encontró en los apóstoles-sacerdotes el gran consuelo de REVIVIR el misterio de Jesús; de poder recibir a su Hijo en sus entrañas, ahora de modo tan diverso al de antes. Ahora ya resucitado y glorioso y participado en la Eucaristía, el nuevo modo de vivir el amor.

          Será una flor a María, la más preciada por ella, que nos acerquemos a la Eucaristía con los sentimientos de ella misma.

4 comentarios:

  1. Oremos al Padre por medio de Jesucristo, que se ha hecho Pan por amor a los hombres.
    - Por la Iglesia, que se sostiene en el Sacramento de la fe, la sagrada Eucaristía, Roguemos al Señor.
    - Para que nos alimentemos del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, que nos fue dado bajo la especie de Pan y Vino, Roguemos al Señor
    - Porque la Eucaristía nos mueva a compartir con nuestros hermanos los bienes de que disponemos, Roguemos al Señor.
    - Para que nuestra mano tendida sea un ejercicio de justicia, por la que nos debemos a los necesitados, Roguemos al Señor.
    Señor Jesús: concédenos la gracia de una participación plena y vital en este sacramento del amor fraterno.
    Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos

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  2. Ana Ciudad9:55 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    SÉPTIMO MANDAMIENTO:"NO ROBARÁS"

    "Es desconcertante contemplar una globalización que hace dada vez más difíciles las condiciones de la vida de los pobres, que no contribuye en absoluto a sanar el hambre, la pobreza y la desigualdad social, y que pisotea el medio ambiente. Estos aspectos de la globalización pueden coducir a reacciones extremas: al nacionalismo,al fanatismo religioso, incluso al terrorismo"(San Juan Pablo II).

    ¿QUÉ DICE LA IGLESIA ACERCA DE LA GLOBALIZACIÓN?.-La globalización en principio no es ni buena ni mala, sino la descripción de una realidad a la que se debe dar forma. "Surgido en los países económicamente desarrollados, este proceso ha implicado por su naturaleza a todas las economías. Ha sido el motor principal para que regiones enteras superaran el subdesarrollo y, es de por sí, una gran oportunidad. Sin embargo, sin la guía de la caridad en la cerdad, este impulso planetario puede contribuir a crear riesgo de daños hasta ahora desconocidos y nuevas divisiones en la familia humana"(Benedicto XVI).
    Cuando nos compramos unos vaqueros baratos no no deben dejar indiferentes las circunstancias en las que han sido producidos, sin los trabajadores han recibido o no un salario justo. El destino de todos es importante. No nos puede dejar indiferente la necesidad de niguna persona.En el nivel político es necesaria una"verdadera autoridad política mundial"(Benedicto XVI9, que se preocupe de que se alcance un equilibrio justo entre los hombres de los países ricos y de los países subdesarrollados.Con mucha frecuencia estos últimos están excluidos de las ventajas de la globalización económica y s´lo les toca soportar las cargas.

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  3. "Venid y vamos todos con flores a María..." SÍ, vamos a celebrar con nuestra Madre el Sacramento más grande instituido por Jesús, el centro neurálgico de la fe cristiana. Porque es el Sacramento que trae la Presencia real de Jesucristo a la vida de los hombres. Jesús, que dió de comer a cinco mil hombres con cinco panes y dos peces, se actualiza en la vida de cada hombre por la Eucaristía. Jesús se entregó por todos, una vez y para siempre.Su Cuerpo clavado en la Cruz y su Sangre derramada por cada uno vencen, por la Resurrección, al pecado y a la muerte y, ahora , llega a la vida de los hombres como alimento de salvación.

    Hemos visto custodias de oro y diamantes y alfombras bellísimas; pero el culto y la adoración que Jesús prefiere es nuestra disponibilidad interior y nuestra capacidad de configuración a Él, a dejarle que día a día se haga carne de nuestra carne, que nos corrija nuestras pobrezas de manera que asumamos su estilo de vida, sus criterios, que aprendamos a tratar a los más necesitados.

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  4. Es importante apoyar la procesión solemne del Corpus Christi en Málaga. En estos tiempos en los que se trata de apartar la fe de la vida cotidiana y negar a Cristo, es una oportunidad cada año para salir a la calle a manifestar que somos cristianos y no tenemos de que avergonzarnos. Además el que quiera puede aprovechar el momento de la procesión para hacer penitencia y oración.

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