lunes, 23 de mayo de 2016

23 mayo: Pobres para vivir el reino

Novena al SAGRADO CORAZÓN
Jueves 26 a las 18’45
En la Iglesia del Sagrado Corazón
(Málaga),
Predicando el
P. Luis Mª. Gómez de León S.I.

Liturgia
          Hoy comienza la 1ª carta de San Pedro. (3-9) con una introducción solemne dirigida al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva para una herencia incorruptible, que nos está reservada en el Cielo.
          No habéis visto a Jesucristo y lo amáis, no lo veis y creéis en él, y os alegráis con un gozo transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.
          El evangelio (Mc 10, 17-27) nos trae una de las narraciones más conocidas y a la vez de mucha envergadura por lo mucho que encierra.
          Uno se presenta a Jesús y le pregunta qué he de hacer para tener vida eterna. Jesús respeta la realidad judía de aquel hombre y le presenta lo que sería un ideal judío: la guarda de los mandamientos de la ley de Dios. Y dando por supuesto los que se refieren a Dios, le enumera Jesús los mandamientos que hacen relación a la relación con los semejantes: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
          El hombre replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño
          La mirada de Jesús se posó sobre aquel individuo y dice el evangelio expresamente que fue una mirada con cariño. Estaba Jesús ante un hombre noble, fiel judío que llevaba su vida en buenas condiciones. Lo que hace que ahora su deseo de heredar vida eterna pueda traducirse por un deseo de más. Y “MÁS” tiene que ser ya el Reino, o lo que es igual, el camino de Jesús, el seguimiento de Jesús. Por ello Jesús ahora da el salto: -Una cosa te falta: ve y vende lo que tienes y dalo a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme. Quedaba expuesto todo el itinerario para esa vida eterna que había querido alcanzar.
          Pero era un hombre con muchos bienes y el planteamiento de Jesús le resultó que le rebasaba. Él venía con grandes deseos pero con la mente hecha a quedar como estaba y ADMÁS tener ese camino de vida eterna. Y como eso era ya una amalgama a su propia medida, Jesús deshacía la madeja y le presentaba un nuevo panorama. Reino y seguir igual, vino nuevo en odres viejos, no se soportan. Se elige lo uno o lo otro.
          Es evidente que aquí se tiene cada uno que tentar la ropa, porque nos encontramos mucho más cercanos al pensamiento de este sujeto que al de Cristo, que está pidiendo romper con un pasado “rico”, un pasado de “posesiones propias” si se quiere vivir el reino.
          Y el hombre no estaba dispuesto. Y fue coherente en el hecho de marcharse y hasta de marcharse pesaroso. Fue coherente porque no pretendió un arreglo. No era capaz y sencillamente le tocaba volver las espaldas y marcharse. Y se marchó triste, fracasado.
          Jesús explicará a sus apóstoles que a los hombres es imposible vivir el reino porque los hombres vivimos como ricos que pretendemos mantener nuestras posiciones, y en el fondo nos estamos buscando a nosotros mismos, incluso –muchas veces- en el mundo espiritual. Por eso no avanzamos, por eso nos quedamos en ser vulgares, en volver las espaldas al Reino, en seguir con nuestras “riquezas”. Y lo malo es que pretendemos seguir así y abrazar la vida eterna… Dos realidades irreconciliables.
          Jesús dirá que lo que es imposible a los hombres es posible a Dios. Es decir: Dios tiene sus medios para que un rico deje de ser rico, para que uno que se ha encerrado en su mundo, salga de él. Unas veces “por las buenas”, por una conversión. Otras veces “por las malas”…, lo que el P. Cué llama “la mano izquierda” de Dios. Como en un Saulo de Tarso, arrojado de pronto por los suelos.
          Sea como sea, Dios nos conceda dejar nuestras “riquezas” y abrirnos verdaderamente a la vida del evangelio, al seguimiento de Jesús.

MARÍA

          Ella fue POBRE. Y Dios miró la realidad humilde de su esclava. Y la eligió. Y como era pobre, aceptó la llamada. Y siguió los pasos que Dios marcó para su vida. Por ahí deben ir las flores que hoy pongamos en el altar de María.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:25 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    SÉPTIMO MANDAMIENTO:"NO ROBARÁS"

    "Ante las crueldades de un capitalismo que degrada a la persona a la categoría de mercancía, comprendemos de manera nueva lo que quería decir Jesús con la advertencia ante la riqueza, ante el ídolo Mammón que destruye a la persona, estrangulando con sus manos una gran parte del mundo"(BENEDICTO XVI. Jesús de Nazaret)

    ¿ES LÍCITO "COMPRAR" O "VENDER" PERSONAS?.-Ninguna persona ni parte de una persona pueden ser convertidas en mercancía, tampoco nadie puede ofrecerse a sí mismo como mercancía. El hombre pertenece a Dios, que le ha otorgado libertad y dignidad. Comprar o vender personas, como sucede hoy en día forma habitual, no sólo en la prostitución, es un acto absolutamente reprobable.
    En el tráfico de órganos y de embriones, en la biotecnología, en el tráfico de niños para la adopción, en el reclutamiento de niños soldado, eñ la prostitución, en todas partes aparece de nuevo la antigua injusticia del tráfico de seres humanos y la esclavitud. Se priva a las personas de su libertad, de su dignidad, de su autodetermonación, en realidad, de su misma vida, Se las humilla convirtiéndolas en objetos con los que el propietario puede hacer negocios. Hay que distinguir del tráfico de seres humanos en sentido estricto, las practicas del futbol y otros deportes. También en esos casos se habla de "comprar" y " vender", pero se trata de procedimientos en los que se puede presuponer el libre consentimiento de los jugadores.

    "Aproximadamente 12,3 millones de personas viven esclavizadas en trabajos forzados.
    Unos 2,4 millones de ellas son víctimas de la trata de seres humanos.
    La suma de las ganancias asciende a cerca de 10 millones de dólares USA."

    Continuará

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  2. Muchas veces al unirnos a Jesús en la Eucaristía, le decimos en un plan coloquial y filial" Jesús todo esto lo estoy cumpliendo desde muy pequeño" Y Él nos mira con cariño y nos dice:"Una cosa te falta": Permitir que Dios sea el único Señor y el tesoro de nuestra vida. Vivir unidos a Jesús sin aferrarnos a nuestras riquezas, con capacidad para compartirlas...La tristeza se vence cuando Dios inunda nuestro pobre corazón.

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