lunes, 2 de mayo de 2016

2 mayo: Arrepentíos

Liturgia
          La 1ª lectura, de los Hechos (16, 11-15) es más historia que ocasión de consideración espiritual, salvo en su desenlace final, cuando Pablo habla en Filipos, colonia romana, y allí escucha Lidia, una mujer que cree en Dios pero que oye por primera vez el relato de Jesús. Y al escucharlo, acepta aquella novedad de la fe e invita a Pablo a vivir en su casa, donde cree ella y toda su familia. Es la fuerza de la Palabra de Dios, la fuerza de la predicación, la fe que entra por el oído.
          En el Evangelio (Jn 15, 26-16, 4) Jesús anuncia la llegada del Espíritu de Dios, el Paráclito, que Jesús enviará desde el Padre. Ese Espíritu de Dios dará testimonio de Jesús. Y con la fuerza de ese Espíritu, también los apóstoles darán testimonio –serán testigos- de Jesús. Y andando el tiempo, nosotros hemos de ser esos testigos de Jesús que recibimos la fe y la fortaleza para seguir anunciando la obra de Jesús. Y que cuando suceda, os acordéis de que yo os lo había dicho. En la cadena de la fe y del testigo que ha de dar cuenta de su fe, andamos nosotros, estimulados por el mismo Espíritu Santo que Jesús nos envía desde el Padre.

MARÍA
          2º día del mes de la Virgen. Segunda flor que debe salir de nuestro jardín del corazón para ofrecerlo a los pies del altar de María. Una flor que tenga el color y la belleza y el aroma que es digno de una madre. Cada uno escogeremos de nuestro jardín aquello que puede servir de más bello y cordial obsequio. Pero debe tener nombre esa “flor”, ser algo muy concreto, que sea “visible” en nuestra vida, y que –cuanto sea posible- sea eficaz en nuestra relación con los demás, y no tan interior a nosotros mismos que no pueda ser testigo de nuestro amor a María.

EVANGELIO
          Dentro de poco vamos a entrar –en la lectura continua- en el evangelio de san Mateo. A ese evangelio voy a ir dedicando mi reflexión en este espacio del blog que trata de trasmitir el encanto por el evangelio, y las posibilidades que puede tener cualquier persona para desmenuzar la lectura de la palabra de Dios, que no requiere mucha ciencia sino el instinto de penetración en sus entresijos, con la misma simplicidad con que seríamos capaces de desentrañar cualquier relato de los que nos llegan en los periódicos, revistas o noticias. Basta pararse a pensar qué hay debajo de una palabra, un dicho, una acción, un relato.
          En Mt 4, 12 tenemos la primera acción de Jesús tras las tentaciones del desierto. Jesús se acaba de enterar (San Mateo lo trae al principio de la vida pública de Jesús) que Juan ha sido hecho prisionero de Herodes. Y Jesús se sale de ese avispero de Judea y se viene a Galilea. Pensando normalmente, la primera lógica hubiera sido ir a su pueblo, a Nazaret, a su casa. Sin embargo nos explicita San Mateo que dejó a un lado Nazaret y se marchó a Cafarnaúm, la ciudad céntrica y de mucho mayor movimiento.
          Se cumplía así la profecía (esto es de mucha importancia para Mateo, que quiere acentuar que Jesús no era un advenedizo sino que las profecías del tiempo anterior se realizaban en Jesús) de que aquella tierra de Zabulón y Neftalí, al otro lado del Jordán, pueblo sentado en las tinieblas, vio una luz grande, y a los sentados en las tinieblas, les brilló una luz. Aquellos confines vivían postrados en un materialismo de sus negocios y trasiego del mercado…, “Galilea de los gentiles”. Allí se presenta Jesús y viene con una embajada muy peculiar: Arrepentíos y convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.

