miércoles, 18 de mayo de 2016

18 mayo: Los "NUESTROS"

Liturgia
          Las personas mayores conservamos aún la costumbre de decir: Si Dios quiere, Si Dios nos da salud, Dios mediante… Y lo consideramos la forma más normal y lógica de afrontar un determinado futuro que bien sabemos que no está en nuestras manos. A mí me impresiona negativamente escuchar esas despedidas en las que se dice un: “hasta mañana”, y casi que me sale espontáneo añadir para mis adentros “si Dios quiere”, porque me parece que es un atentado tener tan seguro que “mañana” estaremos aquí, cuando nadie puede asegurarse un solo segundo más del momento que está viviendo.
          Pues esa es la palabra que hoy nos trae Santiago (4, 13-17) en la 1ª lectura. Y nos aporta una manera de hablar mucho más certera: Si el Señor lo quiere y vivimos, haremos esto o lo otro. Debemos tener incorporado a nuestro sentir esa manera de plantear la vida. Porque la vida es como una nube que aparece un momento y en seguida  desaparece, nos dice en esta lectura de hoy. Y considera que es proyectar fanfarroneando con jactancia hacerlo de otra manera.
          En el evangelio (Mc 9, 37-39) tenemos otra enseñanza práctica. Juan, que es menos comedido que la imagen que tenemos hecha de él, y mucho más extremoso en aquellas cosas en que expresamente se le cita, viene muy ufano a comunicarle a Jesús lo que para él es un mérito personal: Hemos hallado a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros. No se ha encomendado a nadie. Ha tomado la iniciativa de querer cortar la trama a uno que es del grupo pero que hace las obras del grupo. Y Jesús le hace ver que no ha obrado bien, porque si hace las cosas en nombre de Jesús, y no está en contra, es que está a favor. Y por tanto no se le debe impedir. El que no está en contra, está a favor. Un principio de mucha importancia cuando tenemos tantas veces la tentación de pensar que quien no está totalmente de nuestra parte es que está en contra, cayendo así en esos egoísmos y personalismos que dividen tanto, que separan, que dificultan la escucha del otro y la comprensión del otro.
          Los “NUESTROS”. Puede tener un doble contenido. El que emplea Juan en esta ocasión, es un “nuestros” excluyente, pequeño, partidista, que limita. Es lo típico de esas personas o grupos que se han erigido en “únicos” y “mejores”, y que se ponen por delante de todos los otros. Entonces “los que no son de los nuestros” constituyen una amenaza, un peligro, una enemistad a la que hay que combatir o de la que hay que defenderse.
          Es lo que ocurre cuando un colectivo se endiosa tanto que se considera intangible: mi cofradía, mi congregación, mi grupo. Y los demás son vistos como adversarios. Así le ocurrió a Juan. Y por eso pretendió impedir que aquel otro echara demonios, aunque lo que hacía era bueno y lo hacía en nombre de Jesús.
          Los “NUESTROS” puede tener una buena acepción: donde yo estoy y donde nos unimos varios para obtener un fin, caminando bajo unos determinados principios o carismas. No supone menosprecio de nadie, ni anteponerse a los demás. Simplemente afirma que formo parte de un colectivo con el que me siento afín y del que participo, tanto en lo que yo aporto como en lo que yo recibo. Los demás,  bienvenidos sean, y que formen también piña (=los nuestros, los suyos) con los que quieren caminar en el camino del bien. Y ellos y nosotros somos personas que tiran en la misma dirección, aunque cada grupo tiene sus propias formas de hacer el camino. Por decirlo en ejemplo: todos vamos a un mismo sitio, pero unos a pie y otros a caballo o en moto, en barco o en avión. Ninguno se opone a nadie. No están contra nosotros; están a favor nuestro.
 
MARÍA

          María de la unidad. María de “los NUESTROS” y de todos. María Madre. Madre que ama a todos y cada uno de sus hijos aunque los hijos son diferentes y cada cual tiene sus características. María que abarca a cada grupo y a cada persona, partiendo de la diversidad de unos y otros. Y todos como hijos muy válidos y que todos caminan con sus flores en las manos para obsequiar a la misma madre de todos. Cada grupo, cada Hermandad, cada Asociación, cada colectivo camina con unas características peculiares: con claveles, con jazmines, con rosas, con margaritas, con pensamientos, con violetas… Ninguno es superior al otro, ni ninguno minusvalora a otro. Lo hermoso será llegar al pie del altar de María y entremezclar allí esas flores y que todo redunde en mostrar amor y ternura hacia la madre.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:42 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    SEPTIMO MANADAMIENTO:"NO ROBARÁS"

    "Donde no existe la propiedad privada, no hay tampoco la alegría de dar. Nadie puede tener el placer de ayudar en las necesidades a sus amigos, al caminante, al que sufre".

    QUÉ REGULA EL SÉPTIMO MANDAMIENTO:"NO ROBARÄS"?.-El séptimo madamiento no sólo prohíbe quitarle algo a alguien sino que exige también la justa administración y el reparto de los bienes de la tierra, regula las cuestiones de la propiedad privada y del reparto de los rendimientos del trabajo humano.Igualmente denuncia en este mandanmiento el reparto injusto de las materias primas.
    En principio el séptimo mandamiento sólo prohíbe tomar para sí de modo injusto la propiedad de otro. Pero recoge también la aspiración humana de organizar el mundo de forma social y justa y de preocuparse de su correcto desarrollo. El séptimo mandamiento nos dice que estamos obligados por la fe a luchar por la protección de la Creación y la preservación de los recursos naturales.

    ¿POR QUÉ NO HAY UN DERECHO ABSOLUTO A LA PROPIEDAD PRIVADA?.-No hay un derecho absoluto, sino relativo, a la propiedad privada, porque Dios creó la tierra y sus bienes para todos los hombres.
    Antes de que bienes de la realidad creada puedan "pertenecer" a personas individuales, porque han sido trabajados, heredados o donados legalmente, los propietarios deben saber que no hay propiedad sin compromiso social. Al mismo tiempo,la Iglesia se opone a quienes deducen de la obligación social de la propiedad que no debería existir la propiedad privada, y afirman que todo debería pertenecer a todos, o al Estado. El propietario privado que administra, cuida y aumenta un bien según la finalidad de su Creador, y comparte las ganancias de modo que cada uno reciba lo suyo, actúa sin duda siguiendo el mandato divino de la Creación.

    Continuará

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  2. El diálogo de Juan con Jesús forma parte de la escena que leíamos ayer: La tentación de los discípulos, además de sentirse los más importantes, es de ser los "únicos"que hacen el bien o que pueden hablar en nombre de Jesús.Pero su respuesta nos dice bien claro que Él no pertenece en exclusiva a nuestro "grupito" de cristianos: Jesús es el gran regalo que Dios ha hecho a la Humanidad. Si ahora somos capaces de acogerlo, debemos darlo a conocer tal cual es, desde la bondad que Dios ha puesto en el corazón de cada persona, que nos capacita para reconocer el bien de los otros y agradecéselo.

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