          Cómo podía caer aquella predicación en un lugar como aquel es algo que queda por ir viendo a través de las páginas del Evangelio. Caminaban en tinieblas y Jesús aparece allí para hacerse luz, para abrir otro cauce. Pero requiere de dos pasos consecutivos: uno es arrepentirse, lo que mira al pasado, a lo anterior. El primer paso hacia el bien es abandonar el mal. Más aún, aborrecerlo. Que ésta es una lección que nos llega a todos cuando nos planteemos un cambio en nuestra vida. No basta arrepentirse. El arrepentimiento puede ser muy superficial y que dure por poco tiempo. Es indispensable que se pase a un rechazo instintivo de lo que llevó antes al mal. Y cuando se ha llegado a ese rechazo (aborreciendo el mal y las causas del mal) es cuando se puede hacer un planteamiento de futuro: el convertíos. Pero esto queda ya para otra reflexión.

4 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:52 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    SEXTO MANDAMIENTO:"NO COMETERÁS ADULTERIO"

    "No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo"(Gal 3,28).

    ¿QUÉ QUIERE DECIR QUE EL SER HUMANO ES UN SER SEXUADO?.-Dios creó al hombre como varón y mujer. Los creó el uno para el otro en el amor.Los creó para la transmisión de la vida.
    Ser varón o mujer marca profundamente al ser humano; es un modo diferente de sentir, una forma diferente de amar, una vocación diferente en relación con los hijos, otro camino de fe.Dado que quería que existieran el uno para el otro y se complementaran en el amor, Dios hizo diferente al hombre y a la mujer. Por eso el hombre y la mujer se atraen sexual y espiritualmente. Cuando el esposo y la esposa se aman y se unen corporalmente, su amor encuentra una profunda expresión sensible. Así como Dios es creador en su amor, el hombre puede ser creador dando vida a los hijos.

    ¿EXISTE UNA PRIMACÍA DE UN SEXO SOBRE OTRO?.-No.Dios ha concedido a hombres y mujeres la misma dignidad como personas.
    Los hombres y las mujeres son personas creadas a imagen de Dios e hijos de Dios redimidos por Jesucristo. Es tan poco cristiano como poco humano el discriminar o postergar a alguien por ser varón o mujer. La igualdad en dignidad y derechos no significa sin embargo unifomidad. Un falso igualitarismo que ignore la peculiaridad propia del varón y de la mujer, es contrario a la idea creadora de Dios.

    Continuará

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  2. El Espíritu Paráclito, Defensor y Espíritu de la Verdad, así llama Jesús al Espíritu que nos va a enviar desde el Padre.Desde que Jesús resucitó estamos viviendo en el tiempo del Espíritu. Ya hemos empezado a dar testimonio de Cristo y estamos intentando, desde nuestras limitaciones, continuar su misión. El Espíritu es el Protagonista principal. La Madre de Jesús nos acompaña.

    La Santísima Virgen es la Reina de los Apóstoles. Ella, mientras vivió en este mundo observó una vida como los demás, llena de preocupaciones familiares y de trabajos, siempre unida a su Hijo. De su intensa vida de oración y de su unión con Jesús sacó María la inspiración y la fuerza de su apostolado. Ella, que ha sido abrasada por el Amor de Dios, sintió la urgente necesidad de conducir al Señor a todos los hombres; nadie colaboró tanto como María al lado de Cristo para la salvación de la Humanidad. Trajo al mundo al Redentor y estuvo al pie de la Cruz y lo vió morir entre indecibles tormentos: sublime apostolado el de María, consecuencia de su inmenso amor a Dios y a los hombres. El apostolado de María se desarrolla de la manera más humilde, escondida y silenciosa. Ahora está en el Cenáculo, reunida con los Discípulos, en Oración. esperando el Pentecostés.

    Te saludo, mi querida Madre, pero no encuentro en mí algo que te pueda ofrecer y que sea digno de Tí...Todo está condicionado por mi contingencia.Te invoco por la mañana y por la tarde; te invoco a lo largo de mi penoso camino; te suplico que me inspires para que mi vida sea grata a Dios y pueda conseguir la eterna salvación.

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  3. Oración: "Os expulsaran de las sinagogas"
    https://youtu.be/0SODjM38hCg

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  4. Santo Rosario: Misterios Gozosos
    https://youtu.be/bVvUw2HCmbU

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